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¿Asesorar desde la frontera?

Por lo que sabemos es toda una novedad: un expresidente del Estado, que se encuentra más o menos refugiado fuera del país, concretamente en Argentina, se instala en la frontera para desde ahí asesorar el comportamiento electoral de su partido. Pero no se trata de un mero “asesoramiento”, sino que Evo se apresta a “dirigir”, desde un país vecino, la campaña electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS).

No se trata de discutir la legalidad del plan sino de analizar su lógica y su pertinencia. En principio, cabe pensar que no hay ni una cosa ni otra. ¿Cómo un partido político puede ser dirigido desde fuera del país, y por un expresidente que tuvo que renunciar a partir de toda una convulsión social provocada por su empeño de participar ilegalmente en las elecciones de octubre (contrariando los resultados de un referéndum nacional), y además habiendo practicado un fraude (hecho comprobado internacionalmente, y no solo por la OEA sino también por la Unión Europea)?

A primera vista no tiene sentido, pero analizando de cerca la situación del MAS se puede entender que para dicho partido es la mejor solución. ¿Por qué? Porque a partir de su conformación —allá por el año 2001, si no me equivoco— el llamado “Movimiento Al Socialismo” (nombre formulado y regalado por el exfalangista David Áñez Pedraza) ha sido propiedad de Evo Morales. No discutimos su capacidad de liderazgo, ni la inteligencia política que mostró durante casi un decenio, solo dejamos claro que desde el principio Evo no solo fue el máximo líder de dicho partido, sino en la práctica su dueño. Él decidió en cada ocasión quiénes iban a ser sus candidatos a la Vicepresidencia, y quiénes iban a ser candidatos a parlamentarios y parlamentarias. Y así como esas decisiones fueron al principio sabias y constructivas (hasta el extremo de batir un récord nacional de duración en el cargo presidencial), fueron también sus decisiones personales —incondicionalmente acatadas por su partido— las que lo llevaron a la quiebra (política).

A partir de toda esa ya larga trayectoria se explica que sin Evo el MAS —sin dejar de tener mucha fuerza, y una innegable presencia nacional— se encontraría carente de dirección y de unidad. Por eso agradecen presurosos/as un asesoramiento electoral desde la frontera, y están dispuestos a viajar las veces que haga falta para contar con ese asesoramiento (léase dirección) sin el cual correrían el peligro de equivocarse, de fraccionarse, y por supuesto de perder las elecciones.

Por tanto, más allá de lo que podamos pensar acerca de la coherencia política del hecho, podemos entender su pertinencia práctica, tanto más si tenemos en cuenta que no hay a la vista otra fuerza política de izquierda, y que la emergencia de eventuales candidatos cívicos (Luis Fernando Camacho y Marco Antonio Pumari) se está viendo frustrada por la inmadurez de dicha emergencia. Por eso es que un MAS unido todavía puede pensar en ganar las elecciones, aunque con dos condiciones: por una parte, contar con una candidatura adecuada y, por otra, que las candidaturas que podemos llamar “opositoras” no se fraccionen más de la cuenta.

Y para la primera de esas condiciones Evo puede jugar un papel importante. De hecho ya ha observado que el precandidato Andrónico Rodríguez es demasiado joven (puede que detrás de esa observación se encuentre la sospecha de que no sería fácil que en la mayor parte del país pudiera ganar un candidato cocalero). Pero hay otras potenciales candidaturas (probablemente la más convincente es la del excanciller David Choquehuanca)…

La otra condición no depende de él. De hecho la candidatura de Carlos Mesa (que sabiamente guardó silencio durante la terrible crisis política que vivió el país) fue la que hizo peligrar la candidatura masista en octubre, y a la que todo el mundo le pronosticaba un triunfo en una hipotética “segunda vuelta”.

Por tanto, con todo lo que tiene de ilógica la presencia de Evo en la frontera, se puede entender como una presencia necesaria, ya que puede garantizar la unidad y eficiencia electoral del MAS.

De todas maneras, y por supuesto así debe ser, el resultado de las elecciones estará en manos del voto ciudadano. Además ahora tenemos un “Tribunal Supremo Electoral” que (en el peor de los casos con la excepción de uno solo de sus miembros) parece garantizar unas elecciones limpias, y esperamos que tranquilas. ¡Ajina kachun!

Exsacerdote jesuita, exdiputado por Izquierda Unida; exviceministro de Régimen Interior en el gobierno del MAS; dirige la escuela alternativa Kusi Kuna

Rafael Puente C. es educador