El 18 será la mayor batalla MAS vs. No-MAS
Viene la elección más polarizada de la historia reciente. Mientras Arce confía en el ‘voto oculto’, Mesa apuesta al ‘voto útil’.
Si bien en las tres últimas elecciones (2009, 2014 y 2019) aparentemente la principal característica era “todos contra el MAS”, “todos contra Evo Morales”, los comicios del próximo 18 de octubre están mostrando que aquellas justas electorales en realidad no eran todos-todos contra el MAS, por algo no lograban remontar la abrumadora mayoría masista. Pero ahora sí, destacan nuestros analistas, es sobradamente evidente lo que se llama el “clivaje”, la dicotomía MAS versus Anti MAS. ¿La causa? Por primera vez en una década el MAS es minoría frente a su antítesis global, aunque todavía dispersa, pero cada vez menos dispersa. El de hoy, pues, es lo que se llama un escenario realmente polarizado MAS-No MAS.
Lo paradójico es que sea cual fuere el que al final gane la presidencia, Luis Arce o Carlos Mesa, sí o sí estará obligado a pactar con la oposición en la Asamblea Legislativa, para poder llevar adelante una gestión de gobierno más o menos autónoma.
Como dice el politólogo Franklin Pareja: Si en la segunda vuelta se elige la presidencia, no hay que olvidar que en la primera se define el poder. Esta es una elección dicotómica, señala Pareja, donde solo hay dos opciones: la “restauración de un proyecto político depuesto, encarnado en el MAS, y la sustitución de ese proyecto”.
Pero dicotomía ya no solo de candidaturas, sino de electorados mismos; hay dos electorados, afirma: “uno minoritario (pero) cohesionado y con algún grado de organización, perteneciente al bloque popular, que no tiene a dónde migrar su voto y que ve en el MAS su única opción” y, del otro lado, una mayoría fragmentada, con bajos niveles de organización pero que puede empezar a cohesionarse, “porque en esta mayoría se ha instalado el temor al retorno del proyecto depuesto y a lo que simbólicamente representa la figura autoritaria de Evo Morales”.
TECHO
Para Pareja, mientras Arce Catacora al parecer llegó a su techo de votación, Mesa tiene “mayor tracción de voto”, pues puede capturar la votación no tanto de sus partidarios, mesistas, sino principalmente del antimasismo y del antievismo.
El analista es partidario de que “la segunda vuelta es un hecho, y que la diferencia entre el primero y el segundo va ser cerca del 5 por ciento”.
Dado que en la última encuesta, de Ciesmori, presentada esta semana, persiste un “bolsón” de indecisos, votos blancos-nulos y quien no responde, hasta 27% de los encuestados, el MAS está apostando, remarca Pareja, al “retorno” de sus adherentes (no hay que olvidar que su caudal electoral en tres elecciones seguidas estuvo sobre 53%). Sin duda habrá una distribución del referido bolsón, no se puede pensar que se mantendrá o crecerá, y una parte también se irá con Mesa o Camacho.
Para el politólogo Marcelo Silva, no está fuera de lo razonable la previsión del MAS de que se beneficiará del voto oculto, lo que la última encuesta de Ciesmori clasificó como “voto secreto”, es decir, de quien ya decidió su voto pero no lo quiere revelar.
El voto secreto en la consulta de Ciesmori suma 8,4%; el de quienes aún no saben por quién votarán (los indecisos propiamente) llega a 13,3%; los blancos o ninguno son 4,3%, y 1,5% los nulos. Todo este caudal suma nada menos que 27,5%, una votación a la fecha para muchos literalmente “en juego”.
Pero aún hay un factor a que juega el MAS para conseguir la victoria en primera vuelta, recuerda Silva, y este es el voto en el exterior, y de modo muy especial el de Argentina. “El año pasado, el voto en el extranjero le redituó al MAS alrededor de 1,3%, así, no deja de ser absolutamente importante esperar el voto en el extranjero; el MAS le pondrá mucha atención y esperanza a ese voto masivo que se da especialmente en Argentina”.
Comunidad Ciudadana, en cambio, a través de la captación del llamado “voto útil” lo que buscará a toda costa será acortar lo más posible su distancia con el MAS, a fin de posibilitar la segunda vuelta.
Si bien se ha señalado el cada vez mayor predominio de Camacho en el oriente del país, no deja de ser importante para Comunidad Ciudadana el haber logrado, en la última encuesta de Ciesmori, el primer lugar en Beni, lo que demuestra que buena parte del caudal electoral que tenía Juntos en este departamento, se canalizó hacia Carlos Mesa. Este es el ascenso departamental más importante para Comunidad Ciudadana, destaca el politólogo Silva.
CAMACHO
Pero en esta elección la novedad es el factor Camacho. El líder cívico cruceño, a no engañarse, advierten ambos analistas, en esta elección no juega a ser presidente del país, sino más bien a establecer su liderazgo, a consolidar un proyecto regional.
Este proyecto regional, señala Silva, parte del principio de “la necesidad de que el próximo gobierno, sea cual fuese, va tener que pactar con Santa Cruz; sea Arce o sea Mesa, presidentes occidentales ambos, tendrán que estar supeditados a la buena voluntad política de Camacho”.
Y es que para Silva, Camacho ha logrado representar el proyecto oriental en el actual contexto: “Camacho dice, el proyecto del oriente dice, incluidos los Demócratas, Áñez, todos: no importa que un occidental sea presidente, la cosa es que nosotros tenemos la llave de la gobernabilidad, sin nosotros el próximo gobierno no podrá hacer nada”.
Acaso éste sea el fondo de la renuncia de Jeanine Áñez a la candidatura, aventura Silva: “posibilitar y permitir que Carlos Mesa tenga la opción de ganar la elección en una segunda vuelta, pero a la vez condicionar ese triunfo a la dependencia absoluta de un proyecto que nace desde Santa Cruz”.
Pareja coincide con que, de confirmarse el tercer lugar expectable de Camacho en la elección, éste tendrá nomás lo que se llama “el voto de oro”, el tercero que dirime entre dos grandes fuerzas, pero, insiste el politólogo, sobre todo cuando se forme una alianza de gobierno.
“¿Cuándo se convierte Camacho en una voto de oro? En una eventual coalición o alianza política de gobierno”. Sea quien fuere el próximo gobierno, necesitará pactar con otras fuerzas políticas para llevar adelante sus leyes y proyectos, y ahí estará Camacho como la tercera fuerza en la Asamblea Legislativa. Ahora, pactar no es co-gobernar, señala Pareja, lo que abre la posibilidad de relaciones más flexibles, pragmáticas Ejecutivo oposiciones. Ahora, insiste, “esperemos que no sea en la lógica antigua de que (esos pactos) sean en función de prebendas, de cuoteo, y no en función de los intereses del país”.
Ahora, claro, como quien dice, la verdadera encuesta es la propia elección, la apuesta del proyecto regional que porta Camacho antimasista que compite con un Mesa antimasista, bien puede resultar consiguiendo precisamente lo que no busca, el triunfo de Arce en la primera: “esto es altamente contributivo para favore cer eventualmente al señor Arce Catacora, que podría verse victorioso en una primera vuelta con la franja del diez por ciento”, destaca Pareja.
En esta semana, volvió al aire, a través de internet, el programa de debate de La Razón Piedra, papel y tinta, dirigido por la directora de esta casa periodística, Claudia Benavente.
Y el primer programa estuvo dedicado precisamente a analizar las recientes encuestas de intención de voto, de la mano de Verónica Rocha, Jorge Richter y Armando Ortuño.
Interesa sobre todo la última consulta, de Ciesmori, porque fue hecha inmediatamente después de la renuncia de Áñez a la candidatura y, claro, se iba a empezar a ver la redistribución de su caudal electoral.
He aquí la novedosa lectura de Ortuño: ¿qué muestran los datos de las encuestas, la de antes de la renuncia de Áñez y la que se hizo luego? Primer dato importante: en total se han movido alrededor de 17-18 puntos porcentuales, han ido de un lado para otro, “lo que no es poco, ha habido un cambio estructural en la repartición de preferencia de votos entre una encuesta y otra en tres semanas”, destaca el analista.
“En ese 18%, 10 puntos son de Áñez, alrededor de 3 puntos de los pequeños candidatos y, atención, 4 a 5 puntos son de los indecisos o de aquellos que dijeron que no saben o no responden; pues ahora sí respondieron”, comenta Ortuño.
RENUNCIA
Áñez y los candidatos de derecha pequeños en conjunto suman 13%. ¿Cuánto crecen Camacho y Mesa? Mesa pasó de 17,1% el 6 de septiembre a 24,7% el 30 del mismo mes, o sea, aumentó 7,6 puntos porcentuales; Camacho pasó de 6,9% a 12,7%, un incremento de 5,8 puntos. En total ambos reunen 13,4%. ¿De dónde vino ese aumento?: del caudal de Áñez y de la preferencia de los otros candidatos pequeños (Chi bajó de 3,3% a 2,5%; y Tuto de 2,5% a 1,2%).
De todo lo cual, destaca Ortuño, se puede concluir que hubo dos movimientos: uno, una recomposición del voto dentro del bloque de la centroderecha, pero que de conjunto no incrementó apoyo; lo único que pasó fue que la preferencia se está recomponiendo internamente a costa de Áñez y de los más pequeños. Éste es un signo de la polarización: la gente va abandonando a los de menos posibilidades y empieza a aglutinarse en los dos más probables rivales del MAS: Comunidad Ciudadana y Creemos.
Y, dos, he aquí otra novedad, provoca Ortuño: Luis Arce sube de 26,2% a 30,6. ¿De dónde vienen estos 4,4 puntos porcentuales demás? Responde el analista: es el voto indeciso que ya ha empezado a decidirse.
Ahora que hay que hablar de dos bloques, el del MAS y el del No-MAS, por lo menos en la última encuesta de Ciesmori, destaca Ortuño, el bloque No-MAS no creció, y el bloque MAS aumentó su caudal; esto es en realidad, guste o no, lo que muestra la referida consulta.
Sobre el voto oculto, que de alguna manera se lo puede equiparar al “voto secreto” que registra la encuesta de Ciesmori, el politólogo Jorge Richter, en el programa Piedra, papel y tinta del jueves, llama a la reflexión y al cuidado que se debería tener con el mismo: “Ese voto no develado, que es el voto oculto, de gente que no quiere señalar por quién va a votar, que en algún sentido, sin querer hacer una extrapolación forzada, termina siendo un voto vergonzante. ¿Por qué un voto vergonzante? Porque las condiciones que tenemos en el país, después de estos diez meses de presiones y persecuciones políticas, de la lógica del Estado policial, te lleva a ser muy reservado cuando te encuestan en la calle”. ¿Se trata de un voto masista?, inquirió la conductora Benavente. “No digamos que será masista en ciento por ciento, pero sí puede serlo en un porcentaje que no deja de ser importante”.
Con el bolsón de indecisos y secretos hay que ser prudentes, convoca Ortuño a ambos bloques: solo los votos secretos e indecisos en la última encuesta de Ciesmori suman alrededor de 22%; el año pasado, días antes de la elección del 20 de octubre, este grupo era 11%. “Es una llamada de atención para ambos bloques; pareciera que una parte importante de la población no termina de convencerse de ninguno de los dos discursos”.
La comunicadora Verónica Rocha, en el programa televisivo, añadió un criterio aún más inquietante sobre el voto oculto o indeciso: la suma movilidad de un lado para otro. “La gente al ver un análisis, al ver las campañas en las redes sociales, en la calles, etcétera, todo el tiempo está decidiendo, yendo, retrocediendo, volviendo, y eso es bastante peculiar en esta elección; esto siempre ocurre, pero en esta ocasión yo noto que hay mucha movilidad en el voto, de un lado para el otro”.
Es una paradoja de la polarización boliviana, apunta Ortuño: en medio de los dos grandes discursos MAS-No MAS, casi un tercio de los votantes “no está diciendo nada”; si bien con las siguientes encuestas esto se irá esclareciendo, sí siempre la mejor encuesta ocurrirá el día de la elección.
(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón