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La izquierda nacional en 1969

La percepción de un bachiller cochabambino que fue a La Paz a estudiar Sociología en la UMSA, a la recién creada Sección de Sociología de la Facultad de Derecho, a sugerencia de Sergio Almaraz Paz, tío mío y primo hermano de mi padre Mario Paz y Torrico, estaba cargada de idealismo, compromiso social abstracto y avidez de conocimiento. Era fin de 1968 y principios de 1969, cuando conocí a Jaime Moscoso, coordinador de la Sección de Sociología, y a los profesores fundadores: Alipio Valencia, Mario Miranda, Pablo Ramos, Rolando Costa Arduz, Marcos Domic, Carlos Carvajal, Evelin Clarck, José Ortiz Mercado, Mauricio Lefebvre, Pedro Negre y a 12 alumnos del primer curso de Sociología, entre los que recuerdo con especial aprecio a Rosario León, Ivón Camacho, Lily Arze, Silvia Rivera, Álvaro Díaz Aztete, Rafael Elías y Jaime Burgos. Como alumnos anteriores a 1969 figuraban Mario Diez de Medina, Esther Ballester, Fernando Moscoso, Desiderio Calla, Fredy Salazar, Bernardo Corro, Rosario Anze y Fredy Quitón.

Si los pueblos tienen “momentos constitutivos” (Zavaleta) en los que confluyen factores objetivos y subjetivos para posibilitar cambios estructurales, me doy la licencia de señalar que la izquierda nacional y yo mismo tuvimos un momento constitutivo en 1969. En la Sección de Sociología de la UMSA estudiamos marxismo, positivismo y estructuralismo y algo de Max Weber y Wright Mills, con los sacerdotes Pedro Negre y Mauricio Lefebvre, pero sobre todo se discutía la pertinencia de la guerrilla del Che en Bolivia, la necesidad de nacionalizar la Gulf Oil Company y los caminos de la revolución.

La Sección de Sociología funcionaba en el piso 11 del monoblock central, allí estaba también el memorable Café del 11, de tertulias sobre Los condenados de la tierra de Franz Fanón y su introducción, de Jean Paul Sartre; las repercusiones del Movimiento Estudiantil de Mayo del 68 en Francia, el realismo fantástico de Juan Rulfo y Gabriel García Márquez y las 500.000 personas que asistieron a Woostock en Bethel N.Y. en agosto del 69.

Fui invitado a formar parte del Centro de Integración Revolucionaria Sergio Almaraz Paz (CIR-SAP), que ese momento estudiaba los libros de Historia de la nación latinoamericana y revolución y contrarrevolución en la Argentina de Jorge Abelardo Ramos, los mismos que bajo una perspectiva nacional obligaron a una relectura de Nacionalismo y coloniaje de Carlos Montenegro,  El Presidente colgado de Augusto Céspedes y El petróleo en Bolivia y El poder y la caída de Sergio Almaraz.

Como un tesoro me llevé de Cochabamba un folleto publicado por la Editorial Universitaria de la UMSS el 15 de febrero de 1968, sobre el “Foro Nacional del Petróleo y Gas”, auspiciado por la Federación Universitaria Local (FUL) (29-30 de noviembre y 5 de diciembre de 1967), con las conferencias de Augusto Céspedes, René Zavaleta y Sergio Almaraz, en las que estaba impreso lo más profundo del nacionalismo revolucionario boliviano.

El núcleo de reflexión CIR-SAP casi de inmediato dio lugar al Grupo Revolucionario Octubre (GRO), que nació como una expresión orgánica de la izquierda nacional liderada por Andrés Solís y Adolfo Pelerman, que decía  que el campo nacional marxista debería apoyar los procesos nacionalistas, en tanto mantengan posiciones de liberación nacional y no exista una fuerza política que los supere, lo contrario suponía coadyuvar con el imperialismo y la reacción interna. En la fundación del GRO estuvimos Silvia Rivera y mi persona de la Sección de Sociología. Ese momento, a modo de capacitación de militantes, contamos con conferencias y debates de Eduardo Galeano y Rogelio García Lupo de Cuadernos de marcha de Montevideo y Jorge Abelardo Ramos, secretario del Partido Socialista de la Izquierda Nacional Argentina, presentando el borrador de Las venas abiertas de América Latina, el primero; el libro La rebelión de los generales, el segundo; y la Historia de la nación latinoamericana, el tercero.

Para la izquierda nacional, la contradicción fundamental es entre imperialismo y nación oprimida, en la que se resuelven las contradicciones de clase entre proletariado y clases subalternas frente a la burguesía dependiente. Demuestra que la vía revolucionaria del desarrollo pasa por la defensa de los recursos naturales, la fundición de minerales, la petroquímica, la vertebración carretera, el desarrollo del mercado interior, el fomento de la pequeña producción artesanal y campesina: un capitalismo de Estado en sectores estratégicos y un proteccionismo de la producción nacional.

La base política de la izquierda nacional fue formar un Frente Único Antiimperialista (FUA), en el que confluyen las clases de la nación oprimida: obreros, campesinos, capas medias, gremiales y militares patriotas, en un programa contrario al Frente Único Proletario (FUP), planteado en la Tesis de Pulacayo de 1946, que propone luchar por la inmediata dictadura del proletariado, ultraizquierdismo que condujo a la derrota del movimiento obrero y popular en el colgamiento de Gualberto Villarroel el 21 de julio de 1946 y el derrocamiento de Víctor Paz el 4 de noviembre de 1964.

Así, el GRO es la única organización marxista que apoya a Ovando, surgido del golpe del 26 de septiembre de 1969, cumpliendo el mandato revolucionario de las Fuerzas Armadas, que establece planteamientos de liberación nacional y convoca a intelectuales comprometidos como Marcelo Quiroga, José Ortiz, Alberto Bailey, Mariano Baptista y José Luis Roca. Aquí una anécdota insólita: los alumnos de la materia de Introducción a la Sociología dictada por José Ortiz Mercado determinaron suspender sus clases hasta que se nacionalice la Gulf Oil Company, hecho que ocurrió tres semanas después, el 17 de octubre de 1969, y Ortiz Mercado volvió a sus clases con su acostumbrada prestancia camba.

El proceso iniciado por Ovando sumó al ideario de la izquierda nacional la necesidad de distinguir la democracia abstracta predicada por el imperio, “demoentreguismo” diría Carlos Montenegro, de la democracia real de autodeterminación nacional antiimperialista. Hechos como la Revolución Universitaria, el IV Congreso de la COB, la guerrilla de Teoponte y la Asamblea Popular serán vistos por el GRO como incomprensiones del proceso revolucionario, de ultraizquierdismo que ignora los avances de la puesta en marcha de la “Estrategia socio-económica del desarrollo nacional 1970-1990”: la nacionalización de Mina Matilde y la inauguración de los hornos de fundición de Vinto. Éste el testimonio de un estudiante de primer año de Sociología, 50 años después.