La crisis de 2019
Mesa es el actor mientras es opción electoral anti Evo, pero no es posibilidad de gobierno para las derechas
El triunfo en el referéndum del 21F aparentó el exitismo electoral de todas las derechas, porque (desde 2005) fue la primera y única elección en la que vencieron a Evo, pero esa victoria no era en sí misma una opción política de gobierno desde las oposiciones; fue un triunfo que impedía la modificación de la Constitución para una segunda repostulación en las elecciones nacionales.
La Sentencia Constitucional 0084/2017 resuelve la “aplicación preferente del Artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por ser la norma más favorable en relación a los derechos políticos”. En los hechos, habilita la repostulación indefinida de autoridades electas. Fue el argumento necesario que requerían las oposiciones para posicionar en el ideal urbano la dictadura y fraude. Este es el elemento central que da sustento a las movilizaciones urbanas lideradas por los comités cívicos, y en La Paz, ante la ausencia de una organización cívica que cohesione la “paceñidad”, fuerzan la aparición de una instancia política fundada a inicios de los 80, el Conade, liderado ese momento por la COB y la FSTMB y las organizaciones de izquierda como la UDP (MNR-I, PCB, MIR Hernán Siles Suazo y Jaime Paz Zamora y el PS-1 con Marcelo Quiroga Santa Cruz). Ahora es el rector de la UMSA Waldo Albarracín y Rolando Villena, ex defensor del Pueblo, con el apoyo de la APDHB y la ONG Jubileo de la Iglesia Católica que presentan la idea de una oposición cívica-urbana a la candidatura de Evo-Álvaro. El fraude ya se constituye en una estrategia como norte.
La composición política electoral de las oposiciones de 2019 no trascendió más allá de lo que fueron las derechas electorales desde 2005. Alianzas temporales de coyuntura electoral, sin renovación, su tiempo de vida política dura el tiempo de la campaña electoral, para convertirse tras las elecciones en voces individuales que subsisten en los medios de comunicación, para hacer del slogan mediático su forma de comunicación política.
Las candidaturas de Óscar Ortiz con los Demócratas y la Gobernación de Santa Cruz y Víctor Hugo Cárdenas con las iglesias evangélicas eran solo fotografías en la papeleta electoral. Mesa es la imagen, pero no el liderazgo, que concentra la mejor opción de oposición electoral; por ello que los cabildos cívicos dirigen el voto castigo contra Evo a favor de Mesa, es decir, él no es la opción de gobierno, sino la alternativa electoral contra Evo. No votaron por Mesa, sino más bien votaron contra Evo.
Esto es importante, porque Mesa es el actor mientras es opción electoral anti-Evo, pero no es posibilidad de gobierno para las derechas.
Toda la derecha política durante la campaña criticó y descalificó la candidatura de Mesa, el gonismo desde los Estados Unidos a través de Mauricio Balcazar (yerno de Goni) informaba a través de los medios que pagaron $us 1,2 millones a Mesa para la candidatura junto a Goni en 2002, incluso el periodista uruguayo Emilio Martínez publicó el libro El caudillo ilustrado, que describe con fechas, facturas, reuniones las condiciones del acuerdo y la entrega de los recursos económicos.
La derecha que manejó el Estado, y que entiende de política, conocía que Mesa no es opción de gobierno sólido, pero tiene imagen, por eso fue la mejor opción de la oposición electoral anti-Evo; es su mérito circunstancial.
‘FRAUDE’. El fraude fue construido como ideal y hecho político desde todas las oposiciones internas, externas y no así como un hecho jurídico.
Los dos momentos fueron la sentencia 0084/2017 como argumento, y la renuncia de tres vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) como excusa. La sentencia fue el argumento necesario, pero en octubre de 2018 la renuncia de los vocales José Luis Exeni (vicepresidente) y Katia Uriona (presidenta), y en enero de 2019, la de Dunia Sandoval, fue la excusa estratégica muy bien utilizada para posicionar socialmente en el mundo urbano el fraude. La sentencia constitucional —según las oposiciones— permitía la eternización en el poder, descalificando explícitamente al soberano, que es quien decide quiénes serán sus autoridades ejecutivas y legislativas, porque la habilitación a la repostulación no significa sustitución de la voluntad democrática del pueblo, ese derecho de la elección es un principio inalienable. Pero, la sentencia fue utilizada como sinónimo de eternización y dictadura.
Las renuncias de los vocales fueron definidas como la organización desde el TSE del fraude, porque los vocales institucionalistas habrían abandonado el Órgano porque no estaban de acuerdo con la manipulación electoral a favor del candidato-presidente.
La crisis se construye. El primer momento es anunciar, no denunciar, la organización del fraude, principalmente durante un año (octubre 20182019); el segundo momento (las tres primeras semanas de octubre) la convocatoria al voto castigo contra Evo a favor de Mesa, y desacato si es que el oficialismo vencía en las elecciones. Y el tercer momento, que dura solo tres días (20, 21, 22 de octubre), segunda vuelta como sinónimo de triunfo electoral; ahí Mesa se siente triunfador, pero ello es efímero porque los mismos actores “cívicos” son los que deciden desechar la segunda vuelta y a Mesa, y optan por la estrategia de la renuncia del Presidente y Vicepresidente y nuevas elecciones.
La capacidad de imponer en el sentido común urbano el ideal del fraude es su mayor triunfo político, lo que explícitamente deslegitimaba cualquier resultado de triunfo del candidato-presidente. El resultado electoral tenía una diferencia de más de 10% (lo que establece la CPE), pero mínima para reconocer el triunfo. Ahí el actor fundamental es la OEA, que sin tener el resultado oficial del TSE, es decir, el cómputo de las actas oficiales en forma pública y solo con el informe preliminar del TREP, que además no es vinculante, como lo establece la norma, anuncia o sentencia que no es creíble el triunfo del oficialismo y lo recomendable es la segunda vuelta. Hasta este momento, el actor aparentemente era Mesa. Mesa capitalizó el voto contra Evo, desplazó de Santa Cruz a los Demócratas y a Ortiz, tenía las posibilidades de liderar las movilizaciones urbanas, pero se equivocó. Sigo creyendo que era la imagen política de unidad de todas las derechas políticas y cívicas anti-Evo.
(*) César Navarro fue diputado del MAS, exministro de Minería