Icono del sitio La Razón

Áñez se alineó a Trump a cambio de nada

Si hubo un rasgo que distinguió al gobierno transitorio de la presidenta Jeanine Áñez, ello fue el giro de 180 grados que dio la política exterior con respecto a la “diplomacia de los pueblos” ejercida por los gobiernos de Evo Morales. Para la exministra de Relaciones Exteriores de Áñez, Karen Longaric, buena parte de dicho giro (romper relaciones con Cuba y Venezuela; cerrar las embajadas en Irán y Nicaragua; dejar el Alba, Unasur y la Celac) no fue otra cosa que “desideologizar” las relaciones exteriores. No, lo que más bien hubo fue un alineamiento tras el gobierno estadounidense de Donald Trump y, lo peor, a cambio de que Bolivia sea ninguneada, critica el recientemente nombrado Canciller, Rogelio Mayta Mayta.

—En estos días, usted firmó un convenio de cooperación espacial con la Celac. Para el gobierno transitorio, la Celac no existía.

—En este tiempo es muy importante construir bloques regionales, en especial para un país como Bolivia, demográficamente pequeño, con una economía en desarrollo. Necesitamos unirnos, y en ese esfuerzo ha sido importante la iniciativa de Unasur, que fue duramente bombardeada, más que por un interés regional por posiciones ideológicas recalcitrantes, que no han pensado en la región y se han alineado a los intereses de alguna potencia extranjera. La Celac es parte de esas iniciativas,  un proceso en desarrollo y que debemos hacer esfuerzos por consolidarla. La firma de hace unos días trata de que Latinoamérica tenga cierta soberanía aeroespacial. Cada país tiene sus iniciativas por separado, tenemos que unirnos; los pocos recursos que poseemos en conjunto, en comparación con grandes potencias, tenemos que articularlos para sacar mejor provecho, en resguardo de nuestras propias soberanías. La Celac es muy importante inclusive en temas como la lucha contra el COVID-19, tiene iniciativas importantes, a las cuales a Bolivia le conviene adscribirse.

—¿Cuánto ha afectado a Bolivia este alejamiento de la Celac y otros organismos y países?

—Desde el 10 de noviembre de 2019, Bolivia ha enfrentado una situación complicada en la comunidad internacional; hubo gobiernos que no reconocían al gobierno de Áñez porque consideraban que no había una sucesión constitucional; nosotros hemos señalado que hubo un golpe de Estado, que se había roto la institucionalidad. El posicionamiento (internacional) del gobierno transitorio fue demasiado recalcitrante, en términos ideológicos; y terminó peleándose con varios países importantes en la región y enfriando las relaciones con otros importantes en el orden mundial. México tiene un peso específico en Latinoamérica y en el mundo, y el gobierno de la transición golpista tuvo un vocero [Jorge Quiroga] que vociferó contra su Presidente. Eso ha generado reacciones muy diplomáticas del Gobierno de México, pero de forma airada por parte de la población mexicana. Ellos no concebían cómo alguien insultaba a uno de los presidentes más populares del último tiempo en México. Igual pasó con Argentina, hubo impasses. El gobierno de Áñez se fue aislando solito. En escenarios como Naciones Unidas, la OEA y otros trataba de seguir alineamientos con la política de Trump, rompiendo alianzas que Bolivia había construido en años anteriores.

—En su Memoria Institucional, la excanciller Karen Longaric reivindica que su labor ha sido desideologizar la política exterior.

—El gobierno de Áñez en su política exterior ha tenido un alineamiento muy poco soberano con la política exterior del gobierno de Trump. Y Trump, como todos sabemos, ha sido un desastre, no solo para su país, sino en el terreno internacional. Realiza una ejecución extrajudicial, el asesinato del general Soleimani, de Irán; se sale de los tratados de freno del cambio climático; de los tratados sobre armas nucleares de mediano alcance, y luego de repente Trump trata de encerrarse en sí mismo, deshacerse de las relaciones internacionales y atizar una guerra comercial con China que hizo tambalear la econom

ía global. Y el gobierno de Áñez alineado ahí, y además, para colmo de males, ninguneado. Bolivia no solamente que ha tenido una posición poco soberana, sino que en ese alineamiento con Trump fue ninguneada; y eso para los bolivianos que nos sentimos orgullosos de nuestra tierra ha sido indignante.

—¿O sea, no se consiguió algo a cambio?

— No. Ese alineamiento ha sido casi por nada. En la evaluación que hicimos, vimos que, por ejemplo, en comercio exterior, tratar de abrir mercados, en todo el tiempo del gobierno de Áñez, el resultado de ese trabajo ha sido cero. Pueden haber habido algunas conversaciones, pero el resultado es cero. No es, como señalan, que se ha desideologizado, ni mucho menos, sino inclusive se habían seguido algunas prácticas que no eran las más apropiadas; prefiero no entrar en detalles en relación a su política de contrataciones de funcionarios; lo único que puedo decir es que se ha reproducido males muy patentes en tiempos de los gobiernos neoliberales, donde se producían escándalos en ese ámbito.

—Estaba en tratativas la reposición de embajadores. ¿Avanzó algo en el gobierno transitorio, dada la cercanía…?

—No, contrariamente. Este periodo ha sido anodino. Llama la atención que ni siquiera en la relación con el gobierno de Trump, hacia quien uno podía advertir que existía un alineamiento, al extremo de que un confeso agente de la CIA era el asesor personal de Áñez, no hayan podido avanzar más. Se avanzó más en años anteriores. [Tras la mutua expulsión de embajadares] la relación entre Bolivia y Estados Unidos tuvo una tensión, durante un tiempo, pero se empezó a reconstruir, se negoció la posibilidad de tener un acuerdo marco que permita un relacionamiento entre nuestros Estados en base al respeto mutuo, de soberanía, pero ni siquiera ese acuerdo avanzó.

—Se dejó Unasur e inmediatamente se ingresó a Prosur (el grupo rival de Unasur).

—No fuimos parte de Prosur, en ningún momento; se participó alguna vez, como veedor, pero no ingresamos, pero tampoco es la intención hacerlo. La experiencia regional más importante fue Unasur. Lastimosamente fue torpedeada por intereses que van más allá de América del Sur, precisamente porque iba a poder convertirse en una importante representación regional que equilibre fuerzas en el marco geopolítico; ahora Unasur está debilitada; tenemos no obstante cierto nivel de acuerdos regionales, participamos del Mercosur, de la CAN, pero no hay algo tan grande y tan efectivo como se veía que podía ser Unasur.

—Chile, la relación post La Haya y bajo el mismo gobierno que lo llevó a estrados internacionales.

—Los bolivianos nunca hemos renunciado a nuestra aspiración y no vamos a renunciar a tener una salida soberana al océano Pacífico; ese es un elemento central en la relación con Chile, pero somos vecinos y tenemos un conjunto de relaciones en la cotidianidad de la vida de nuestros pueblos, y eso nos lleva a que procuremos tener una relación razonable, racional, civilizada en otros aspectos, que no hagan a éstos, que son de alta sensibilidad.

—¿Se tiene pensado hacer algo con la OEA y su informe de auditoría de las elecciones de 2019? México, senadores de Estados Unidos le han pedido a Almagro revisar dicha auditoría.

—Hay voces en el contexto internacional que han cuestionado esa auditoría; en segundo lugar, hay voces que han cuestionado y cuestionan el rol de Almagro como secretario general de la OEA. Se ha iniciado un debate ya, que debe desarrollarse en el marco de la democracia de los pueblos. Esa auditoría que realizó la OEA ha sido cuestionada por varios informes; entre ellos los que destacan más son dos, que mandaron a hacer específicamente dos grandes medios de prensa estadounidense, el New York Timesy el Washington Post; los dos descalifican y dicen que el análisis que realizó la OEA, su comisión, era errado, no tenía el fundamento necesario. Hay muchos detalles técnicos que probablemente ameriten, que más que ameriten ya han demeritado esa auditoría, como que ya no tiene valor; inclusive en la legislación boliviana eso no es susceptible de ser considerado prueba. Ahora, el rol de Almagro es un punto aparte. El secretario general de la OEA tiene un rol muy importante, el de la confiabilidad que debe transmitir a toda la comunidad de América. Es un interlocutor con todos los Estados y la organización misma; y en este momento esa confiabilidad está cuestionada. Almagro ya no es un secretario general legítimo, y eso debía hacer que el propio Almagro vaya evaluando su posición; y lo más digno para él, lo más coherente es que dé un paso al costado.

—Que renuncie.

—Que renuncie, que se aparte, porque ya le ha hecho mal a la OEA. Y en el futuro, tan cuestionado como está, como seguirá siendo, es probable que lo único que logre, si se sigue empecinando en estar como secretario general, es que afecte más a la OEA, lo que representa, la posibilidad de ser un lugar de encuentro de todos los países americanos, lo cual sería muy lamentable en un tiempo en el que necesitamos del multilateralismo, en que necesitamos estas articulaciones regionales.

—¿De parte de Bolivia no se ha considerado tomar alguna iniciativa?

—Nosotros por el momento estamos en un proceso de evaluación todavía de todo lo que nos dejó el gobierno pasado; vamos a terminar de definir una posición, pero no podemos dejar de observar la realidad, y la realidad es que en este momento la secretaría general de Almagro, más que ser un facilitador, un eje en el que converjan los diferentes Estados, ahorita es un incordio andante.

—Embajadores. Hemos estado un año sin embajadores. ¿Cuándo va a haber una lista, una propuesta?

—Estamos trabajando en eso intensamente, en una lógica un poco inicial, antes de ver los embajadores de forma apresurada. Obviamente estamos tomando los recaudos para algunos lugares estratégicos, como que están marchando, pero en el escenario integral de nuestra presencia internacional, estamos trabajando en una reevaluación rápida, en función de cómo está cambiando el mundo; en este momento, necesitamos redefinir un poco nuestra presencia; no contamos con un servicio exterior enorme, es pequeñito, pero lo poco que tengamos tenemos que utilizarlo de una forma estratégica; debemos tener una presencia más significativa en oriente, en China, en otras regiones, como Rusia. Estamos en eso, tratando de equilibrar un poco las características que deberíamos tener como embajadores en cada región, inclusive la presencia en términos cuantitativos; seremos legaciones pequeñas pero hemos de lograr la mayor eficiencia posible.

Rogelio Mayta Mayta

El nuevo Ministro de Relaciones Exteriores cuenta que fue otro de los ministros entrantes que no recibió el despacho de manos de la ministra saliente (Karen Longaric); no le da importancia al hecho. Estos días estuvo ocupado en la evaluación de la anterior gestión. 

Datos

Nombre: Rogelio Mayta Mayta

Nació: El 16 de septiembre de 1971, en La Paz.

Profesión: Abogado.

Ocupación: Ministro de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional

(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón