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El reajuste del poder golpea a Unasur

La reconfiguración de las fuerzas políticas en Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Perú, que pasaron a manos conservadoras en los últimos años, ha puesto en entredicho la vigencia y sostenibilidad de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el bloque de integración que nació legalmente en 2011 al cobijo de gobiernos de izquierdista.

De hecho, la “señal” —emitida por Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú— de dejar en suspenso su participación en este bloque obligó a la diplomacia boliviana a reactivar un cabildeo con los países de la región en medio de tensiones ideológicas y proyectos de integración inconclusos, promovidos desde la Secretaría General de Unasur.

La socióloga María Teresa Zegada recuerda que Unasur fue una iniciativa de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela en momentos en los que estos países constituían una “articulación alternativa” a las que ya existían en América Latina. Hoy, esos seis países —sostiene la experta— no tienen la misma línea política de hace siete años y que probablemente estén usando la suspensión como “pretexto” para alejarse. “Es probable que esas naciones no sientan que tienen representación y no hallan un sentido para seguir”.

El 19 de abril, a una semana de que Bolivia asumiera la Presidencia Pro Témpore (temporal) de Unasur, estas seis naciones enviaron una carta en la que manifestaron su decisión de “suspender su participación” en las reuniones del bloque hasta que se concrete la designación del secretario general, postergada desde febrero de 2017 por falta de consensos entre los países miembros. Las naciones que emitieron esta dura señal política concentran cerca del 80% del apoyo financiero en favor del bloque.

Zegada considera que la medida pudo ser influenciada por visiones disímiles sobre la crisis política que afecta a Venezuela, pues precisamente los representantes de estos seis países “en suspenso” creen, contrariamente a Bolivia, que en esa nación se rompió el orden democrático y además tienen dudas respecto a la legalidad con la que el presidente Evo Morales busca postularse una vez más a la presidencia. A esto se suma el clima de opinión crítico que rodea el encarcelamiento del exmandatario de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva.

El 23 de abril, durante su visita a Cuba, el presidente Morales anticipó que conversará con sus colegas y que hará todos los esfuerzos a fin de lograr un consenso para resolver el nombramiento del nuevo secretario general del organismo. Valoró el aporte político del bloque así como de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). “Vamos a entendernos, no pensando solamente en presidentes y en nuestros partidos, sino pensando en nuestros pueblos. Es importante la integración y esperamos también que algunos presidentes escuchen a sus pueblos para seguir con este proceso de integración de Sudamérica”, señaló el gobernante respecto a las pautas del cabildeo que ahora él mismo dirige.

En criterio de Karen Longaric, profesora de Derecho Internacional de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la crisis del bloque regional es más profunda. “Parecería que Unasur ha durado lo que sus ideólogos duraron en el poder. Desde su nacimiento estuvo impregnada de un discurso político muy radical”, apostilla la académica.

Longaric cree que la causa de una “posible desintegración” del bloque regional radica en “una separación entre los gobiernos que respetan el orden democrático y los que lo vulneran”.

Unasur, que agrupa a 12 países de Sudamérica, nació el 23 de mayo de 2008 cuando se aprobó el Tratado Constitutivo, el cual entró en vigencia el 11 de marzo de 2011, una vez que los congresos de al menos nueve países ratificaran el pacto internacional.

El objetivo principal del bloque es construir un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, dando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento, el medio ambiente y otros con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco de profundizar la soberanía e independencia de los Estados.

La idea nació en diciembre de 2004 en la Reunión de Presidentes de América del Sur cuando se creó la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) que luego daría paso a Unasur. La organización fue impulsada por el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez, con el apoyo del exmandatario argentino Néstor Kirchner y su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Longaric considera que si bien Unasur fue creada para construir un espacio de integración dando prioridad al diálogo político, la integración energética y el desarrollo de la infraestructura física en la región, lo cual era de enorme interés político y económico para Chávez, Lula y Kirchner, ese organismo aún no ha realizado acciones concretas para cumplir esos fines.

Para el canciller Fernando Huanacuni, el estado de “suspenso” en Unasur es el reflejo de la dinámica política en Sudamérica que busca un “nuevo equilibrio político regional” debido a que han emergido gobiernos con distintos lineamientos políticos.

En una entrevista con el programa En clave polítik, emitida por Telsur, la autoridad diplomática manifestó que durante la presidencia de Argentina los 12 consejos ministeriales sectoriales trabajaron de manera permanente, pero faltaron “diálogos de alto nivel de cancilleres y presidentes”, los que no se concretaron durante el último año. Ante esto, Huanacuni afirmó que se convocó a una reunión extraordinaria de ministros de Relaciones Exteriores para la segunda quincena de mayo a fin de solucionar con un “diálogo de alto nivel” la elección del secretario general.

Espere…

“Esta reunión será muy importante porque se darán los nuevos lineamientos de los nuevos tiempos y además se hará la designación de un Secretario General que también sea un factor de articulación de los Estados miembros”, aseguró Huanacuni.

El canciller chileno Roberto Ampuero explicó que entre los motivos de su salida del organismo están “las disputas feroces entre los funcionarios, que no conducen a nada, (y así) no hay integración, (Unasur) no es capaz de resolver los temas, hay veto permanente”. “Es una situación que para los países que firmamos esta declaración es impresentable”, añadió la autoridad en una entrevista con radio Cooperativa de Chile.

Para el diputado boliviano de la opositora UD Wilson Santamaría, “la señal” dada por este grupo de seis países es “alarmante” y un “duro golpe” a Bolivia. “Muestra que si no hay una reconducción sobre el respeto a los derechos humanos y a la voluntad popular, el país quedará “aislado”.

“En la región los países que tienen una clara vocación democrática entienden que no puede haber un organización que encubra acciones, que no cuestione la ruptura de la democracia en Venezuela o que mantenga un silencio cómplice sobre la grave crisis de Nicaragua”, dice.

Longaric apunta que en esta “señal” también ha incidido el apoyo del presidente Morales a las acciones políticas de su colega Nicolás Maduro que han sido condenadas por varios países de la comunidad internacional.

El legislador agrega que la actuación del país en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en respaldo a Rusia y Siria también marcará el rol que se juega en materia de defensa de la paz y los derechos humanos. Asimismo, sostiene que se debe analizar si es necesario seguir realizando el aporte para el funcionamiento del bloque.

Los seis países que dejaron en statu quo su participación en el organismo aportan en conjunto $us 8,1 millones, que suman el 83,1% de los 9,7 millones presupuestados para este año. En tanto, la otra mitad de las naciones contribuye con el 16,9% ($us 1,6 millones).

Ante este panorama, Zegada afirma que el discurso del Gobierno boliviano debe ser más amplio y debe abrir la posibilidad de que puede haber una “adecuación” a la nueva realidad latinoamericana para que, entre otros propósitos, se pueda dar continuidad a los proyectos de integración.