Carlos Mesa, candidato del 21F
La principal apuesta del aspirante presidencial es a la ciudadanía militante de causas.
Aunque las plataformas ciudadanas aún no se han pronunciado en este sentido, el expresidente Carlos Mesa se perfila como el “candidato del 21F”. Apelar al ciudadano o ciudadana “militante de causas” antes que al partidario político; transformar el antiguo dilema “si Evo es candidato, no a las elecciones” es “la mejor forma de defender el 21 de febrero, sus principios y los valores democráticos, es proponerme como una opción para el año 2019” (programa Cabildeo en radio Líder), dan prueba de esta afirmación. El problema es la potencia de todo esto.
Si bien no hay que desmerecer a Mesa esa su habilidad de articular el 21F con una candidatura política, señala el analista Marcelo Silva, tampoco hay que sobredimensionarlo: la movilización por el 21F, definitivamente no iba a poder “ante la lógica electoral que el país (sí o sí) iba a vivir; por tanto, el 21F tenía que encarnarse, personificarse, y ha encontrado en Mesa, diría, una candidatura que si bien no lo representa en todo, porque no representa una novedad, sí es lo menos obsoleto del actual bloque de oposiciones políticas”.
Para la socióloga María Teresa Zegada, es evidente que Mesa “se ha subido a la cresta de la ola ciudadana de rechazo al Gobierno”, pero un poco también le obliga a decidirse: cuando buena parte de la oposición tenía como consigna “participar en el proceso electoral es avalar a Evo candidato”, Mesa llama al realismo político: “reivindica el respeto al 21F, pero como lo más probable es que igual Evo sea candidato, convoca a entrar en el juego; la realidad (elecciones en 2019) se ha ido imponiendo, aunque en esto también ayudó el acortamiento de plazos impuestos por el MAS” a través de la Ley de Organizaciones Políticas, que adelantó la realización de las elecciones primarias.
Ahora, la complementariedad entre la defensa del 21F y la candidatura, noción introducida por Mesa, no es, ni mucho menos su obra, reclama el vocero de Sol.bo, José Luis Bedregal: “No es un dilema: la participación en 2019 está absolutamente vinculada a la necesidad de defender la democracia”; una vez que se han agotado las instancias institucionales para evitar la repostulación de Evo (aunque la última esperanza es que el TSE decida inhabilitarlo, lo que es improbable), “lo único que queda al final es el voto”; en este sentido, es legítimo participar en los comicios de 2019, “no solo es Mesa; si nos presentamos a las elecciones de 2019 es por la necesidad de defender la democracia y el voto de la gente”.
Desde dentro del “partido tradicional” interpelado por Mesa, el secretario ejecutivo de Unidad Nacional, Jaime Navarro, más bien es crítico: la cuestión es el proyecto, no la persona, provoca el dirigente de UN: “No se construye proyecto a partir de una persona (Carlos Mesa, para el caso), de una candidatura; UN lo sostuvo siempre: no puedes pasar de un cacique a otro, ¿antes Evo, ahora Carlos? Tiene que haber un proceso de trabajo en equipo, de debate; hay que generar certidumbre” (en la gente).
Si lo esencial para el desarrollo de un proyecto político es la unidad, plantea Navarro, ésta no la va a imponer una persona, por muy buena imagen o cualidades que tenga; en últimas, “la unidad no se la impone, o decreta; se la construye”, enfatiza.
Ahora, el hecho de apelar en primer lugar a los ciudadanos militantes de causas antes que de estructuras, a las plataformas, y luego recién invitar a los partidos (eso hizo en su discurso inaugural Carlos Mesa), para la socióloga Zegada no significa otra cosa que haber entendido el nuevo carácter de la política. “Hoy, la política ya no está pasando solo ni por los partidos, ni tampoco solo por las organizaciones sociales. Con las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), entre otras cosas, hoy día hay una suerte de nuevo sujeto político, anónimo, ciudadano de a pie; es la base de los indignados en España, los estudiantes chilenos, en estos días”; además, hoy ya no son los efectivos movilizadores de ayer los grandes relatos (socialismo, capitalismo social, etcétera), “sino que hoy la política más bien pasa por temas cotidianos”. Aquí, Navarro apunta que las plataformas ciudadanas podrán tener hoy una “gran relevancia, que logran más empatía con la ciudadanía; pero no son el único factor para construir un proyecto de poder”, que es lo que en el fondo, reitera, interesa de verdad.
Hay buena lectura de lo político hoy en la apelación a la ciudadanía, discrepa Bedregal: es una forma de cuestionar el monopolio de los partidos en la representación política. Por eso que Sol.bo critica la recién aprobada Ley de Partidos, pues ésta se queda en el pasado de consagración del monopolio partidario.
Ahora, el otro lado de esta interpelación a la ciudadanía, palabras más palabras menos, ¿no es una anunciada disputa que le está planteando Mesa al MAS por las clases medias, sobre todo urbanas; esas que al final deciden elecciones?
Para Silva, el de Mesa es un discurso derecho a interpelar al “electorado urbano, a las clases medias”; es más, hay un intento de “capujarle” (argentinismo: agarrar al vuelo una cosa) las clases medias que el MAS durante mucho tiempo relegó:
“Ese discurso (de Mesa) trata de llenar ese vacío de interpelación que tuvo el MAS; porque el MAS no ha sincronizado la renovación de su discurso político con la realidad sociológica del ascenso de nuevas clases; es paradójico, pero el MAS ha sido propiciador de dicho ascenso social, pero lo que no pudo hacer fue entablar una relación con esa nueva realidad social; el discurso político del MAS sigue siendo el mismo de hace 12 años”.
Con todo, hay que prevenirse contra la categoría de las “clases medias”, llama la atención Zegada, pues por definición éstas son ambiguas, pero, eso sí, reales. “No tienen identidad política clara. Tal vez sean estos sectores los que definan el resultado de las elecciones. Fueron poco atendidos por el MAS, que se ha centrado más en el sindicato. Hoy lo que parece estar habiendo es una especie de disputa por ese electorado, ese lugar ambiguo, donde el MAS tiene menos posibilidad de llegada; si bien ese sector no se identifica con el proceso de cambio, incluso tal vez se siente afectado, no sabemos cómo va a responder”.
Aquí, los dirigentes políticos Bedregal y Navarro coinciden en que lo disputable no es tanto la “clase media” en sí, sino el descontento, desencanto, protesta social de la ciudadanía contra el MAS.
“No es disputa por las clases medias; recorriendo el país, doy fe de que hay un sentimiento de cansancio hacia las promesas incumplidas, y eso se da en todos lados, provincias, centros urbanos; hay una sensación de agotamiento, hastío, decepción profunda en el campo y las ciudades”, con respecto al MAS, señala el representante de Sol.bo, Bedregal.
“El 21F es una tema nacional, no solo de las clases medias; es una reivindicación de la gente en ciudades, en provincias; del pueblo boliviano. En provincias también hay desencanto”, apunta el secretario Navarro.
Tres días después de que Carlos Mesa anunciara su candidatura, en un comunicado oficial, el presidente de Demócratas, el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, señaló: “Bolivia necesita de más nuevos líderes; los mismos que encabezaron la vieja política de los viejos gobiernos no pueden ahora cubrirse con el disfraz de los ciudadanos; son nuevos tiempos para nuevos líderes”.
– Líderes opositores, personalistas
María Teresa Zegada, socióloga y politóloga: En algunos partidos de oposición se sigue viendo que líderes políticos no parecen estar muy dispuestos a renunciar a sus propias pretensiones políticas; otra vez, hay organizaciones muy centradas en personalismos de la política, hay poca capacidad de renuncia; y eso que no son muy diferentes en sus programas, que en esto son muy afines.
– Se repite el comportamiento
Marcelo Silva, analista político: En las últimas tres elecciones, dos partidos han establecido la tendencia a obtener el 80% de los votos; hubo muy poco espacio para la dispersión: frente al MAS, Podemos, Convergencia Nacional (MRV), Unidad Demócrata. Han repetido esquemas electorales de dos posiciones políticas muy claras, y eso tampoco iba a desaparecer en el proceso actual.
– El recurso que queda es el voto
José Luis Bedregal, dirigente de Sol.bo: El Tribunal Supremo Electoral debería imposibilitar la candidatura de Evo Morales y Álvaro García. Si no lo hace, y como todas las vías constitucionales para hacer respetar el voto están cooptadas, lo que queda es el voto; si nos presentamos a las elecciones de 2019, es por la necesidad de defender la democracia y el voto de la gente.
– Hay que Construir proyecto político
Jaime Navarro, secretario de Unidad Nacional: Por la experiencia que acumulamos, el único posible camino es la unidad, una que se construye, que no se impone. Una imagen o algunas cualidades son insuficientes para desatar unidad, eso es soberbia. La unidad se construye, no se decreta. Debemos tener desprendimiento. Hay que construir proyectos políticos.
– Demócratas tendrá Candidato propio
Rubén Costas, presidente de Demócratas: Los Demócratas nos comprometemos a defender los 2.682.517 votos que el 21F dijeron no. Presentaremos un candidato a las elecciones, pero antes convocaremos a líderes, organizaciones y plataformas a construir la unidad de la oposición; eso sí, apartándonos de mesianismos y personalismos, más propios del pasado que del futuro, que Bolivia necesita.