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Hoja de coca y mercado internacional

El 2018 termina con grandes ejemplos de regulación en  el escenario internacional de la política de drogas; es preciso analizar las tendencias para entender los pasos que Bolivia debe dar si desea avanzar con su política de regulación con miras a la reivindicación internacional de la hoja de coca y las posibilidades de su exportación.

Como primer acierto podemos mencionar a Uruguay, con su Ley  19172, que regula la producción, distribución y venta de cannabis y cuya eficacia se mide en términos de los derechos de las personas, al brindar una respuesta sanitaria desde la salud pública. Sigue Canadá, primer país del G7 que legaliza el consumo recreativo de la planta, y México, que recientemente presentó su propuesta de Ley General para la Regulación y Control del Cannabis.

Estos países (sumados a otros con iniciativas de ese corte para 2020, como Nueva Zelandia) esperan llegar a acuerdos comerciales entre partes, dado que el contexto internacional permite nuevas alternativas legales que no rompen con las convenciones ni dependen del consenso en los escenarios más grandes de decisión sobre política de drogas. La primera alternativa son los tratados inter se (entre sí, latín, entre dos o más países) y la segunda se basa en solicitar una revisión crítica a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Bolivia y hoja de coca. En 2011, el Estado Plurinacional de Bolivia propuso una enmienda al artículo que prohíbe el uso y la masticación de hoja de coca en la Convención del 61, amparada en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007. Esta primera propuesta generó falta de consenso, dando como resultado que 18 países, encabezados por Estados Unidos (junto a México y una coalición de aliados), votaran en contra, argumentando que lo más importante era mantener la integralidad de las convenciones y tratados internacionales sobre drogas. Esta votación instó a Bolivia a salirse de la Convención Única para readherirse en 2013 con una “Reserva para el uso tradicional de hoja de coca”, propuesta a la que también México puso una objeción; sin embargo, la estrategia de la Reserva fue llevada a cabo con éxito y hoy resulta estar vigente en la actual Ley General de Coca 906, que norma al menos cinco aspectos del mercado interno, pero que se ve limitada cuando se habla de la exportación, dado que jurídicamente nuestra Reserva es solo aplicable en el ámbito nacional.

A principios de diciembre de 2018, el Gobierno de México retira sus objeciones a las propuestas planteadas por Bolivia: la de enmendar la Convención Única del 61 y la propuesta de readhesión mediante la Reserva. El desistimiento a las objeciones enviado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) por La Misión Permanente de México ante este organismo, tuvo como argumento que este país había decidido retirar sus objeciones tras realizar una evaluación detallada de los recientes desarrollos en materia de drogas a nivel multilateral.

¿Cuál es el desarrollo en materia de drogas a nivel multilateral? El retiro mexicano de sus objeciones a Bolivia es clave cuando se analiza el giro que pretenden dar países con políticas progresistas sobre drogas. Es claro que, a diferencia de hace cinco años, el país del norte hoy no tiene esa intención de seguir “al pie de la letra” los tratados y las convenciones pues teniendo ya en puerta una política pública de regulación de cannabis, si es que contempla el comercio internacional debe ver otras opciones.

Iniciar acuerdos comerciales a nivel internacional sin alterar el marco de los tratados no es tan fácil, ante la falta de consensos surgen nuevas estrategias para la consolidación de convenios colectivos o tratados inter se que, según John Walsh director de Washington Office for Latin America (WOLA) y Martin Jelsma de Trans National Institute (TNI), son una especie de “reservas colectivas” a las que los países pueden acudir en caso de que el régimen de los tratados no pueda ser modificado. Este mecanismo permite que un grupo de países pueda crear  un régimen único para las partes involucradas y ofrece salidas comerciales a países que quieren hacer intercambio comercial de plantas prohibidas por la Convención del 61. Así la decisión de México está relacionada con su posible participación en tratados inter se sobre cannabis con otras países.

Bolivia, posibilidades reales de comercio exterior y hoja de coca. Actualmente, Bolivia no tiene oportunidad de exportar la hoja de coca pues la Reserva boliviana es unilateral, así para que otros países puedan comprar nuestro producto hace falta una apertura jurídica de ambas partes. Una alternativa a este panorama son los tratados inter se, que bien pueden ser desarrollados a partir de retomar acuerdos con países interesados como Venezuela o Ecuador.

Otra alternativa es pedir la reclasificación de la hoja de coca con base en una recomendación de la OMS, como se está haciendo actualmente con el cannabis, que hoy se encuentra en proceso de revisión crítica. 

A Bolivia, entonces, le quedará estar al corriente de lo que está pasando afuera para avanzar con sus acuerdos comerciales y dar seguimiento a la solicitud realizada a la OMS en 2018, pues, al parecer, más que una buena alternativa será una tendencia en política de drogas hablar de regulación con horizonte en acuerdos colectivos y mercados internacionales.