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Europa contra Putin

Cuando los dirigentes de la Unión Europea (UE) se reunieron el jueves 22 de marzo para una cena de trabajo dentro de su nuevo y lujoso cuartel general, la conversación giró en torno a Rusia. Mientras cenaban vieiras y cordero, la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, compartió información de inteligencia con detalles sobre las altas probabilidades de que el Estado ruso haya llevado a cabo el envenenamiento de un exespía ruso en suelo británico.

Por lo general, May es una mujer que no empata en las reuniones de la UE, puesto que está tratando de negociar la salida del Reino Unido del bloque, pero esta vez no fue así. A la mañana siguiente, los líderes de los países en la UE acordaron que se requiere una respuesta coordinada, según cuatro importantes funcionarios europeos. Luego, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que todos deberían regresar a casa y considerar la expulsión de los diplomáticos rusos.

“Hagámoslo el lunes a las 15.00”, apuntó el Presidente francés, de acuerdo con uno de esos funcionarios, quienes pidieron que se mantuviera su anonimato debido a lo delicado del asunto. Normalmente, la UE no es un ejemplo de determinación, pero la expulsión de los diplomáticos rusos por todo el continente fue un gesto dramático y marcado. Concordó con una acción similar y más amplia por parte de Estados Unidos, que expulsó a 60 rusos y dio señales de un esfuerzo nuevo y más estricto para castigar a Vladímir Putin. “No recuerdo ninguna ocasión anterior en la que tantos países hayan coordinado expulsiones”, apuntó Ian Bond, un exdiplomático británico en Moscú, y añadió que en muchas de las naciones más pequeñas “es la primera vez, desde la Guerra Fría, en que han expulsado a un diplomático ruso”.

En el Reino Unido, May ya había expulsado a 23 diplomáticos rusos en días anteriores de este mes, mientras que algunos miembros de su gabinete hablaron con un tono cada vez más estridente en contra de Putin. Los comentarios que May hizo el jueves en la noche parecieron tensar a otros gobernantes europeos.

Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, respaldaron notablemente el llamado a actuar de May, y ya habían planeado estrategias con el Reino Unido antes de la cena. Los franceses habían brindado a los británicos ayuda técnica para analizar el caso de envenenamiento y llegaron a la misma conclusión. Cuando la pareja Francia-Alemania está de acuerdo, otros tienden a alinearse, aunque sea a regañadientes.

Se tomó la decisión el lunes en la mañana, cuando los embajadores de la UE se reunieron en Bruselas para explicar lo que haría cada país. Se elaboró una declaración para Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, en una reunión en Bulgaria, y el resultado fue que 16 países europeos acordaron expulsar a uno o más diplomáticos rusos, mientras que otros, como Irlanda, también están considerando esa posibilidad.

Los europeos se han acostumbrado al hecho de que entre un tercio y la mitad de todos los rusos en las embajadas occidentales —en la UE y la OTAN— trabajan en la inteligencia, manifestó el funcionario. Sin embargo, ahora Rusia ha hecho imposible que se hagan de la vista gorda.

Hubo satisfacción en Bruselas respecto del resultado, pues incluso Hungría, que sostiene una relación cálida con Putin, acordó expulsar a un diplomático ruso. Grecia y Chipre, que tienen estrechos vínculos con Moscú, no se mostraron dispuestas a hacerlo sin pruebas contundentes, y algunos países pequeños, como Malta, no querían perder la representación en Moscú y arriesgarse a romper relaciones.

Austria decepcionó a algunos, ya que se rehusó a expulsar a cualquier ruso, ahora que el Partido de la Libertad, de extrema derecha, controla el Ministerio del Interior.

Bulgaria, que actualmente ocupa la presidencia en rotación del bloque, se excusó recurriendo al argumento de la necesidad de ser neutral, aunque sus vínculos con Moscú son claros. “Todos respaldamos la postura del Reino Unido”, expresó el primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, el viernes. “Mientras las probabilidades sean altas, pero no haya evidencias, no podemos tomar una decisión sobre el asunto”.

La República Checa, que expulsó a tres rusos, fue un caso particularmente interesante, pues el mensaje estuvo dividido, aunque los medios noticiosos rusos habían sugerido que el gas nervioso pudo haber provenido de ahí. El primer ministro interino Andrej Babis afirmó el lunes: “Si nuestro aliado está en una situación grave y nos pide ayuda, debemos dársela”.

“Rusia cruzó todos los límites cuando declaró que la sustancia tóxica Novichok pudo haber provenido de la República Checa”, añadió. “Es una mentira total y lo negamos rotundamente”. No obstante, el presidente del país, más a favor de los rusos, Milos Zeman, se opuso a las expulsiones. En una declaración, pidió a los servicios de inteligencia del país analizar si alguna vez se fabricó o guardó Novichok ahí, aun cuando los funcionarios gubernamentales lo han negado.

La reacción de Italia inquietó a algunos, debido a las negociaciones que están teniendo lugar para un nuevo gobierno después del fuerte despliegue de los partidos populistas en las elecciones recientes. Matteo Salvini, líder del partido Liga Norte, es aliado de Putin y criticó las expulsiones.

“Boicotear a Rusia, renovar las sanciones y expulsar a sus diplomáticos no resuelve los problemas, sino que los agrava”, escribió el lunes después de que Italia anunció que expulsaría a dos diplomáticos rusos. “Es mejor el diálogo. Quiero un gobierno que trabaje para la paz, el crecimiento y la seguridad futuros. ¿Estoy pidiendo demasiado?”

En Bruselas, algunos funcionarios señalaron que las expulsiones coordinadas muestran que la solidaridad europea puede trascender incluso la decisión del Reino Unido de separarse de la UE, conocida como brexit, o las acres negociaciones respecto de esa decisión. Otros estuvieron en desacuerdo, pero las expulsiones  fueron claramente una ganancia para May.