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Aprender a relacionarse

Para construir nuestra verdadera identidad, la Asamblea Constituyente incorporó en la nueva Constitución la obligatoriedad en ciertos aspectos: justicia indígena originaria en igualdad de jerarquía con la justicia ordinaria, el derecho a las autonomías, el Estado laico, y entre eso, el tema del idioma como obligación; esto para tener una identidad plurinacional y para preservar las identidades de los pueblos y naciones que viven en Bolivia.

En lo relativo a la obligación de los servidores públicos de aprender al menos un idioma originario, nosotros no les exigimos que hablen el idioma, así con mayúsculas y con negrillas; lo que les pedimos es que sepan relacionarse con la sociedad boliviana. El servidor público debe tener apertura hacia el Estado Plurinacional, por eso la obligatoriedad. Luego, esto no se hace inmediatamente, nosotros no pedimos que un servidor público conjugue verbo en pasado, presente y futuro en aymara y quechua; no se trata de eso, se trata de que tenga lo esencial para atender, en las ventanillas únicas, en los hospitales, en los lugares donde haya mayor racismo, mayor discriminación por la extracción social o la identidad cultural, por el idioma.

Lo que estamos exigiendo en micro probablemente no se lo pueda hacer en macro inmediatamente; yo entiendo que hay ministros que tienen dificultades por su tiempo; por eso hacemos cursos adecuados a sus agendas. Cuando se trata del servidor público no cualquier instituto puede certificar el idioma; son tres las únicas instancias: la Escuela de Gestión Pública Plurinacional, el Viceministro de Descolonización, y el Instituto Plurinacional de Lenguas y Culturas. Los tres coordinamos. 

Ahora, la enseñanza del idioma no se reduce a solo hablar. En nuestros cursos hay una materia transversal que tiene que ver con el sustento filosófico e ideológico que hace al idioma; aquí se ve qué es ser aymara, cuál es su cosmovisión, su forma de ver el mundo, sus saberes y conocimientos; por qué, por ejemplo, el número 13 para nosotros es sagrado, cuando para occidente es malo; por qué el 21 de junio es el año nuevo andino-amazónico, entre otras cosas.

En relación al hecho de que debería aprenderse el idioma originario del territorio en que se esté trabajando, esto no debe ser como una camisa de fuerza. En Santa Cruz, por ejemplo, cuando lo lógico era que aprendieran el guaraní, por el tema de territorio, hace dos años los servidores públicos municipales dijeron: ‘hay un idioma en extinción, de los ayoreos, el zamuco’; entonces, todos ellos estudiaron zamuco. Éste es un aporte del servidor público para que idiomas o culturas que están en peligro de extinción sean protegidos, y nuestro esfuerzo también pueda ser aprender su idioma; igual puede ocurrir con los chipayas, cuyo idioma, el puquina, es hablado por cinco o seis ancianos. Entonces, si hay voluntad política, institucional, de ayudar a fortalecer otros idiomas que están en peligro, es mucho mejor todavía.

Este tema hoy tiene mucha importancia porque 2019 es el Año Mundial de los idiomas. Bolivia es parte de los nueve países a nivel mundial de las culturas más antiguas; hay que entender la trascendencia de esto. Bolivia quiere presentarse el 2019 al Año Mundial de los Idiomas con nuestros idiomas recuperados y fortalecidos. Nunca dejaremos de ser aymaras, quechuas, guaranís, pero hay idiomas, culturas que por la agresión de la modernidad y por el pensamiento europeizante están en peligro de extinción. Por eso es tarea del Estado protegerlos.

Las altas autoridades quieren ser padres de la patria, senadores, diputados, Presidente, Vicepresidente; al requisito del idioma yo propongo que se incorporen dos; que sean cuatro los requisitos para salir de la sociedad anquilosada que nos dejaron. Primero, es obligatorio el Sipase, un certificado anual que se otorga cuando un servidor público no tiene denuncia de violencia contra la mujer. Luego, el requisito del idioma, que está en la Constitución; tercero, el servicio militar obligatorio (investigando en las Fuerzas Armadas, encontramos que el único Presidente que ha hecho el servicio militar obligatorio es Evo Morales, todos los demás no han hecho este servicio). Tenemos que exigir que se ejerza este servicio, porque ciertas élites también se han acostumbrado a comprar libreta. El cuarto requisito debería ser un certificado de no racismo o no discriminación, porque éste es un mal que aqueja a nuestro país.
Muchos senadores y diputados fueron denunciados por racismo o discriminación. Estos cuatro requisitos nosotros los vamos a sugerir al Órgano Electoral, que se incorporen.