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Despenalizar en la agenda electoral

Sin duda que el tema narcotráfico y la lucha contra el mismo es parte central en el debate y agenda electoral de todos los candidatos presidenciales. Para el MAS, la propuesta es la continuidad de la Estrategia de Lucha Contra el Narcotráfico en su tercera fase, que implica control social en la producción de hojas de coca, racionalización o erradicación forzosa, e interdicción al narcotráfico. Con resultados que tienden a controlar la actual situación de producción, consumo local y tráfico de cocaína y marihuana; así como intentar sacar a Bolivia de su calidad de país tránsito de drogas. Bajo una posible continuidad de su actual zar antidrogas, Felipe Cáceres.

En esta línea, la propuesta del candidato Óscar Ortiz, de la agrupación Bolivia Dice No, mantiene la idea de continuidad de la política antidrogas del MAS, de prohibicionismo y lucha frontal contra el narcotráfico, que parte de ver la situación boliviana como un incremento del consumo interno de todo tipo de drogas, además de atacar la exportación de las sustancias ilícitas.

En cuanto a la propuesta de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa en su programa desarrolló un capítulo de análisis sobre la actual situación del narcotráfico, coincidiendo en muchos aspectos con la lectura que tiene Ortiz, pero haciendo énfasis directo en la penetración del narcotráfico en el aparato institucional de la justicia, policía y algunos altos mandos políticos. Mostrando además el carácter de país productor de drogas, pero también como mercado de consumo y de exportadores de droga.  Asumiendo para ello una propuesta dura de institucionalidad de las entidades responsables de la lucha contra el narcotráfico, sobre todo en lo que respecta a la Policía Nacional y el Órgano Judicial.

A este elemento, Carlos Mesa lanzó, además, un desafío, que reproducimos textualmente: “pertinente abrir la discusión de la despenalización de las drogas, sin que esto signifique que esté a favor de esta”.

Vale decir que su propuesta de lucha contra las drogas incluye además abrir el debate de despenalización, tomando el contexto internacional, en el que muchos países del mundo, incluidos los vecinos, abrieron el debate por despenalizar algunas drogas, como la marihuana, con fines de investigación y uso médico bajo control.

No debemos olvidar que hoy en día cientos de pacientes con enfermedades, como el cáncer o la epilepsia, entre algunos, acuden a Chile o Uruguay para consultas médicas y adquirir medicamentos en base a marihuana, para el tratamiento, precisamente, de enfermedades consideradas incurables.

Mesa es claro al señalar que no está a favor de la despenalización, pero abre el debate a los avances científicos, permitiendo que el país no quede aislado del desarrollo que se viene dando en países vecinos.  Por tanto, abrir el debate no implica per se estar a favor de legalizar todas las drogas para consumo libre, ni tampoco abrir la posibilidad de consumir marihuana con fines recreativos.

Abrir el debate es un proceso de amplia participación de expertos de todas las áreas de conocimiento científico; se generarán estudios, informes, propuesta, y el resultado incluirá plantear propuestas que sirvan para el debate de todos los miembros de la sociedad, y luego se podrá elevar proyectos de ley en el que participen todas las fuerzas políticas y sociales, quienes en última instancia definirán una política de estado de flexibilidad de uso médico de alguna droga. 

Frente a esta propuesta del candidato Mesa, que puede ser considerada progresista, aunque con rasgos conservadores por la postura de “no significa que está de acuerdo con ello”, los otros candidatos cierran toda posibilidad de discusión.

El MAS siempre negó la posibilidad de discutir la temática, aún se trate de la marihuana para usos médicos. Ello coincide con la situación de carga política de ser un partido con base social principal de los productores de coca del trópico de Cochabamba, cuya producción excedentaria de hojas de coca tiene como fin el narcotráfico.

En el caso del candidato Ortiz, su posición y hasta crítica a Mesa mantiene las mismas bases que el MAS, asumiendo un prohibicionismo a secas, que no da lugar a ningún debate, salvo a la ya fallida política de lucha contra las drogas.