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La COB sí traicionó en octubre

En respuesta a la afirmación del Sr. Gonzalo Trigoso, exministro de Trabajo del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), publicada en el suplemento Animal Político de La Razón del 2 de febrero de 2020, hay que decir que el Comité Ejecutivo Nacional de la Central Obrera Boliviana (COB) sí traicionó antes, durante y después del conflicto social, ante el fraude (electoral) monumental nunca experimentado en nuestro país, del cual fue cómplice por la decisión arbitraria, a espaldas del sentimiento de las bases, de apoyar al gobierno del MAS a cambio de migajas de poder en los órganos Ejecutivo y Legislativo.

En 14 años de gestión [los trabajadores] no recibieron ningún beneficio adicional a lo logrado hasta 2005. Es falsa la afirmación del Sr. Trigoso cuando habla de la supuesta “recuperación de una serie de conquistas sociales, nacionalizaciones, derechos sociales, incrementos salariales, el doble aguinaldo”.

La COB desde su creación (17 de abril de 1952) jamás protagonizó actos en contra de su pueblo; al contrario, representó los intereses de carácter político, económico y social. También ha sido actora principal en los procesos revolucionarios del país; contra lo manifestado por el Sr. Trigoso, la gloriosa organización sindical de los trabajadores tiene en su historial cuatro hitos:

1. Al crearse la COB, el 17 de abril de 1952, nació con una postura ideológica planteada por la vanguardia obrera (mineros): la “Tesis de Pulacayo”, que nos plantea “una postura política de la toma del poder, por parte de los obreros”; en esta línea lucha por la nacionalización de las minas, el voto universal y la reforma agraria.

2. En 1971, la COB fue protagonista de la constitución de la Asamblea Popular, que fue propuesta por su Comité Político, aprobada por el gobierno de Juan José Torres, y luego truncada por el golpe de Estado del coronel Hugo Banzer Suárez (21 de agosto de 1971).

3. En la conquista de la democracia, después de varios gobiernos de facto durante los 70, el movimiento obrero aglutinado en la COB es protagonista de la recuperación de la democracia y también de la lucha posterior, durante 20 años de gobiernos neoliberales, que aplicaron la Nueva Política Económica (Decreto 21060) y reformas estructurales.

4. En 2003, el pueblo boliviano se levanta encabezada por la COB hasta desalojar del poder a Gonzalo Sánchez de Lozada, agente del capitalismo sometido al imperio yanqui, que en octubre de ese año huye. La COB, por naturaleza al lado de su pueblo, se anota otra victoria.

Pero en 2019 ocurre una mancha oscura en la historia de la gloriosa Central Obrera Boliviana; cómplice del monumental fraude electoral en las elecciones nacionales del 20 de octubre. Durante el conflicto social el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) asumió el papel de aliado de un gobierno corrupto, exponiendo el prestigio de la institución (aclarando que se trataba de la cúpula dirigencial sin bases), actuando de manera repudiable y criminal contra el pueblo boliviano que se movilizaba pacíficamente contra la tiranía de un gobierno fascista, que, maquiavélicamente pretendió mantenerse en el poder. Los trabajadores declaramos traidores a los mercenarios del CEN de la COB y a algunos dirigentes de organizaciones nacionales.

Según el Sr. Trigoso, “la COB finalmente ingresa en el Pacto de Unidad y la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam) [pues] se define ante lo que vio era una recuperación de una serie de conquistas sociales, nacionalizaciones, derechos sociales, incrementos salariales, el doble aguinaldo”. Pero era un Comité Ejecutivo ilegal e ilegítimo, elegido por la Conalcam, un brazo político del gobierno de Evo Morales, sometido a los intereses del masismo traicionando los principios del sindicalismo revolucionario, un mandato fundamental del Estatuto Orgánico, carta magna de los trabajadores del país.

Nada de lo que se dice es verdad, al contrario: los trabajadores no logramos ningún beneficio, conquista y reivindicación alguna; se nos cercenaron nuestros derechos, al empleo, a la estabilidad laboral, a la organización; hubo atropello al fuero sindical, criminalización y judicialización de la actividad sindical.

Durante los 14 años de gobierno del MAS no se atendió el pliego único de la COB (Ley de Pensiones, Ley General del Trabajo, Vivienda, Seguridad Social, etc.). ¿De qué nacionalización hablan? Todas las empresas capitalizadas por Gonzalo Sánchez de Lozada están como sociedades anónimas; por tanto, fue una total farsa; la estabilidad económica fue gracias a los precios internacionales de nuestras materias primas, específicamente hidrocarburos y minería.

Finalmente, no se puede aceptar la denominación del MAS como un sistema político de izquierda, nada más falso, pues su accionar tiene antagonismo con los principios del marxismo-leninismo, todo su actuar fue y es de un sistema político fascista. El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo.

La población no debe, por tanto, buscar nada fuera del Estado, que está en manos de un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la propaganda. Es lo que practicó el MAS en sus 14 años de gobierno, con un discurso de “izquierda” y su acción de fascista.

(*) Comentario a la entrevista con el exministro de Trabajo Gonzalo Trigoso publicada por este suplemento el domingo 2 de febrero.