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Oposición: la cruda realidad

La composición política de la oposición consiste en: gobernadores y alcaldes que lograron constituir su partido político a través de las instituciones subgubernativas que dirigen; exautoridades políticas estatales de la época del neoliberalismo que tienen siglas electorales sin militancia política; opinadores políticos sin filiación partidaria, constituyéndose en voceros; y, las autonominadas plataformas ciudadanas.

Lo único novedoso son las plataformas, los otros son personajes que nacieron en el neoliberalismo y deambulan en el nuevo escenario político del Estado Plurinacional.

Rubén Costas puede ser considerado el beneficiario político de la crisis estructural de la derecha boliviana, su liderazgo emerge del Comité Cívico pro Santa Cruz, su punto más alto puede ser considerado el cabildo de 2004, que derivó en arrancarle al expresidente Carlos Mesa la convocatoria a la elección de prefectos en cada departamento. Como prefecto electo en 2005, en el movimiento del Consejo Autonómico, del Conalde (Consejo Nacional Democrático) o el referéndum anti e inconstitucional de Estatuto Autonómico de Santa Cruz (que intentó bloquear la Asamblea Constituyente) estuvo subordinado al mando del presidente del Comité Cívico Branko Marincovik; sus dos reelecciones posteriores (2010 y 2015) en la Gobernación fueron por su capacidad de monopolizar el espacio público desde la Gobernación, aunque sin el mismo efecto en los gobiernos municipales del departamento. Sus alianzas electorales nacionales con Manfred Reyes Villa en 2009 y con Samuel Doria Medina en 2014 le permitieron tener representación parlamentaria. La fundación de su organización política Demócratas como posible opción electoral nacional lo proclamó tempranamente (2015) candidato a Presidente del Estado, pero esa ambición fue derrotada por su alcalde cochabambino José María Leyes, acusado y destituido por sobreprecios en las mochilas escolares.

La máxima aspiración de Costas hoy es formar parte de una coalición electoral que le permita mínimamente repetir su bancada parlamentaria y él ser candidato al municipio de Santa Cruz de la Sierra. En la medida en que no tenga un rol político público vinculado a un escenario local, perderá el protagonismo público y mediático.

Doria Medina soñó con ser el heredero de Jaime Paz Zamora dentro del mirismo; no pudo y fundó su propio partido político, Unidad Nacional (UN). UN, más que partido es una sigla electoral que tiene la presencia solo por el poder económico que dispone. Su participación en las elecciones nacionales, sin alianzas, fue: 7,8% en 2005 y 5,7% en 2009; decreció en las elecciones de 2014. En alianza con los Demócratas y otras pequeñas agrupaciones, no llegó al 25%, lo que demuestra que no es un liderazgo de opción de poder, sino solo de voto electoral.

Jorge Tuto Quiroga y Víctor Hugo Cárdenas han engrosado la lista de opinadores políticos, aunque Tuto parece ser el vocero de la Embajada de Estados Unidos que sirve para descalificar todo liderazgo progresista y de izquierda en América Latina.

Las plataformas se presentan como el anti-sistema; se organizan para enarbolar el 21F pero se alejan de los partidos de la derecha boliviana, aunque al interior de estas plataformas están militantes o seguidores de uno u otro partido político de oposición. Su forma pública es el sensacionalismo mediático, que puede derivar en violencia política. Carlos Mesa sería su candidato ideal: sin partido y solo con un club de amigos; sin ideología definida, solo con discurso de coyuntura; pero en sí mismo Mesa es un alter ego que está por encima de la sociedad y para guiar a las masas contra Evo Morales, pero sin tomar partido en la hora de la decisión, porque se considera a sí mismo que está más allá del bien y del mal.

Esa es su radiografía. La derecha no ha renovado liderazgos; con los que tiene tampoco logra articular a la totalidad y seducir a los votantes, por ello que el problema no está en Evo y el MAS sino en ellos mismos.

Los que podrían ser candidatos alternativos tienen en su aspiración o ser alcalde o candidato de unacoalición, tener buena votación y representación parlamentaria o pasar a la historia como el buen tipo que estuvo involucrado en nuestro retorno al mar y defendió los resultados del 21F.