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Sacha Llorenti Soliz: ‘EEUU usa al sistema multilateral como un limón’

— ¿Por qué Bolivia apoyó a Rusia en el tema del supuesto uso de armas químicas en Siria?

— Siria está atravesando todavía por una de las peores tragedias del siglo XXI, una guerra que está durando siete años, medio millón de muertos, con millones de desplazados y refugiados. Estados Unidos en dos oportunidades llevó a cabo acciones unilaterales, violando flagrantemente la Carta de las Naciones Unidas; esta Carta prohíbe acciones de carácter unilateral, para cualquier acción se requiere de la autorización del Consejo de Seguridad, en ningún caso la hubo. Ahora es conocido que Estados Unidos junto a otros aliados intervinieron en Siria con el propósito de derrocar al gobierno sirio, siguiendo la lógica de lo que pasó en Irak y Libia. Antes de decir por qué Bolivia votó a favor o en contra, hay que ver este contexto, si no, la situación se simplifica muy mal. Bolivia incluso propuso un proyecto de resolución para que se construya un mecanismo de investigación sobre el uso de armas químicas en Siria; el problema era que la propuesta que hacían —por eso Bolivia votó en contra— no incluía asuntos como la visita in situ para la investigación de estos hechos. Y nosotros lo decíamos claramente: lo que queremos es que haya unidad en el Consejo de Seguridad y que no se politice el tema; lamentablemente se intentó politizar el asunto y no se llegó a un consenso sobre ese mecanismo de investigación. Bolivia no solamente se opuso, también propuso; tampoco esto fue aprobado. La situación en Siria todavía estaba tensionada, y lo que nosotros vimos es que algunos miembros del Consejo intentaban utilizarlo por razones políticas; por eso Bolivia votó en contra.

— ¿Pudo avanzar luego el Consejo de Seguridad sobre el tema?

— Lamentablemente el Consejo no avanzó; es un tema que todavía está en mesa. No se llegó a adoptar un mecanismo, esperemos que se lo haga. Las reglas de la Carta de la ONU implica que tiene que haber un acuerdo que debe ser adoptado por el Consejo, y eso incluye que las principales potencias se pongan de acuerdo. En todos y cada uno de sus discursos, Bolivia se ha opuesto, bajo cualquier circunstancia y de manera inexcusable, al uso de armas químicas, por cualquier actor; y cualquiera que lo haga debe ser sancionado por el derecho internacional.

— Tema permanente del Consejo es Palestina. Parece que lo que más tensionó aquí fue la decisión de Estados Unidos de trasladar su embajada a Jerusalén.

— La palestina es una de las situaciones más trágicas de la historia de Naciones Unidas. Cuando presidimos el Consejo se cumplieron 50 años de la Guerra de los seis días, por la cual Israel ocupó territorio palestino. En ese momento noso- tros hicimos un debate sobre eso. La decisión de Estados Unidos de cambiar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén implicó una violación gravísima de resoluciones del propio Consejo de Seguridad y de la Asamblea General. Bolivia se opuso, junto con los 13 miembros restantes; éramos 14 contra 1. Estados Unidos quedó aislado, ni siquiera sus socios más cercanos apoyaron esa decisión, pero impuso su veto y no se adoptó una  resolución de condena.

— Igual ha debido pasar con Irán y el abandono de Estados Unidos del acuerdo nuclear, que hasta los países europeos le reprochan.

— Lo que pasa con Estados Unidos es que utiliza el multilateralismo, a las instituciones multilaterales, como cuando se hace una limonada: exprime el limón lo más que puede, y cuando ya no puede exprimir más, lo descarta. Cuando el multilateralismo ya no le sirve a Estados Unidos, usa otros mecanismos. Y claro, esta es la gran lucha, por el multilateralismo, hoy amenazado desde distintas fuentes: el acuerdo con Irán es una de ellas, la situación del cambio climático, el alejamiento del Pacto global de migraciones, del conjunto de derechos humanos, de Unicef, los ataques a la Corte Penal Internacional; una larga lista de ataques al multilateralismo. 

— ¿Vio algo de Venezuela el Consejo de Seguridad?

— No, porque la mayoría de los miembros no considera que la situación de Venezuela le corresponda al Consejo, porque el Consejo ve los casos que amenazan la paz y la seguridad internacional; no toda crisis política significa una amenaza a la paz mundial. Estados Unidos intentó incorporar el tema de Venezuela, pero muchos miembros se opusieron.

— ¿Qué efecto o mandato concreto ha tenido la resolución contra las minas personales?

— Bolivia tuvo varios logros en el Consejo, pero hay dos importantes: uno, la adopción por primera vez en la historia de una resolución sobre minas, y esto ya tiene un impacto directo en las misiones de paz de la ONU; fortalece la capacidad de Naciones Unidas para el desminado, pero también en el recordatorio a los Estados miembros de cumplir sus compromisos en este tema. Hay el compromiso de varios miembros de continuar con esta labor. El otro tiene que ver con el debate en que participó el presidente Evo Morales sobre las aguas transfronterizas. Ahí se plantea un decálogo para la solución pacífica de conflictos relativos a esto.

— ¿No hubo más consecuencias de la reunión en que estuvieron Trump y Evo Morales?

— Esa fue una sesión histórica por varias razones. Una porque fue de altísimo nivel: estuvieron varios presidentes, Emmanuel Macron, el de Polonia, la Primera Ministra del Reino Unido; segundo, se da en un momento en que es imprescindible reforzar al sistema multilateral; tercero, el presidente Evo Morales dijo lo que la mayoría piensa pero no se anima a decir. Hizo un ejercicio valiente de soberanía y dignidad. Yo he hablado con varios embajadores y aquí se ha vuelto viral.

— ¿Se pudo discutir algo de las reformas al Consejo?

— Este es un tema de larga data; unos 20 años se lleva hablando de las reformas al Consejo, pero no hay ningún avance. África tiene 54 Estados y no tiene ningún representante permanente; América Latina, 33, y no tiene representante permanente en el Consejo. Del otro lado hay una sobrerrepresentación: Europa tiene dos miembros permanentes, con derecho a veto. Es un tema del que se habla permanentemente, pero para ser sinceros no hay ningún avance de reforma.

— Igual debe ser el problema del veto; tan cuestionado.

— El tema está en que la propia composición del Consejo no es la más adecuada, no responde a los desafíos actuales. En una época, el veto puede servir de garantía, pero en otra lógica puede servir para apañar crímenes terribles. Bolivia siempre ha tenido la posición clara de criticar estos privilegios de algunos Estados (de poder vetar).

— Los temas pendientes.

— Tenemos dos de interés regional en el Consejo: Haití y el proceso de paz en Colombia; pero también Palestina, la situación en Siria, Libia, Yemen, Sudán del Sur, Mali.

— Le he visto en la sesión del Consejo con la hatta palestina. ¿No le ha traído problemas?

— Todo lo contrario, me ha traído mucho cariño del pueblo palestino, de la comunidad árabe, de la comunidad musulmana. Pero esa fue en una sesión después de un bombardeo de Israel a Gaza, y una delegada palestina me dio su hatta. Decidí ponérmela porque era una de las pocas formas de manifestar nuestra solidaridad con un pueblo tan vilipendiado tanto tiempo.

Sacha Llorenti Soliz. Algunos temas que más tensionaron al Consejo de Seguridad (máxima instancia de la Organización de Naciones Unidas) entre 2017 y 2018 fueron la guerra en Siria, la crisis nuclear (en Corea), la situación en Yemen, el conflicto en Ucrania, entre otros.

Datos

Nombre: Sacha Sergio Llorenti Soliz

Nació: 13 de marzo de 1972, en Cochabamba.

Profesión: Abogado.

Ocupación: Representante permanente de Bolivia ante la ONU.

Perfil

Presidió la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia; exministro de Gobierno; asumió la representación de Bolivia en la ONU en septiembre de 2012.