Icono del sitio La Razón

José Gandarilla: ‘La revolución mostró que es vital el compromiso’

Ha visitado varias veces Bolivia y durante su último periplo, el doctor en Filosofía Política e investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) José Guadalupe Gandarilla conversó con Animal Político sobre el legado que dejó la Revolución rusa que cumplió este mes un centenario y sobre los 150 años de la publicación del libro El Capital de Carlos Marx, que fue la temática de una conferencia realizada en octubre en La Paz.

¿Considera que el marxismo y El Capital siguen vigentes?

— Desde luego y más aún en este momento que vive la humanidad en el que la crisis del capitalismo puede significar también la crisis de la misma humanidad. (…) Y esta es una faceta del propio pensamiento crítico del modo de producción capitalista, que es un legado de Carlos Marx y de su obra El Capital en la que se sintetiza la intención argumentativa no solo de cómo se lleva a cabo la vida moderna, sino de la capacidad de lograr la conformación social, en la que las colectividades pueden decidir sobre la producción y reproducción de su propia vida, más allá de entregar su esfuerzo a este sistema que la propia humanidad encontró como un cauce de las fuerzas productivas pero que también tiene límites, porque pone en peligro a la humanidad. Por ello, el pensamiento de Marx y El Capital está más vigente que nunca. (…)

— ¿Cómo ve a Latinoamérica desde estas matrices de análisis?

— América Latina fue un espacio que de manera temprana, por ciertas influencias, recogió buena parte de las ideas socialistas y se interesó porque hubo flujos migratorios, la trayectoria del propio pensamiento, revistas y debates en el curso del siglo XX de diversos autores como los periodistas y políticos Juan Bautista Justo y José Carlos Mariátegui, así como el escritor José Revueltas, y otros. (…) Ahora, en la segunda mitad de dicho siglo la región ha tenido la capacidad de no solo ser receptora de esos pensamientos sino ser una integrante más de la discusión y ha producido visiones del marxismo y de las luchas emancipatorias porque evidentemente se ha tenido activaciones políticas que se están desarrollando en la práctica y surgen de los planteamientos de los grandes ideólogos del pensamiento.

— Ya se cumplieron 100 años de la Revolución rusa. ¿Cómo se debe analizar ese hecho histórico, tomando en cuenta que la Unión Soviética dejó de existir?

— Lo que se debe extraer de la Revolución rusa es que en ese entonces la sociedad, que era sobre todo campesina, demostró que pudo superar incluso las condiciones históricas que la propia relación que con Europa se estaba produciendo, de lo que serían los márgenes periféricos del desarrollo del capitalismo, y alcanzó niveles de despliegue tecnológico que pudieron competir con lo más avanzado, en su momento, del capitalismo norteamericano. Pero, la Unión Soviética dejó de existir porque fue incapaz de hacer la transición de tecnologías militares a las civiles, como sí lo hizo el capitalismo occidental. (…) No obstante, la gran lección que se extrae es que el momento que vive la humanidad es de una crisis global gigantesca y una crisis capitalista que desde 2008 se está profundizando, así como la crisis política y de valores que existe.

— ¿Cuál es la lección que deja la Revolución rusa?

— Es como todo ejercicio de emancipación, en nuestra condición histórica se puede cambiar pero tampoco hay garantía de que ese cambio sea permanente. Lo que demuestra la Revolución rusa y muchas de las revoluciones del siglo XX es que para persistir, uno debe seguir comprometido con esa revolución, es decir seguir con la posibilidad del cambio histórico y el acompañamiento de ese proceso. Eso define la relación del Estado y el orden que se crea posterior a una revolución y que tanto es capaz de que se establezca un Estado legítimo para el resto de la sociedad; en la medida que sea legítimo, la sociedad se compromete y sigue involucrada en ese cambio, pero en la medida en que se rompe ese vínculo tiende a burocratizarse como poder político.

— Existen partidos de derecha que ahora son exitosos, como el caso de Argentina y Brasil. ¿Cuál es su percepción sobre esto?

— Es evidente que las luchas de los pueblos están sometidas a los cursos que la geopolítica tiene y el neoliberalismo es el anuncio de un cambio que impacta en la orientación que tienen los procesos de emancipación, de construcción de sociedades más soberanas, de autodeterminación y uso de la gestión de las riquezas, porque cualquier ejercicio autodeterminativo en las economías tiene un significado de una correlación de fuerzas contra los sectores monopólicos. (…) En esa línea, si esa posibilidad de autodeterminación representa una lucha en contra de los intereses de esos grandes corporativos, evidentemente ellos reaccionan y promueven un conjunto de situaciones para impulsar la reoligarquización de las sociedades y una interiorización de los propios sentidos neoliberales en el colectivo social, ya que se impone la noción del sálvese quien pueda o del individualismo que impide cualquier lógica de compromiso.

— ¿Cómo ve a países como Cuba que se mantienen en la esfera socialista-marxista?

— El caso de Cuba es muy particular y no puede ser pensado sino a la luz de esa confrontación con el imperialismo norteamericano. Es una sociedad que resistió por décadas bloqueos económicos y cualquier medida económica debe hacerse con ese arco de limitaciones. Por otro lado, el marxismo que se ha cultivado en ese país no es el que ante una sociedad recupera dogmáticamente un sistema de pensamiento, pues lo que hace es nutrirlo de una raíz del pensamiento del político y periodista cubano José Martí. (…) Ese país presenta un marxismo muy peculiar porque no renuncia a lo más interesante al pensamiento crítico europeo, pero también se nutre de un marxismo martiano en el que la persona y su característica latinoamericana, que tiene una cualidad plural, permite la construcción de una forma ética y moral que posibilita la resistencia de esa sociedad.

Avance en el país se vincula a cultura originaria

El modelo boliviano ha tenido un “avance significativo” en el curso de las luchas emancipatorias debido al arraigo de los principios de las culturas originarias que buscan la integración al esfuerzo colectivo, afirmó el investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) José Guadalupe Gandarilla.

— ¿Cómo ve el modelo de Bolivia?

— Ha tenido un avance significativo en las luchas emancipatorias. Creo que esa síntesis que puede alcanzarse de un arraigo en las culturas originarias y sus principios como los de la cultura aymara como el ama súa (no seas ladrón), ama llulla (no seas mentiroso) y ama quella (no seas flojo) buscan la integración al esfuerzo colectivo y la participación que asegure la reproducción de unidades domésticas que conservan las organizaciones comunitarias. Ese arraigo de principios puede ser vinculado a un pensamiento crítico que no puede reducirse a una ilustración, sino que debe encararse desde el pensamiento originario.

— ¿Cómo pasar del extractivismo al desarrollo?

— Esa es una discusión muy profunda que ha transitado el pensamiento crítico en el último tiempo y se planteó en una visión en dos flancos. El primero, en que todo desarrollo tiende a ser visto o bien como un desarrollismo, que es un modelo ya conocido y que pudo haber fracasado; y por otro, el apego a una expresión de ese desarrollo ligado a la extracción irracional de recursos.

— ¿Cómo se puede encarar esto?

— Con la elección de tecnologías que tienen que ver con patrones tecnológicos y se producen en el mundo y los sistemas de propiedad que rigen a patrones de tecnologías.

José Gandarilla Salgado.Resalta que América Latina fue un espacio que de manera temprana recogió las ideas socialistas porque hubo flujos migratorios, difusión de revistas y varios debates en el curso del siglo XX de varios autores como Juan Bautista Justo, José Carlos Mariátegui, entre otros.

Pérfil:

Profesión: Es doctor en Filosofía Política por la UNAM.

Ocupación: Es investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM-México.

En 2012, publicó Asedios a la totalidad. Poder y política en la modernidad, desde un encare de colonial. Ganó el premio Frantz Fanon 2015 al trabajo sobre el pensamiento caribeño.