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Queen, el Rock, las libertades y la salud

En 1979, la influencia de las radios mineras, incluida la radio Pío XII, afincada en la combativa población potosina de Siglo XX, era muy potente en todo el país. La señal de la televisión, que llegó con una demora de al menos 20 años, era transmitida en blanco y negro por el Canal 7 de la TVB. Ese año, el país se preparaba para elegir al nuevo presidente, pues los militares, que habían estado gobernando desde finales de los años sesenta, daban una señal de apertura hacia la democracia.

En enero, los músicos de lengua inglesa más sobresalientes de la época protagonizaron un recital en la misma sede de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de Nueva York. Los grupos ABBA, Air, Wind and Fire y Bee Gees, además de los solistas Rod Steewart, Dona Summer y Olivia Newton John, entre otros, transformaron ese sitio de cabildeo político global en un escenario musical. El dinero recaudado por los derechos de las canciones —Chiquitita de ABBA, entre ellas— fue entregado a Unicef para que esta institución intente paliar la situación de hambruna y enfermedades que enfrenaban millones de niños, especialmente en África. En Bolivia, la poliomielitis ya golpeaba a los más pequeños luego de aliarse con la pobreza, según se lee en los periódicos de esos tiempos.

Con las libertades aún restringidas, la TVB transmitió ese recital en directo. Fue un gran acontecimiento que matizó el clima de polarización política, de alianzas y debates que se centraron especialmente en lo que dejó la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978). Fue por esos meses que apareció el disco sencillo de Bohemian Rhapsody, en las disqueras de La Paz. Esta canción, lanzada por Queen en 1975, no estaba entre las favoritas; es más, es posible que ninguna radioestación de ese tiempo se haya animado a reproducirla en 1979, pues el rock de esos años era un poco exótico, reservado para los coleccionistas y melómanos, o para quienes optaron por desafiar las prohibiciones de los gobiernos militares.

El colega Robert Brockmann, desde su cuenta en Facebook, recuerda que conoció a Queen en 1977 cuando tenía unos 15 años. We are the champions fue la canción que escuchó por primera vez antes de coleccionar y apreciar la música que marcó su vida y de miles de personas. El comentario, en todo caso, estuvo relacionado con Bohemian Rhapsody (Bryan Singer-Dexter Fletcher, 2018) el filme sobre la vida de Freddie Mercury y Queen. Brockmann recomienda la película a pesar de las críticas emitidas por algunos especialistas.

Volvamos. El año de 1979 no terminó tan musical. El golpe de Estado que lideró el coronel Alberto Natusch acabó con el gobierno de Wálter Guevara y se produjo horas después de la única victoria diplomática que logró el país frente a Chile en escenarios multilaterales: la declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la demanda marítima. Ese golpe fue resistido por la sociedad y fue la cadena de radios mineras, liderada por Pío XII, que alentó las acciones populares para la recuperación de la democracia. Corrientes de izquierda y los grupos conservadores se habían alineado en favor de la recuperación de la institucionalidad y las libertades ciudadanas.

Adicionalmente, ese año, miles de escolares fueron promovidos al curso inmediato superior a merced de un decreto, pues la crisis social y política hizo imposible la restitución de la normalidad y que los estudiantes sean evaluados académicamente como ocurre cada fin de año. Alguno podrá contar que pasó de curso por decreto.

Para principios de los años ochenta, las canciones llamadas de protesta clamaban, especialmente en círculos universitarios, por una sociedad más justa, mientras que la gran industria cultural apostaba por el rock. Las libertades ciudadanas se iban restituyendo paulatinamente en Bolivia gracias a la chispa que habían encendido cuatro mujeres mineras (Nelly de Paniagua, Aurora de Loza, Luzmila de Pimentel y Angélica de Flores) con la huelga de hambre que comenzó a finales de 1977, cinco años antes de la toma de juramento de Hernán Siles Suazo, el presidente de la democracia.

En 1982, Bolivia se preciaba por ser una nación con todas las libertades ciudadanas, pero la pobreza y los altos grados de dependencia mostraban a un país con un alto grado de mortalidad infantil y una epidemia de polio que afectó a miles de niños. Las agencias de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unicef desarrollaron junto con el gobierno de Siles cientos de campañas de vacunación masiva.

La situación en el mundo no era mejor. Millones de personas murieron en África meridional, especialmente en Etiopía y Somalia, por efecto del hambre. En 1985, la humanidad había logrado la riqueza necesaria para plantar satélites y fabricar transbordadores espaciales, pero no para alimentarse. Vergonzoso y doloroso.

El 13 de julio de 1985 en los estadios Wembley de Londres y en el John F. Kennedy de Filadelfia (Estados Unidos), una decena de grupos de rock y solistas más exitosos del planeta, entre ellos Queen, Led Zeppelin, U2, Santana y David Gilmour (Pink Floyd), entre otros, protagonizaron, de manera simultánea, el concierto Live Aid para recaudar los recursos para ayudar a África. Ese mismo año, los músicos más populares de Estados Unidos interpretaron We Are The World para recaudar recursos solidarios. África se desangraba.

La banda de Freddie Mercury, Brian May, Jhon Deacon y Roger Taylor deslumbró a los 72.000 espectadores y a miles de millones en todo el mundo. La presentación, para muchos expertos, cambió la historia del rock. En 20 minutos, Queen estremeció al planeta con Bohemian Rhapsody, Radio Gaga, Hammer to fall, Crazy little thing called love, We will rock you y We are the Champions.

Para finales de 1987, la amenaza del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), que desencadena el sida, golpeaba al planeta. Mercury ya vivía con el virus en momentos en los que la humanidad no había desarrollado el modo de tratarla. El vocalista de Queen murió el 24 de noviembre de 1991 a los 45 años.
Bohemian Rhapsody se reeditó en 1992 y radio Fides repuso el éxito en Bolivia. Eran tiempos de libertades, pero de una crisis de Estado sin precedentes. Esa ya es otra historia.