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Bolivia es un paradigma

No podemos hablar de lo que se ha avanzado si no sabemos cómo estábamos; y es que para nosotros es un tema fundamental no olvidar la historia de nuestros pueblos. El colonialismo se legaliza con la República, por eso se ve en los periódicos de esos tiempos los avisos de compra y venta de haciendas, cuando se publicaba: ‘Vendo hacienda, con pongos y taquia’; nosotros (los indios) éramos solo la yapa en esos negocios; sin derechos a la educación, a la salud, y hasta a la ciudadanía. Cuando llegó la conquista, los colonizadores han demorado 40 años en discutir si teníamos o no alma. Llegaron a la conclusión de que la teníamos y nos dijeron ‘indios’, luego ‘campesinos’, por la Reforma Agraria (1953), luego, que tal vez podríamos ser ciudadanos bolivianos siempre que hagamos el servicio militar obligatorio; o sea, toda una tragedia de racismo y discriminación que se ha vivido desde los pueblos indígenas, y desde ahí hay que mirar lo que en este tiempo hemos avanzado. Realmente es algo que no lo habían soñado ni los líderes más radicales; con esos ojos hay que mirar ahora Bolivia.

Es en ese escenario que hay que valorar la nueva Constitución, que es una de las más avanzadas en el continente, donde centralmente se habla de los derechos de los pueblos indígenas; vemos que nos reconocemos como un Estado laico, en el que si uno quiere ser católico, evangélico o musulmán o de la religión de la Pachamama, tenemos todos el derecho de hacerlo y a eso llamamos ‘democracia de las religiones’.

Ahora ya no nos dicen que Bolivia es una sola nación, un solo idioma, una sola religión; hoy reconocemos las 36 naciones, culturas, idiomas; a esto llamamos Estado Plurinacional. El hecho de llamarnos Estado Plurinacional es un avance que ahora sirve de precedente para países como España, México, que ven en Bolivia un modelo de construcción de sociedad en base a su identidad.

Ahora, cuando pasa a ser desarrollo normativo en el Parlamento, el espíritu de lo que se discutió en la Asamblea Constituyente se degenera. En ésta decimos que tanto la justicia indígena originaria campesina como la justicia ordinaria tienen la misma jerarquía; ese es el enunciado. Pero cuando se vuelve desarrollo normativo, casi hay una mirada racista sobre este concepto y el deslinde jurisdiccional nuevamente nos hace volver los pasos atrás, estableciendo que los casos más fuertes, grandes, deben ser conocidos por la justicia ordinaria; y que la justicia indígena solamente vea casos menores. Esto ha sido cuestionado por todos los pueblos indígenas, esperamos el momento en que volvamos a encauzar el espíritu de lo que fue la discusión de los constituyentes en justicia indígena. Pese a eso, estamos avanzando: hay escenarios donde ya la justicia indígena es lo que prevalece sobre la justicia ordinaria.

La autonomía indígena, por otro lado, sigue siendo un tema en construcción; se está tratando de equilibrar conceptos, disposiciones legales; pero va avanzando la autonomía.

Un tema que nosotros saludamos en la Policía es que el año pasado ha creado la Dirección Nacional de Descolonización, en la que se ha institucionalizado la lucha contra el racismo, la despatriarcalización; entonces, hay voluntad política. También en las Fuerzas Armadas hubo una apertura muy importante, pero no es fácil pues son instituciones que tienen la disciplina, la verticalidad como sus elementos centrales; a pesar de eso, se puede ver que hay un espíritu de adecuarse a las exigencias de la Constitución.

Pero nos falta consolidar mucho, como fortalecer los idiomas. Según la Constitución, todo servidor público debe saber hablar un idioma (originario); trabajamos en eso. Vemos también la recuperación de saberes y conocimientos, que no son ‘usos y costumbres’, como a veces se denomina en el léxico académico. Hay que trabajar además en fortalecer nuestra espiritualidad, en el camino de la descolonización de la religión.

Hacia afuera, Bolivia es un paradigma para otros países; de Bolivia salen nuevos paradigmas hacia el mundo: lo del ‘Vivir bien’, el equilibrio con la Madre Tierra, la Pachamama, descolonización, despatriarcalización, chacha-warmi, la dualidad, paridad, son temas nuevos; ahora está moviendo el pensamiento de filósofos, de pensadores a nivel internacional, y eso es ahora Bolivia para el mundo, un referente en la construcción de una sociedad donde todos somos diferentes pero con derechos iguales; y esto tal vez se puede sintetizar en esta propuesta que tenemos de la ‘ciudadanía universal’, de dejar atrás las fronteras y reconocernos todos como hermanos, que somos hijos de la Pachamama, del planeta Tierra.