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La radio de hoy, sin contenidos ni formatos

En Bolivia y en muchos países de América Latina, pese a la televisión e irrupción de nuevos soportes (el correo electrónico y las redes sociales) que han multiplicado y masificado la difusión de información y música, la radiodifusión logró mantenerse en escena por su cobertura y accesibilidad.

La radio, al igual que los demás medios masivos de difusión, cuenta con todos los beneficios que ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como la automatización de sus emisiones; el uso de computadoras de última generación para producir de forma digital; el acceso a la web y las redes sociales; la utilización y el manejo de la red social WhatsApp y los mensajes de texto.

Asimismo, en la “maravillosa computadora” y en internet se almacenan cientos de canciones, hace muchos años atrás han quedado en desuso los casetes compactos, los discos de vinilo y, recientemente, los discos compactos.

Los operadores y productores hacen gala de su habilidad en el manejo de la computadora, en los programas en directo solo es cuestión de apretar un botón y para la realización de programas grabados el trabajo es más fácil y rápido. En la actualidad, la producción en radio implica menos tiempo, pero ¿qué pasó con la forma y contenido de los programas?, ¿qué ocurrió con las emisoras que ofrecían, pese a las limitaciones técnicas, programas variados y en diferentes formatos?

Varios de los radialistas están más afanados en “dominar” los paquetes para grabar y editar una cuña publicitaria, mientras que aquellos que acceden a ser locutores están “más” preocupados por modular correctamente su voz; pero ahora casi nadie quiere escribir para hablar; ¿qué tan difícil es plasmar las ideas en un papel? Muchos locutores de emisoras musicales y también de algunas informativas piensan que en radio no es necesario escribir guiones o libretos.

En muchas radioemisoras no conocen los formatos, por ejemplo a todo le llaman jingle o reportaje. En el caso de las radios informativas (aunque no en todas) confunden las noticias con el reportaje, siendo que este último tiene características muy diferentes. El radiorreportaje es un formato de interpretación, donde se analiza un hecho noticioso y como lo diría el reconocido comunicador y radialista Mario Kaplún es una “monografía radiofónica” que requiere de un proceso más complejo para su realización. En radio, los formatos para presentar información periodística actual se denominan nota simple y nota ampliada, que aún se producen en las radios informativas de las grandes redes.

En las radios musicales existen productores que a todo le llaman jingle y desconocen que este formato es un tipo de cuña radial. El jingle es una pequeña pieza cantada, es un modelo de cuña donde se presenta un mensaje radial corto a través de la interpretación de un cantante.
En la actualidad, la crisis que sufre la radio musical se agudizó debido a que los únicos formatos que se manejan son: pedidos musicales, una mala presentación de la radiorrevista musical y en contadas emisoras, el invitado especial y el microprograma musical.

Quedaron en el olvido creativos formatos como el discodebate, el acertijo musical, el frente a frente, la parodia musical de los muchos que existen y que pueden ayudar a producir programas radiales, no solo para difundir música, sino también información e historia de los intérpretes y compositores.

Las denominadas radios musicales (aunque no todas) se convirtieron en una especie de discotecas al aire donde el conductor se pasa todo el tiempo hablando en “diminutivo” y enviando “saluditos” a sus ocasionales oyentes.

Por otro lado, en la mayoría de las radios musicales, los productores se limitan a grabar la publicidad (no producen ni los avances de los programas). Crear otras piezas sonoras es pérdida de tiempo y desgaste de los equipos; además a los empresarios (no todos), dueños del medio, no les interesa proponer otros programas pues no “venden”, solo vende el locutor o locutora de la “buena voz” que presenta los temas musicales, aunque no tengan ni idea de lo que están hablando.

La radio de hoy cuenta con todas las comodidades, que tal vez hubieran deseado los locutores, periodistas, libretistas, operadores y productores de antaño; pero es una radio “vacía”, sin contenido ni imaginación ni formatos; salvo algunas excepciones, claro está.