Encuestas, pocas sorpresas
La historia electoral es el relato de la pelea entre el MAS y sus oposiciones
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Como todo, la votación también se explica por su historia, sus regularidades, a la vez que sus quiebres. En la presente entrega, Animal Político le ofrece tres registros del pasado electoral: uno, el primero y segundo en las elecciones de gobernador en 2010 y 2015; dos, el primero y segundo de las municipales en esos mismos años en las capitales de departamento más El Alto; y, tres, el primero y segundo en las circunscripciones uninominales de las tres capitales del eje en las nacionales de 2014, 2019 y 2020.
Si bien las encuestas (como las que se presentan estos días) sobre la intención de voto son el recurso más usado para prever la distribución del poder en los departamentos, regiones y municipios, lo ideal para tener una mejor idea de dichas cifras sin duda es relacionarlas con los resultados obtenidos en el pasado.
Así, por ejemplo, si bien en la elección de gobernador en Santa Cruz para muchos es inédito el liderazgo (y las cifras) que está alcanzando Luis Fernando Camacho de Creemos, que en la última encuesta de Ciesmori (presentada el jueves 25) llegó a 57,4% (porcentaje sobre los votos válidos), como se ve en la gráfica 1, lo logrado por el exdirigente cívico solo hace confirmar la tendencia de las elecciones de 2010 y 2015: el mayoritario voto opositor al MAS en el departamento. Es más, el 57% obtenido en la encuesta todavía no alcanza el máximo histórico logrado por Demócratas en 2015, cuando Rubén Costas ganó con 59,44%.
Es La Paz la relativa sorpresa: mientras en 2015, Félix Patzi, bajo el ala de Sol.bo conseguía el respetable 50% opositor al MAS, para las elecciones del 7 de marzo, sin rival fuerte el MAS apenas logra 23,3%, con un cuasiempate con los Quispe (Santos y Rafael). Donde no hay sorpresa, en la pelea por la gobernación, es en Cochabamba, donde el candidato del MAS, Humberto Sánchez, que con 34% de la intención de voto está lejos del segundo (Súmate), aunque el masista está a la mitad de lo conseguido por sus antecesores (Edmundo Novillo e Iván Canelas), que ganaron con sobre el 60% del voto.
O el caso de la pelea por la Alcaldía de La Paz entre Iván Arias (Somos Pueblo) y César Dockweiler (MAS). Una vez que Negro Arias está por el 59,7% de intención de voto (sobre los válidos) en la última encuesta de Ciesmori, la cifra de nuevo solo confirma la tendencia antimasista que viene desde los tiempos del Movimiento Sin Miedo (MSM), cuando en 2010 este partido se alzó con la victoria con 48,5% del voto, mejorando ostensiblemente en 2015, con 58,09%.
Pero también se ven quiebres. Si el histórico del MAS en las elecciones municipales en La Paz estuvo sobre 34%, casi llegando a 40% en 2015 (ver gráfica 2), en la última encuesta de Ciesmori su intención de voto bajó a 28,6%: si alguien dijo que ésta puede ser la peor participación del MAS en la elección edil paceña, no está lejos de acertar.
Se ven quiebres. El más espectacular sin duda es el que tal vez ocurra en El Alto. De confirmarse el abrumador triunfo de Eva Copa bajo el ala de Jallalla (nada menos con el 87,6%, según la última encuesta de Ciesmori), aparentemente estaría confirmando la tendencia iniciada por Soledad Chapetón, oposición al MAS que en la elecciones de 2015 ganó la Alcaldía con 54,49%. En verdad, no se sabe si Eva Copa hubiera tenido la misma supremacía si iba como candidata por el MAS, pero, en vista del repunte masista en la elección de 2020 en las cuatro circunscripciones alteñas, acaso 2021 iba a ser el año del triunfal retorno del MAS al poder en la Alcaldía de El Alto, y con mayoría aplastante en el Concejo. Pero acaso, también, la gran expectativa por Copa y su 88% solo esté ratificando el peculiar antimasismo alteño empezado por Chapetón.
Una cosa es cierta en El Alto, sin embargo: de confirmarse el apoyo de menos de 8% al candidato del MAS, Zacarías Maquera, en vista a lo logrado en 2015 (32,34%), la próxima elección municipal puede ser la mayor derrota masista en El Alto.
En el caso de la pugna por la Alcaldía de Cochabamba, al cierre de la presente entrega, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) emitía la resolución de inhabilitar a Manfred Reyes Villa, candidato favorito según las encuestas: no demostró documentadamente que haya pagado una antigua deuda que tenía con el Estado. Con todo, el más del 50% de Reyes Villa en las encuestas de nuevo ratificaba el antecedente de 2015, cuando José María Leyes (Demócratas) logró un contundente 56,49%.
Pero las cifras que se reúnen en esta ocasión también pueden servir para ubicar mejor las tendencias; si bien la gráfica 3 se refiere a las circunscripciones de voto por los diputados uninominales, de alguna manera aquí se muestra la tendencia del electorado más territorializado.
Notar, por ejemplo, cómo las cuatro circunscripciones alteñas impajaritablemente han sido masistas a lo largo de tres elecciones. Incluso en los comicios fallidos de 2019, en los que acaso haya que ver la elección del enojo generalizado con el MAS (se puede observar cómo en todos los casos baja su votación con respecto a 2014), en El Alto, aún con dicho bajón masista, conserva la mayoría, siendo su peor desempeño en la circunscripción 11 (Villa Dolores, Santiago II, Villa Adela), cuando su predominio bajó a 40,76%.
Y, a contramano de lo dicho en el párrafo anterior, sobre todo en las circunscripciones alteñas, es notable la reconciliación, el repunte, del voto por el MAS en 2020: de 52 a 76% en la C10, de 41 a 62% en la C11, de 60 a 84% en la C12, y de 60 a 81% en la C13; un repunte en promedio de 22 puntos porcentuales.
En paralelo, la gráfica también permite ver cómo el mejor momento de las oposiciones en El Alto fue precisamente 2019, cuando alcanzaron hasta el 30% de la preferencia electoral en la C11. Cierto, en los comicios de 2020 en esta circunscripción el desempeño opositor sube a 32%, pero en el resto hay una baja significativa de caudal electoral.
En Cochabamba, si bien es significativo el repunte de la votación por el MAS en 2020 en tres de sus cuatro circunscripciones, no deja de llamar la atención el bajo desempeño que le augura la encuesta de Ciesmori al candidato a alcalde Nelson Cox, que apenas llega al 18%. Otra vez, como pasa en El Alto y La Paz, en la Llajta el MAS va en camino de su peor desempeño, aunque falta ver qué pasará con la inhabilitación de Reyes Villa.
El caso cruceño es especial. En al menos dos de sus ocho circunscripciones el MAS no está entre los dos más altos votados. A tono con lo que pasaba con el MAS en La Paz, El Alto y Cochabamba en 2020, cuando se puede hablar de una reconciliación del partido con su mlitancia (pues en todos los casos aumentó su votación), exactamente lo mismo pasa con las oposiciones al MAS en Santa Cruz: subidas de lo alcanzado en 2019 hacia 2020 verdaderamente espectaculares: de 37 a 71% en la C44, de 46 a 77% en la C45, de 38 a 57% en la C46, 32 a 67% (¡más del doble!) en la C47; o aquel terrible tránsito en la C48 (Villa Primero de Mayo, Plan Tres Mil), donde si el MAS ganó en 2019 con 36,97%, en 2020 el primero fue Creemos, con 46,38%.
2019 también es cuando más el MAS está fuera de los dos primeros. Y si en las elecciones de 2014, el MAS anunciaba una creciente “toma cruceña” (ya había ganado en tres de las ocho circunscripciones, en la 48, 49 y 50), en 2019 vino el bajón: además de salir de la disputa por estar entre los dos primeros en cinco de ocho circunscripciones, solo gana en dos (en la 48 y 49) pero con porcentajes menores (mayorías débiles).
Lo llamativo viene luego, sin embargo: si bien hay una evidente recuperación del MAS en seis de las ocho circunscripciones, logrando ganar en una (la 49), es significativo el asentamiento y acaso principio de hegemonía de Creemos: el triunfo abrumador en siete de las ocho circunscripiciones.
Abrumador también, como lo hizo notar la exdiputada Betty Tejada al analizar la última encuesta de Ciesmori: cómo Demócratas, el partido que hegemonizó el eje oriental del país (buena parte de la Media Luna) durante casi 15 años, sencillamente está desapareciendo del mapa electoral.
(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón