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Carlos Mesa: ‘También estamos en cuarentena política, que creo que es saludable’

Con la actual crisis del coronavirus, casi ya no cabe hablar del pasado. Para el candidato presidencial por Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa, es tal la envergadura y el calado de la crisis sanitaria que habrá un giro de 180 grados, una modificación de “todo el panorama electoral para todas las candidaturas”; acaso solo una vez superada la crisis recién se pueda hablar de propuestas y debates; incluso el pensar en la nueva fecha de la elección está sujeto al fin de crisis pandémica. Con todo, la política es la política y también ella atraviesa todo.

— ¿Cómo cambia la actual crisis su candidatura?

— La respuesta inicial es cómo cambia al país la crisis del coronavirus; no solamente a una candidatura o al escenario político. Estamos viviendo una experiencia inédita no solamente en el país sino en el mundo entero, una experiencia que transformará la vida en sociedad, y que nos plantea el más grande desafío de los años contemporáneos de la nación. Ese cambio implica entender que tenemos que resolver una crisis de salud de consecuencias económicas y sociales muy complicadas, y en ese contexto hay que adaptarse políticamente. Es muy difícil adivinar hoy lo que puede pasar después de que superemos la crisis y cuándo va ocurrir tal cosa. En consecuencia, lo que nosotros estamos haciendo hoy es vestirnos, como corresponde, de ciudadanos, y hacer lo que tenemos que hacer como ciudadanos; en mi caso, desde un punto de vista personal, la influencia que yo puedo tener, tanto como político, como expresidente y como comunicador, me permite trabajar en una línea reflexiva y de aporte que no tiene que ver con el interés político inmediato. ¿Cómo cambia en lo político Comunidad Ciudadana? Estamos haciendo una evaluación de las modificaciones del programa y de cuál va ser el resultado global para todo el sistema político después de terminar la crisis.

— ¿Persiste la idea de que Comunidad Ciudadana es la única candidatura posible de ganarle al MAS?

— Es complicado, en el contexto de una entrevista como esta en los tiempos que corren, porque da la impresión de que nuestra perspectiva está pensando en la coyuntura política y en nuestro interés específico de si somos o no la mejor opción. La respuesta tiene que estar condicionada a una evidencia. Primero, ¿por qué hay que enfrentar al MAS democráticamente? Hay que recordar dos cosas: uno, se trata del gobierno más largo de la historia de Bolivia, 14 años ininterrumpidos; y, dos, es el gobierno que estableció, que vivió, para decirlo mejor, la mayor bonanza económica en nuestra historia desde el descubrimiento del Cerro Rico de Potosí, jamás tuvimos unos precios internacionales tan extraordinarios; y la primera conclusión, la primera evidencia incontrastable,  hablando de la salud, es que el MAS hizo un gran fraude con el país, un fraude vinculado a la salud; un fraude en que nos dijo que era posible una Sistema Universal de Salud, pero que no solamente no es posible, sino que ni siquiera nos permite enfrentar mínimamente un desafío de salud como el actual [el coronavirus]; y marca, además, una evidencia: el despilfarro, la corrupción, las malas inversiones, que no prepararon al país para un sistema de salud adecuado. Solamente por esa razón es imprescindible establecer un cambio de manera fundamental en el proceso político que significa confrontar al MAS; sobre esa base, lo que pueda pasar hoy día es difícil de decirlo, yo coincido en que tenemos que construir unidad y que tenemos que ver cuál es el resultado político de esta crisis para todos, los opositores o los que estamos en una línea distinta a la del MAS.

— Esta idea del fraude electoral…

— Hablé de fraude en la salud, en este caso; no de fraude electoral.

— Sí, pero en lo del fraude electoral, que ha sido o es uno de los argumentos centrales de Comunidad Ciudadana contra el MAS, ¿no ha resultado engañoso en vista a las dos encuestas en que el MAS sigue teniendo apoyo mayoritario?

— Aquí hay una cuestión fundamental. No se trata de una percepción o de una estrategia política, se trata de una realidad objetiva: el MAS hizo un fraude, y eso no es una opinión, ‘dicen algunos que hubo fraude y otros que hubo golpe de Estado’; no señor, hubo un fraude monumental, el más importante y grande de la historia democrática desde 1982; ese es un hecho objetivo. Ese fraude generó algo muy importante: la más grave crisis política de los últimos años en democracia; el presidente Morales no solo que hizo un fraude sino que provocó una dramática crisis política que ha hecho que tengamos que enfrentar el coronavirus en una circunstancia particular de un gobierno de transición por culpa suya. En consecuencia, aquí mi lectura no tiene nada que ver con el proceso electoral, no tiene que ver con que si es oportuno, si es inteligente, si es adecuada la estrategia. Aquí lo que tiene que quedar claro es que el fraude electoral es un hecho dramático, brutal, que el país ha vivido, y que es el que nos ha generado una consecuencia terrible en el momento más difícil de la crisis de salud que enfrenta Bolivia.

— ¿Por qué cree que persiste el apoyo al MAS, entonces?

— Son dos cosas distintas; nos entenderemos. Primero, el concepto de fraude es un hecho que hay que subrayar; segundo, el no reconocer que el MAS no tiene respaldo sería un gran error. ¿Por qué persiste el apoyo al MAS? Porque hay una percepción de una parte de la población que considera que el MAS fue un partido que facilitó la lucha contra el racismo, el fin de la discriminación y que en su gobierno hemos vivido una gran bonanza económica, pero que no es un mérito del MAS; ahora, eso es muy difícil de explicarle a la población. La población que vota por el MAS cree que es el MAS el autor del éxito, cuando en realidad el autor del éxito fueron los precios internacionales y la más grande avalancha de dinero jamás recibida por un gobierno en la historia. Pero eso es entendible, es decir, no le vas a explicar a la población, que dice, ‘okey, yo recibí un mejor salario, tuve mejores posibilidades de compra’, y esa es la razón porque el MAS tiene un respaldo importante.

— La candidatura de Áñez. Todos dicen que no se puede hacer un uso político de la actual crisis de salud, pero es un hecho objetivo que de la forma en que el Gobierno maneje la crisis podría haber una enorme ganancia o pérdida política por su parte. El manejo de la crisis va a ser un factor que pese luego.

— El proceso de la crisis de salud, más las consecuencias económicas y las potenciales consecuencias sociales van a modificar al conjunto de los actores, no sólo a la Presidenta y sus posibilidades como candidata; nosotros antes de la crisis dijimos que fue un error de ella ser candidata a la presidencia, porque la tarea que tenía era el proceso electoral; ahora tiene una segunda tarea, muy complicada, muy difícil, en la que hay que ayudarla además, que es enfrentar exitosamente la crisis del coronavirus.  Por tanto, las consecuencias de lo que vayamos a vivir van a modificar todo el panorama electoral para todas las candidaturas, y obviamente de manera prioritaria para ella porque es la Presidenta la que administra el proceso y la que tiene que llevar adelante las acciones ejecutivas como gobierno.

— Este gobierno siendo transitorio está llevando adelante varias reformas; ¿cree que hay algunas cosas que repercutan en el futuro gobierno, cosas de las que tenga que encargarse?

— Las cosas han cambiado dramáticamente; yo creo que hasta el momento en que estalló la crisis del coronavirus, el 10 de marzo, podíamos opinar sobre el gobierno de transición y algunas medidas que estaba tomando, que podían tener un efecto económico complicado para el futuro, pero las cosas han cambiado 180 grados. Hoy, el Gobierno –no podía ser de otra manera– está íntegramente ocupado en tratar de administrar y luchar lo mejor que puede contra el coronavirus y, en consecuencia, creo que medidas complementarias o distintas se han dejado de tomar. Lo que ahora tenemos que preguntarnos, más allá de lo que el Ejecutivo haga o deje de hacer, es cuál va ser el efecto económico, y aquí hay un doble efecto: el internacional, de una crisis recesiva mundial porque el mundo entero está semiparalizado, y en algunos casos totalmente paralizado; y, segundo, las consecuencias que tienen que ver con la propia paralización de la economía del país y lo que va a significar eso en términos de desempleo, de ingresos generales, de decrecimiento o detención de crecimiento del Producto Interno Bruto e indicadores macroeconómicos que van a ser muy preocupantes. Por lo tanto, esto está más allá de lo que haga o deje de hacer el gobierno de la señora Áñez.

— Con la crisis, parece que la palabra clave es la incertidumbre.

— La primera obligación es que la salud es prioridad, y hasta que la crisis de salud no sea resuelta es muy difícil lo que uno pueda adelantar, lo que haya que hacer. El Tribunal Supremo Electoral ha abierto una franja entre junio y septiembre para una fecha de la elección, que ya no va a ser el 3 de mayo, y habrá que analizar cómo evolucionan las cosas en abril, este es un mes crucial para la enfermedad, y una vez que termine abril se podrá hacer una evaluación de cómo se encaran las nuevas fechas y, en ese contexto, de cuál es el escenario político. Yo creo que estamos en un paréntesis, estamos también en una cuarentena política, que creo que es saludable, y eso nos obliga a esperar y a decir de manera enfática que lo primero, lo más importante, más importante que cualquier cosa, es el tema de la salud.

— Pero la línea de Comunidad Ciudadana es lo más pronto posible.

— La línea de Comunidad Ciudadana es primero la salud.

— Nos referimos a la fecha de elección.

— Vuelvo sobre el punto, una vez que termine la crisis, tendremos un escenario, hay una franja que tiene que ver con junio-septiembre; tal como están las cosas, lo que nosotros creemos es que hay que llevar adelante el proceso electoral, esto es incuestionable porque la estabilidad política, social y económica del país depende de un gobierno elegido, pero la fecha de la elección tiene que estar sujeta a las condiciones de salud que enfrenta el país.