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Clases medias y liderazgo

Un dilema de estos 14 años fue qué hacemos con los nuevos sectores que ahora tienen ingresos medios y más oportunidades, producto de las condiciones del proceso de cambio. Fue parte de la estrategia electoral cómo llegar a esa juventud que vivía en esta nueva condición de clase y, además, cómo responder a este grupo social que resultó siendo cada vez más mayoritario y cada vez más urbano.

Para estos sectores, fue una afrenta de clase que un indio se convirtiera en Presidente a nombre de todos, y de ellos, que reivindican su origen colonial antes que indígena, y empezaron a aflorar los odios, junto a la sensación de invasión de clase que realizaban los sectores populares con nuevas condiciones de derechos y de consumo.

Entonces, frente a la revolución de la inclusión en estos casi 14 años, estos sectores medios empezaron a ampliar su descontento hacia otras formas políticas, pues los partidos de antaño ya no los representaban. Agrupaciones ciudadanas, que se organizaban por intereses concretos, que junto a la gran afluencia hacia las iglesias evangélicas propugnaron el nuevo discurso de la “despolitización”, mezclando demandas de clase con una aureola religiosa de predestinación politizó temas como el aborto o el feminismo como atentados contra la familia.

Aunque el proceso electoral, con la necesidad de adscribirse a organizaciones y partidos, polarizó su participación, estas formas organizativas sectoriales y temáticas juveniles y de clases medias se mantuvieron como una nueva identidad política de clase. El Comité Cívico Cruceño, junto a su brazo fáctico, la juventud cruceñista, se convirtió en un referente de este nuevo momento de organización política; en las condiciones aceleradas por la coyuntura electoral, pudo comandar a estos nuevos sectores políticos, pero esta vez con un componente nuevo: la expansión del discurso hacia otras capitales de departamento, que combinaron las representaciones políticas formales y partidarias con las representaciones cívicas y universitarias (que precisamente representan a las clases medias en ascenso, tanto como a  las tradicionales; tanto en las universidades públicas como en las privadas). Esto logra un bloque urbano de enfrentamiento con el proceso de cambio, con las organizaciones sociales y con la mayoría popular. A ellos se sumaron en Cochabamba la “Resistencia K’ochala”, quienes comandaron los actos de violencia y racismo contra campesinas y sobre todo las polleras a las que quieren negar en su propia identidad; lo propio con los universitarios sucrenses o el Comité Cívico de Potosí ; o del Beni, tomado por la propia gente de los cívicos cruceños.

En fin, estamos viviendo la rebelión de las clases medias, que se atribuyen la voz del pueblo, como siempre lo hicieron en sus representaciones partidarias del pasado; pero además con el componente de la violencia desatada, de la vuelta a los discursos racistas a nombre de la democracia, del irrespeto a la institucionalidad lograda por “los indios”. Eso sí, están dispuestos a defender la Constitución si les sirve para sus propios fines políticos. Como corolario de estos movimientos juveniles y cívicos vemos la entronización de un nuevo liderazgo nacional a partir de la presidencia del Comité Cívico de Santa Cruz, con Luis Fernando Camacho, un empresario exitoso que hizo dinero gracias al propio proceso de cambio, pero que se encumbró políticamente en el nuevo contexto de negación de la política formal, coordinando con ella, sin embargo, a través de los partidos de oposición.

No solo el discurso radical y de la exclusión, sino que asumió que su principal estructura discursiva debía tener componentes religiosos. Así, el cívico incorpora no solo la mención de Dios en sus discursos, sino también la imagen de la Virgen de Schoensttat (la de los croatas, un grupo oligárquico de Santa Cruz); realiza oraciones en los cabildos, llora y gesticula como los pastores evangélicos. En este proceso de rebelión, la siguiente etapa es que este liderazgo se sobreponga a los liderazgos partidarios y se asuma como salvador de Bolivia.