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Bolivia en un agitado mundo desde la luna

Los desfiles con teas iluminaron las calles de La Paz para la celebración de la 160 efeméride de la gesta libertaria que lideró Pedro Domingo Murillo. Sin proponérselo, ese homenaje también sirvió para despedir a la primera —hasta hoy la única— misión a la luna que protagonizó la humanidad. Fue hace 50 años en un sitio del universo llamado Bolivia. 

Domingo. El Apolo 11 se posó en la luna cuatro días después de los festejos paceños —siempre memorables— y fue la primera vez que un ser humano divisó el planeta desde afuera. Neil Armstrong, junto con su compañero Buzz Aldrin, llegó a la luna. El tercer protagonista de la misión, Michael Collins, se quedó en órbita comandando el complejo retorno a casa.

Como se sabe, desde allí los astronautas divisaron el salar de Uyuni que no pasó desapercibido. 

Pero, quizá la lente de Armstrong no tuvo la capacidad de percibir la complejidad del corazón de Sudamérica. Eso sí, el astronauta —que anduvo unas dos horas por la superficie lunar— tomó varias rocas y una de ellas llegó a La Paz; la reliquia está en el Laboratorio de Física Cósmica de la carrera de Física de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Esta institución ayudó en 1964, cinco años después de la misión del Apolo 11, a observar el comportamiento de las “nubes de polvo” que dejaba la órbita de la luna y esa información fue clave para la planificación del vuelo al espacio.

Armstrong, Aldrin y Collins llegaron a la ciudad del Chuquiago a finales de agosto de 1969. Se reunieron con el Presidente Luis Adolfo Siles Salinas y recibieron las llaves de la ciudad de manos del alcalde de entonces, Armando Escobar Uría. La noticia de los astronautas en Bolivia abarcó las portadas de todos los periódicos nacionales.

“Había un clima especial, pues hacía poco que el hombre había llegado a la luna por primera vez y el mundo entero admiraba esta hazaña y a quienes la lograron. Y que lleguen a La Paz era pues un evento tremendamente emocionante y relevante: los paceños se volcaron a las calles para ver pasar a estos auténticos héroes”, recuerda Luis Hernando Siles, uno de los hijos del gobernante.

El sociólogo Luis Adolfo Siles Salinas llegó a la Presidencia el 28 abril de ese agitado 1969 por la vía constitucional, luego de tres años de su mandato como vicepresidente. Un día antes de su investidura, René Barrientos —el dictador de 1964 que fue elegido democráticamente en 1966— murió en un dudoso accidente aéreo en Arque, Cochabamba, a bordo de su helicóptero Holofernes, que se estrelló contra unos cables del telégrafo.

“Mi padre me invitó a que lo acompañara a recibir a los astronautas en el Palacio de Gobierno. Recuerdo de esa reunión que Neil Armstrong me regaló una pequeña réplica de la nave que lo llevó a la luna; me la puso en la solapa del saco que tenía puesto. Lamentablemente perdí esa reliquia que hoy, al cumplirse los 50 años de esa ocasión, me gustaría mucho poder tenerla”, señaló el hijo del expresidente en una conversación con el periodista que firma esta nota.  

La llegada del hombre a la luna fue uno de los acontecimientos más sobresalientes del siglo XX. Se dio en un momento complejo para la humanidad que estaba viviendo la Guerra Fría, marcada por una competencia protagonizada por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por conquistar el espacio. África estaba enfrascada en un proceso descolonizador sin precedentes, mientras que Washington se había metido de lleno en la Guerra de Vietnam y América Latina enarbolaba banderas de revolución.

El impacto mediático de la misión del Apolo 11 se puede traducir en una cifra –récord para ese tiempo– de 600 millones de personas que vieron las transmisiones originadas en la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos. Los astronautas, que fueron recibidos por mandatarios y jefes políticos de todo el mundo, optaron por priorizar su visita a Bolivia.

“La llegada del hombre a la luna, y más increíble, su regreso sano y salvo a la tierra, tenía al mundo admirado de semejante hazaña. Pero fue una larga historia, de muchos viajes previos, de una competencia dura entre dos potencias mundiales, que fueron creando un clima de gran excitación; además, acababa de inaugurarse la televisión en Bolivia y se pudo seguir parte de esta epopeya en directo. Todo eso hizo que el mundo estuviese centrado en este tema; de ello se conversaba, discutía”, recuerda Siles para graficar la gran escena que trajo consigo el alunizaje.

El socialdemócrata Siles Salinas, quien no tuvo un papel protagónico junto a Barrientos, había ejecutado un plan para la reactivación de las libertades ciudadanas con permisos para los partidos que habían sido proscritos. Fue depuesto del cargo el 26 de septiembre por un golpe de Estado liderado por el general Alfredo Ovando. Y este sería el inicio de una nueva historia.

Tras los homenajes, Armstrong se convirtió en un personaje solitario; murió en 2012. Aldrin y Collins aún están con vida y quizás atesoren entre sus recuerdos su paso por el Salar de Uyuni, fuente de energías limpias y de un futuro prometedor. Esta historia aún no se ha escrito.