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Estado y blanquitud

En Bolivia existe una cultura dominante que ha delineado la estructura jurídica y las instituciones estatales, exigiendo por medio de ellas una identidad y un comportamiento afín con las culturas occidentales y con el capitalismo. Esta identidad de la población del Estado puede ser denominada como blanquitud.

La exigencia de blanquitud puede ser encontrada y contrastada justamente cuando, por razones de un proceso constituyente, se intenta constituir una identidad estatal distinta a la identidad moderna de blanquitud. La exigencia de blanquitud, entonces, puede llegar incluso a tener componentes intolerantes y hasta racistas.

Como señala el sociólogo ecuatoriano Bolívar Echeverría: “Basta con que el Estado capitalista entre en situaciones de recomposición de su soberanía y se vea obligado a reestructurar y redefinir la identidad nacional que imprime a las poblaciones sobre las que se asienta, para que la definición de la blanquitud retorne al fundamentalismo y resucite a la blancura étnica como prueba indispensable de la obediencia al ‘espíritu del capitalismo’, como señal de humanidad y de modernidad”.

Los momentos constitutivos de recomposición de la soberanía se desarrollaron en nuestro país en el proceso constituyente 2006-2009. La tensión más compleja se la puede encontrar en los debates que llevaron a la definición del pueblo boliviano en el artículo 3 de la Constitución.

La primera definición de pueblo boliviano sobre la que los constituyentes discutieron fue: “El pueblo boliviano es el conjunto de las bolivianas y bolivianos pertenecientes a las comunidades urbanas de diferentes clases sociales y a las naciones pueblos indígena originarios, campesinos, y los afrobolivianos”.

Esta formulación pertenece a la Comisión 1 (Visión de País), y tiene su origen en la propuesta del Pacto de Unidad, conformado en mayo de 2007 por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa (CNMCIOB-BS), la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), además de otras organizaciones aliadas a estas cinco centrales.

Como se puede leer, los constituyentes sabían que la idea de la nación boliviana debía descentrarse para dar paso a la construcción del Estado Plurinacional.

El proyecto de texto constitucional aprobado en Oruro (diciembre de 2007) culminó con la siguiente redacción:

“Artículo 3. El pueblo boliviano está conformado por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos pertenecientes a las áreas urbanas de diferentes clases sociales, a las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y a las comunidades interculturales y afrobolivianas”.

Esta hubiera sido la redacción final, sin embargo, una serie de críticas intolerantes se repetían en los medios de comunicación en busca de quitar legitimidad al texto constitucional aprobado en Oruro. Por ello en cuanto se pudo se arremetió contra el artículo 3.

Carlos Böhrt, uno de los partícipes en las modificaciones realizadas en el Congreso al texto constitucional de Oruro, señala: “El diálogo desarrollado en el Congreso permitió incorporar al texto del PNC [Proyecto de Nueva Constitución] el concepto de nación boliviana, eludido sistemáticamente en el documento votado por la Asamblea Constituyente”.

De esta manera, cuando se reabre el texto constitucional en el Congreso, el artículo 3 queda modificado del siguiente modo:

“Artículo 3. La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano”.

Veamos. El artículo reza: “La nación boliviana está conformada por…”, es decir, hay una nación por encima de todas. Luego, el artículo enumera su composición: “la totalidad de las bolivianas y los bolivianos,  las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas”; es decir, tanto los bolivianos y bolivianas, en tanto individuos, están en el mismo grado y condición que los pueblos indígenas o las comunidades; esto es, que hay un retorno a la tensión liberal del individuo en conflicto con la colectividad, que sin embargo encuentran su resolución en la idea de “pueblo boliviano”, que en esta redacción parece funcionar como sinónimo de nación y cerrar de esta manera el círculo de pertenencia moderna y de blanquitud.

Con la restitución de la nación boliviana, el Estado presenta una síntesis de las correlaciones de fuerzas, pero una síntesis que no significa equilibrio, pues se derrotó la intención de los constituyentes de atender la historia compleja de la configuración de este país, y se generó una discursividad con la capacidad de anular el descentramiento de la noción moderna de Estado-nación, y de las posibilidades de recomposición de las relaciones de poder. El Congreso de la República no solo atendió a esta observación sino también mermó las posibilidades de pluralismo jurídico, generando la necesidad de una Ley de Deslinde para el caso de la Justicia Indígena Originaria Campesina, y realizó una serie de modificaciones a los artículos relacionados con la Autonomía Indígena, además de restituir “La República” en el artículo 11 de la Constitución.

El Estado Plurinacional, en consecuencia, parece estar mermado en la misma redacción de su acta de fundación.

(*) Resumen del estudio ‘Estado y blanquitud’, ganador del premio Eduardo Abaroa en la categoría Investigación en Ciencias Humanas.