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El premio nacional de periodismo

La noche del 5 de diciembre de 1929, en la presidencia de Hernando Siles Reyes, padre de otros dos exmandatarios: Luis Adolfo Siles y Hernán Siles, 51 periodistas celebraron “la primera cena” en el tradicional Club Ferroviario de la esquina Junín y plaza Murillo. Allí nació la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP).

Este mes, la “casa grande” de los informadores bolivianos festeja 88 años con la designación del trigésimo Premio Nacional de Periodismo que llegó a manos del reconocido director de periódicos influyentes de los últimos años, Juan Cristóbal Soruco Quiroga.     

En aquella cena fundacional, el primer ejecutivo de la APLP, Juan Cabrera García, gerente de La Razón, diseñó la línea visionaria de la entidad: “Sostener la libertad de pensamiento, pedir la plena vigencia de la Ley de Imprenta (promulgada en enero de 1925) y plantear al Gobierno seguridad para la gente de prensa”. Esas razones marcaron las luchas del periodismo en todos los gobiernos, sean de corte autoritario, democrático o semidemocrático.  

Su primer Tribunal de Honor, conformado por Bautista Saavedra, Daniel Sánchez Bustamante y Franz Tamayo, fue también impulsor de esa trilogía de principios que aún perviven.

Desde entonces, el ojo avizor del periodista reacciona apenas atisba una señal adversa —como cuando apareció el reciente y triste proyecto de ley sobre “información responsable”, que no logró prosperar.

En ese contexto, y como cuando fueron reconocidos los célebres Huáscar Cajías, José Gramunt, Ana María Romero, Jaime Humérez, Jorge Canelas, Carlos Mesa, Juan Carlos Salazar, entre otros personajes de valía moral y profesional, el viernes 8 de diciembre, en otra cena histórica, más de dos centenares de profesionales presenciaron la entrega del Premio Nacional de Periodismo.

El galardonado, Juan Cristóbal Soruco, actual director de Los Tiempos de Cochabamba, dirigió Presencia, La Razón y La Prensa. Fue consultor en varias entidades estatales/privadas, jefe de la carrera de Comunicación de la UCB y director adjunto de Extend, la primera agencia de Comunicación Corporativa de Clemencia Siles: nieta, hija y sobrina de los expresidentes del mismo apellido.

Pero, antes de llegar a esos niveles profesionales, hace unos 50 años, el periodismo comenzó a circular por las venas de “Juancho” desde cuando editaba el boletín La Kantuta en el colegio San Agustín de Cochabamba. El estallido de la guerrilla del Che Guevara (1967), su paso por Radio Juan XXIII de San Ignacio de Velasco y sus experiencias en el quincenario Coyuntura publicado hasta el golpe de García Meza, influyeron en su interés por abrazar esta compleja y hermosa profesión. “Fue en ese lapso que el oficio, convertido en vicio, entró en mi organismo”, reveló el galardonado al autor de este artículo.

En su criterio, los profesionales de la información enfrentan obstáculos para cumplir la misión de informar, orientar y fiscalizar debido al “secretismo de las fuentes oficiales”, el uso de la publicidad estatal para tratar de influir en la línea informativa/opinativa de los medios y la presión que ejercen sobre los medios entidades como Impuestos, la Autoridad de Empresas y el Viceministerio de Lucha Contra el Racismo, entre otras.

Pero aparecen también voces críticas sobre la situación que vive el periodismo nacional. Hay quienes creen que en algunos niveles hay una crisis de calidad y credibilidad. Frente a la percepción, Soruco responde: “Una limitación de esos analistas es su poca experiencia en salas de redacción y, muchas de las hipótesis sobre las que trabajan, se convierten en afirmaciones sin la suficiente investigación”.

Replica las críticas al trabajo informativo con la solvencia que le otorga más de 30 años de sobrevivencia en las entrañas de los medios. Así, recomienda a las nuevas generaciones ejercer con humildad: “Será buen periodista el que está convencido de que busca la verdad y no el que cree que la tiene”. Soruco considera que el periodista debe asumir un doble compromiso ético/moral: consigo mismo y con la gente, y capacitarse permanentemente al calor de los cambios tecnológicos y sociopolíticos. Aconseja que el reportero debe ser “irreverente frente al poder, lo que no significa irrespeto”.

Por tanto y sobre la base de los principios germinales de la entidad, la Ley de Imprenta, los códigos de ética y las recomendaciones de Soruco, las generaciones actuales tienen el reto de caminar sobre la solidez de la huella que legaron esos 51 fundadores que en 1929 asistieron a la “primera cena”. De ese modo, se logrará que jamás, ningún comunicador, sea invitado a la “última cena” de la APLP.
  

30        Juan Cristóbal Soruco

29         Juan Carlos Salazar del Barrio

28        Mario E. Maldonado Viscarra

27        Mario ‘Cucho’ Vargas Rodríguez

26         Mario Castro Monterrey

25        Carlos Diego Mesa Gisbert

24        Mariano Baptista Gumucio

23        Augusto Dávila

22        Humberto Vacaflor Ganan

21        José ‘Tito’ Vila de la Viña

20        Harold Olmos Mercado

19        Luis Eduardo ‘Ted’ Córdova

18        Antonio Miranda Soliz

17        Mabel Azcui Matos

16        Ángel Torres Sejas

15        Jorge Canelas Sainz

14        Alberto Bailey Gutiérrez

13        Enrique Millares Bonecarrere

12        Alfonso Prudencio Claure

11        Ana María Romero de Campero

10        Luís Ramiro Beltrán Salmón

9        Jaime Humérez Seleme

8         Pedro Rivero Mercado

7         Huáscar Cajías Kauffmann

6         Óscar Peña Franco

5        José Gramunt de Moragas

4        Marío Ríos Gastelú

3         José Nogales Nogales

2         Víctor Toro Cárdenas

1        Alberto Zuazo Nathes