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Silala, una ‘infidencia’ y un país crispado

El actual proceso de transición gubernamental se cruzó de la manera menos afortunada con la cuestión del Silala en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. Una “revelación” o aclaración, “infidencia”, según legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) hecha por la canciller Karen Longaric y el nuevo agente ante La Haya, Jaime Aparicio Otero, en una entrevista con Carlos Valverde el 13 de febrero, fue el detonante del nuevo y complejo escenario del juicio con Chile, detonante para un país que está crispado: declaraciones y comunicado oficial que dan cuenta de un aspecto de la contramemoria boliviana (que es reservado); el anuncio de interpelar en la Asamblea a la Canciller por esto; el contraanuncio de Potosí de enjuiciar a su vez a Evo Morales y ministros por traición a la patria, por lo que habrían dicho en los documentos oficiales del proceso judicial… la manifiesta alegría de Chile; la preocupación de no pocos de que todo esto tenga un uso y peso específico en los alegatos orales en la parte final del juicio.

Siempre cuidándose de decir que no están hablando de la contramemoria boliviana presentada en la CIJ el 31 de agosto de 2018, pues ésta tiene carácter reservado, y que se refieren más bien a declaraciones de Evo Morales, la canciller Longaric y el agente Aparicio en la referida entrevista con Valverde aclaran un hecho de verdadera trascendencia: Si preliminarmente la demanda de Chile contra Bolivia pedía que la CIJ declare que las aguas del Silala son un curso de agua (un río) internacional, o sea, trataba sobre el “estatus jurídico” de dichas aguas, ahora el objeto es otro: enfatizando que se refiere a palabras vertidas por Morales, Aparicio señala en dicha entrevista: “No estoy develando ningún secreto al decir que a estas alturas ya no está en discusión la teoría, si es buena o mala, del ingeniero Bazoberry [que esas aguas de ninguna manera podrían discurrir naturalmente hacia Chile], sino que la realidad es que ya se ha consolidado el tema de que son aguas naturales compartidas entre Bolivia y Chile. Es importante que se sepa que cuando nos hacemos cargo de este caso, ya es bajo una realidad distinta”.

REACCIÓN. Como se sabe, casi de inmediato, legisladores del MAS, Víctor Borda, el principal, acusaron a la Canciller de infidencia, de revelar cosas del alegato boliviano que deben mantenerse en reserva.

Cuando todo eran dichos, aún tratándose de autoridades nacionales, el escenario se complicó el momento en que la Cancillería emitió un comunicado oficial reiterando lo dicho por Longaric y Aparicio en la entrevista con Valverde. Cambia el escenario cuando el comunicado del 13 de febrero el Ministerio de Relaciones Exteriores expresamente dice que en los “actuados procesales (contramemoria) se admitió que una parte de las aguas del Silala fluyen de manera natural hacia Chile”.

Al respecto, la canciller Longaric, en una declaración escrita para Animal Político, responde:

“El comunicado de la Cancillería y mis declaraciones no violaron la confidencialidad del caso Silala. El exagente Rodríguez —en su entrevista en Página Siete del 9 de febrero de 2020— afirmó: ‘éste (Silala) y otros temas que tienen relación con recursos hídricos compartidos no deberían litigarse, deberían cooperarse’. El comunicado de Cancillería simplemente aclara que la posición del gobierno de Evo Morales y de su agente Rodríguez fue esa: afirmar que parte de las aguas del Silala fluyen de manera natural hacia Chile. Esta no es mi posición. Ya en 2018 el gobierno del MAS y el exagente Rodríguez manifestaron que una parte de las aguas del Silala fluyen de manera natural a Chile. Es importante decir que Chile conoce la contramemoria boliviana desde septiembre de 2018, cuando Bolivia la presentó a la CIJ, la Corte notificó a Chile con dicha contramemoria. Incluso el Gobierno chileno de entonces manifestó su satisfacción al respecto. Yo voy a informar a la Presidenta [Jeanine Áñez] sobre mi reunión con los abogados en La Haya. Consultaré y discutiré con la Presidenta cuáles serán las acciones a tomar.

Estoy dispuesta a informarle al Congreso y al pueblo en general sobre este tema, obviamente guardando reserva sobre los temas que aún están en litigio”.

Aquí es necesario recordar, como sugiere el economista y experto en diplomacia sobre el mar Andrés Guzmán, que la revelación de la contramemoria, o al menos el comentario específico sobre tan delicada cuestión, en realidad la hicieron las autoridades chilenas, justo después de que fue presentada la contramemoria (agosto de 2018). “Chile jugaba con esa carta, políticamente, además, para su público local; era la idea de mostrarse ganadores, pero al mismo tiempo estaban nomás revelando parte de la información; es decir, si hubo una infidencia ésta es de las autoridades chilenas”.

Esto se hizo más claro cuando Chile presentó en febrero de 2019 su réplica a la contrademanda boliviana. Fue en esa ocasión en que, según da cuenta el periódico digital Emol.com (parte del impreso El Mercurio de Chile), cuando la agente chilena ante La Haya, Ximena Fuentes, tras haber realizado el trámite “no escondió su confianza de cara a la fase final del juicio entre ambos países, destacando el giro argumentativo que realizó La Paz y que según el equipo jurídico nacional redujo notablemente las opciones del país vecino”, destaca la nota de Emol.com; y cita a continuación a Fuentes: “Es muy interesante que autoridades bolivianas hacen esta distinción entre lo que sería el flujo natural del Silala y el flujo superficial, porque ello implica un reconocimiento que nos tiene bastante contentos de que por lo menos hay un flujo natural que lo hace un curso de agua internacional y sobre el cual los dos Estados tendrían derecho”.

Con esto, prosigue la nota de Emol.com, “a la misma hora, en Santiago, el ministro de RREE, Roberto Ampuero, también subrayó el cambio de discurso evidenciado por los bolivianos, el cual constituye ‘un giro que fortalece aún más la posición de nuestro país. Ahora Bolivia ha planteado en términos públicos que reconoce que nuestro río Silala, que compartimos, fluye naturalmente hacia Chile’”. Este “giro”, relata el medio chileno, “según fuentes de Cancillería” [la chilena] se habría dado el 31 de agosto de 2018, cuando Bolivia presentó la contramemoria.

MORALES. Al presentar la contramemoria, Evo Morales se había referido al respecto, manifestando, entre otras cosas, que un “caudal considerable de las aguas del Silala fluye artificialmente hacia territorio chileno”, “el derecho internacional aplicable al uso de estas aguas no es uniforme ni definitivo y distingue los flujos artificiales, los flujos naturales a los efectos de su uso equitativo y razonable”, “Bolivia tiene soberanía sobre el flujo artificial de las aguas del Silala que ha sido diseñado, mejorado o producido en su territorio y Chile no tiene derecho a ese flujo artificial”.

De aquí las autoridades y medios chilenos concluyeron que Morales hablaba de soberanía sobre el flujo artificial del Silala y no sobre el río completo; o sea, que hay un curso artificial, sobre el que Bolivia esgrime derecho, y hay un curso natural sobre el que no demanda nada. Pero fue el propio Morales que, en dos tuiters del 16 de febrero de 2019, dijo aclarar una distorsión: “Ante tergiversaciones de algunos medios, reitero nuestra declaración registrada incluso por la prensa de #Chile el 31/08/2018: ‘Las aguas de los manantiales del Silala fluyen artificialmente hacia el territorio chileno por las obras de canalización realizadas en el siglo pasado’”, y: “Nuestra contramemoria se fundamenta en estudios e investigaciones geológicas, geofísicas, hidráulicas, hidrológicas, hidroquímicas y medioambientales, que confirman que un caudal considerable de las aguas del Silala fluye artificialmente hacia el territorio chileno”.

Pero el problema hoy es que el entrevero ya está instalado. En esta semana, el diputado Víctor Borda (MAS) presentó la convocatoria a interpelación de la canciller Longaric.

Borda dijo a este medio que el problema central es el comunicado del 13 de febrero de la Cancillería. Anunció que se interpelará a Longaric bajo tres puntos.

“Uno, que nos explique cuál ha sido la motivación fáctica o jurídica para que estando un proceso en curso entre Bolivia y Chile, saque este comunicado, cuál su pertinencia jurídica; dos, en qué parte de la demanda o de la contrademanda boliviana especifica esos términos y genera un reconocimiento expreso de la demanda presentada por Chile; y, tres, estamos pidiendo que nos explique, a partir de esta supuesta revelación, cuál va a ser ahora el planteamiento de Bolivia, cuál va a ser el fundamento fáctico y jurídico en los alegatos ante La Haya”.

CONSECUENCIAS. Borda adelanta algo más delicado aún: el uso que de toda esta situación pueda hacer Chile en el juicio: “Quiero recordar que conforme a interpretación del artículo 53 del Estatuto del Código Procesal Internacional, aplicable a la Corte de La Haya, cuando en la fase de alegatos reconoces expresamente el derecho que está exigiendo la otra parte, el Estado demandante, en este caso Chile, podría pedir que la Corte de La Haya se pronuncie a favor de ellos”.

Aquí es preciso recordar que a las 8.14 del sábado 15 de febrero el presidente de Chile, Sebastián Piñera, mediante un tuiter expresó su satisfacción por lo que él entiende es el “reconocimiento” boliviano: “Bolivia reconoció ante Corte Internacional de Justicia de La Haya tesis chilena q Río Silala es un río internacional q fluye naturalmente hacia nuestro país. Esta es una buena noticia para Chile y nos permite avanzar hacia un uso racional y equitativo de las aguas del Río Silala”. (Sic) Es evidente que Piñera celebró no tanto la revelación de lo del curso natural, pues, como se dijo, esto ya se había difundido en agosto de 2018 y en febrero de 2019, sino que lo haya dicho la Cancillería boliviana mediante un comunicado.

Para el excanciller Javier Murillo, quien declaró enfático que no conoce ninguno de los documentos presentados hasta ahora por ambos países (lo que es normal porque precisamente son reservados y conocidos solo por los equipos legales y algunas autoridades), la posición boliviana debe mantenerse en su base original: el Silala no es un curso de agua internacional, un curso de agua compartido, un río. “Se trata de un acuífero, cuyas aguas fueron artificialmente recolectadas de bofedales provenientes de depósitos subterráneos o fósiles [alrededor de 90 ojos de agua], y transportadas artificialmente hacia Chile mediante tuberías y canales. Por lo tanto, no se trata de recursos compartidos. Esa fue y debió ser siempre la posición irreductible de nuestro país sobre este delicado asunto”.

Es más, Murillo insiste en que las aguas que van a Chile, en lo esencial son “aguas transportadas”, que bien pudieron irse allí en cisternas o, como ahora, mediante ductos y canales. “Además, para hacer los canales de recolección se destruyó el ecosistema de la zona. Tampoco se trata de depósitos fósiles transfronterizos, porque, si ese hubiera sido el caso, Chile bien habría podido extraer el recurso hídrico aguas abajo, es decir, de su propio territorio”.

Para el excanciller, antes que las aguas superficiales, el problema del litigio con Chile en realidad son los acuíferos. “La pregunta es: por qué Chile se ha empeñado de manera tan obstinada en buscar que el Silala sea reconocido como un río internacional de curso sucesivo. Y éste debe ser el motivo de mayor preocupación. Sencillamente, porque un río de tal naturaleza tiene un propietario del curso superior y un propietario del curso inferior. Y, por lo tanto, apunta con su demanda a ser reconocido como propietario también del 50% de todos los recursos, en territorio boliviano, que tengan similares características que las del sistema Silala”.

Finalmente, con la clara advertencia de que éste es un proceso que se encuentra en pleno curso, el excanciller Gustavo Fernández remarca que nunca se debe olvidar que éste es un juicio, donde hay dos partes, cada cual con sus argumentos, y aquí cabe la sentencia de que al final nadie tiene la verdad absoluta, y que hay un juez, que decidirá; y que todo lo que se haya dicho, diga o dirá, puede ser objeto o materia en el litigio judicial.