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El papel de UN en la trama Zapata-Morales

De veras que Unidad Nacional (UN) no está involucrada en la trama Zapata-Morales? ¿Por qué los medios de información no terminaron de escudriñar el asunto? Para comenzar, no hay que excusarle de la polémica al presidente Evo Morales, que tuvo una relación con la mujer, que asintió en una ocasión que supo que tuvo un hijo con ella, que sus abogados incluso le ayudaron a conseguir el certificado de nacimiento, que se alegró cuando le dijeron que el pequeño estaba “vivo” y que sus colaboradores más cercanos hablaron con una “solvencia” llamativa sobre la situación del infante de marras.

Ya sabemos cómo comenzó este culebrón. A 18 días del referéndum convocado para consultar a los bolivianos sobre una eventual modificación de la Constitución para abrir paso a una nueva repostulación electoral del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García en 2019, el productor de televisión Carlos Valverde anunció una “primicia”: Morales y la joven Gabriela Zapata tienen un hijo. Y mostró un certificado de nacimiento con el nombre de Fidel Ernesto Morales Zapata, nacido en La Paz el 30 de abril de 2007. Y sentenció: hubo tráfico de influencias (esto por el vínculo de la mujer con contratos con el Estado a través de la empresa CAMC, de la que era una de las gerentes).

Valverde es muy allegado de Samuel Doria Medina, desde, al menos, el gobierno de Jaime Paz Zamora, del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), en el que fueron autoridades importantes. En el último tiempo, ambos coincidieron en algunos proyectos comunes, como la presentación, en noviembre de 2015, del libro de Valverde, Coca, territorio, poder y cocaína. En la testera se encontraba Doria Medina, cuya organización, Fundación Pasoskanki, propició la edición del documento.

Instalada la trama en los medios de información y en la comidilla de la gente, políticos de oposición consideraron razón de Estado el asunto, y UN intervino de manera directa a través de la exdiputada Cynthia Perou, quien se preocupó de manera inusual por Gabriela Zapata; la visitó en al menos siete ocasiones en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes, entre marzo y abril de 2016. Aunque la mujer dijo que el peregrinaje a la cárcel fue iniciativa propia, Zapata contó que fue a verla como representante de Doria Medina, extremo que negó el senador de UN Arturo Murillo.

Murillo y el exdiputado Jaime Navarro, también de UN, fueron señalados de haberse reunido varias veces con Pilar Guzmán, la famosa “tía espiritual de Zapata”. No se supo a ciencia cierta cómo apareció en la trama la mujer, que fue protagonista del escándalo de principio a fin, hasta que fue inculpada y detenida por “inventarse” el niño del que tanto se habló.

Pero quien más protagonismo tuvo en el bullado caso fue el abogado Eduardo León, que hizo de defensor y vocero de la causa de Zapata. Algunos lo señalan como el nexo para las entrevistas en la cárcel con Zapata y hasta la filtración de las copias de una supuesta conversación vía WhatsApp de la mujer con el otrora ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana.

León —con detención domiciliara por  el caso del niño falso— se avino a la defensa de Zapata de forma sorpresiva y repentina. Antes, asistía legalmente al diputado Rafael Quispe, aliado de Doria Medina, en distintas intervenciones con motivo de la defensa del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

En las declaraciones relativas a las investigaciones del caso del niño falso, el abogado fue nombrado por el menor que suplantó al supuesto hijo de Zapata y Morales. El niño C. B. V. C. dijo que había comido pizza con los abogados León y Williams Sánchez la noche que iba a ser mostrado a CNN, el 5 de mayo de 2016, en el hotel Camino Real de zona de Calacoto.

El nombre de León y sus acciones fueron refrescados en las últimas semanas por Sánchez, quien fuera el otro de los abogados de Zapata. Prófugo del caso “Ácido y sulfúrico” de radio Lasser que Cynthia Perou fue quien entregó $us 60.000 a León, como pago de honorarios por sus servicios.

Este extremo fue denunciado también por el tercero de los antiguos defensores de Zapata, Wálter Zuleta, también prófugo en Perú. “Quisiera que esté acá, que sea valiente, que sea un hombre para venir decir a la verdad”, le retrucó León.

Éste se había declarado decepcionado de haber intervenido en la defensa de la mujer, a quien conoció mientras duró su trabajo y la defendió con un llamativo oficio (sus colegas Sánchez y Zuleta coincidieron en que su papel fue la defensa política).

El 11 de mayo de 2016, la jueza 2ª Pública de la Niñez y Adolescencia de La Paz, Jacqueline Rada, declaró la “inexistencia física comprobada del niño”. Cinco días más tarde, el 16 de mayo, el mismo Valverde, que había defendido a ultranza la existencia de Fidel Ernesto, dijo que tiene la información de “que el hijo de Evo Morales con Gabriela Zapata, efectivamente, no habría nacido”.

Para entonces, el escándalo había cumplido su fin, menoscabar la imagen de Morales con miras al referéndum del 21 de febrero de 2016. Por la estrecha diferencia de los votos que impidieron la modificación del artículo 168 de la Constitución (51,30% para el No y del 48,70% para el Sí), es posible que el caso Zapata haya tenido fuerte incidencia en los resultados. Pero descalificar el proceso electoral por eso, es un grave contrasentido.