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Fallo, tres posibilidades

Debemos partir de que en este momento cualquier apreciación prospectiva es especulativa; sin embargo, podríamos arriesgarnos a hacer un ejercicio sobre los escenarios que pueden emerger en forma inmediata a la emisión del fallo del más alto tribunal de justicia del orbe. En todo caso, existen tres posibilidades: uno, que el fallo sea totalmente a favor de Bolivia; dos, un fallo creativo intermedio; y, tres, un fallo a favor de Chile.

En el primer escenario, Chile tendría dos posibilidades: la primera, acatar respetuosamente el fallo y asistir a la negociación; si esto ocurre, se abrirían tres posibilidades subsecuentes (aceptar el comienzo de la negociación y en función a su conducta histórica, dilatar o condicionar tal inicio con cualquier argumento; consolidar su negación a ceder soberanía; o, finalmente, exponer sus propuestas de solución). Pero, ¿cuáles podrían ser estas soluciones? Aceptar la cesión de un puerto, exigir una compensación o canje que podría ser por un territorio cualquiera, o áreas que tengan recursos naturales; en el marco de la compensación no territorial podrían proponer su acceso a las cuencas del Plata a través de la hidrovía Paraguay-Paraná y a la cuenca del Amazonas, en el noreste de nuestro Estado; asimismo, la compensación con recursos naturales (agua dulce, litio, hierro u otros) o con energéticos (energía eléctrica, gas, litio, entre otros). No olvidemos la desesperante necesidad del norte chileno por agua dulce: en 17 oportunidades Chile expresó su interés por aprovechar las aguas de la cuenca altiplánica; lo hizo a través de sus presidentes Gabriel Gonzales Videla, Salvador Allende y Augusto Pinochet. Cesión de un territorio con todo menos soberanía, igual que hicieron con el área ariqueña, en favor del Perú, según el Tratado de 1929.

En el marco de la cesión de un corredor, las posibilidades derivadas son múltiples, lo que pero podría incluir un puerto, un enclave con o sin soberanía; en este caso deberá tomarse muy en cuenta la ubicación del mismo dado que al norte de Iquique están los territorios que fueron de la soberanía peruana; ergo, inevitablemente Perú deberá participar en las negociaciones dado que, lo que para Bolivia es el Litoral, particularmente la provincia de Arica lo es para el Perú.

En caso de surgir la probabilidad de la cesión de un corredor al sur del territorio que fue de soberanía incaica, la posibilidad sería un corredor terrestre desde la frontera boliviana hasta el Pacífico con un puente aéreo al medio (de ubicación, ancho, largo y altura negociables) de tal manera, que bajo el mismo continúe el territorio chileno hacia el norte, lo que inicialmente evitaría la continuidad del territorio chileno, dándole continuidad y luego haría innecesaria la opinión del Perú en el conflicto, además de cumplir con las exigencias de los tres países.

Chile puede aceptar el fallo, pero “rechazar la negociación”, so pretexto de que no están dadas las condiciones políticas para el inicio de las mismas. “Sui generis” posición que puede darse en la intención de dilatar la consideración del tema.

El segundo escenario probable es que el fallo sea equilibrado. Aquí, Chile podría retrasar el mismo con las consecuencias ya mencionadas y aplicar una estrategia directa, continuando con la demostración de fuerza militar y aplicando la estrategia de disuasión (instalación de puestos militares y ejercicios castrenses en la frontera) o en su defecto, adoptar una estrategia indirecta que podría expresarse en una presión diplomática, económica, mediática, o finalmente militar directa.

Puede también, rechazar el fallo, lo que habilitaría a Bolivia para denunciarle en el marco del artículo 94 de la carta de la ONU, ante el Consejo de Seguridad de esa organización, como Estado que incumple los fallos de la CIJ, lo que afectaría gravemente lo que más cuida Chile, que es su imagen internacional, y continuar con la demanda en otros escenarios.

Finalmente, el tercer escenario podría darse en caso de que el fallo otorgue la razón a Chile; en tal caso, obviamente aceptarían el mismo y podrían rechazar la negociación; si esta situación se da, es muy factible que los esquemas de presión en las áreas mencionadas en el anterior párrafo se hagan objetivas, por lo cual Bolivia se vería obligada a acudir a los otros mecanismos para fortalecer y articular la demanda en otros escenarios distintos a la Corte Internacional de Justicia.

Normalmente y en función de fallos anteriores de la CIJ, éstos difícilmente otorgaron un cien por ciento de razón a uno de los contendientes; regularmente dejan algo para el perdedor (los ejemplos son Nicaragua-Colombia, Costa Rica-Nicaragua, Perú-Chile, Ecuador-Colombia, entre otros). En muchos casos recomendaron negociar “de buena fe”.

No debemos perder la cohesión en torno a la reivindicación marítima ni el optimismo patriótico, pero sin caer en un triunfalismo.