Icono del sitio La Razón

11 y 12 nov-2019, la cita que viró la historia

EL PUNTO SOBRE LA I

Si hay algo que distingue a una declaración en los medios de comunicación y otra que se deba hacer sobre lo mismo ante un fiscal o un juez, es lo concentrada que tendrá que ser esta última,  porque tales dichos “causarán estado”, serán elemento del juzgamiento de una o más personas; y allí, se sabe, uno no tiene que decir sino “la verdad y solo la verdad”, a riesgo de ser acusado o acusada de “falso testimonio” si no lo hace. Sin duda, la “verdad histórica de los hechos”, como dicen los abogados, construida de este modo tiene distinto talante, que no siempre mejor, que lo declarado a los medios de comunicación.  

Esta nueva forma de “construir la verdad” es lo que empezará a darse sobre los hechos relativos al derrocamiento del expresidente Evo Morales entre fines de octubre y principios de noviembre de 2019, con el caso “golpe de Estado”, presentado el 30 de noviembre de 2020 por la exdiputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Lidia Patty.

Como parte de este proceso judicial, la semana que termina se conoció la declaración de la exministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural (2011-2015) Teresa Morales Olivera ante investigadores policiales y fiscales, el sábado 13 de marzo. Al finalizar la semana, la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) dio una dura respuesta a dicha declaración. En su testimonio, por ejemplo, Morales Olivera atestigua cómo en la reunión del lunes 11 de noviembre, en el rectorado de la Universidad Católica Boliviana (UCB),  Jorge Tuto Quiroga, sin ningún cargo público conocido entonces,  daba “instrucciones” a los militares acerca del vuelo que tendría que sacar del país a Evo Morales y acompañantes.

VUELO. “Tuto habla con el comandante de la Fuerza Aérea y le instruye que emita la autorización de despegue de la nave donde se encontraba Evo Morales, a lo cual el comandante consultó sobre si debe despegar solo Evo Morales o también sus acompañantes, que eran Álvaro García y Gabriela Montaño, a lo que Quiroga le dijo: ‘No… no hay problema, los tres están autorizados’”.

 Tuto colgó el teléfono y les apeló: “Ya está Adriana… va a despegar Evo Morales… así que comenzaremos la reunión”, apunta Morales en su declaración, y cuenta cómo las dos representantes del gobierno de entonces les dijeron a los presentes que no habría reunión mientras no se tenga certeza de que Evo Morales se encuentre a salvo en el exterior del país. Quiroga les insistió que apenas “son dos horas de vuelo a Lima, iremos adelantando”. A lo que Salvatierra le reiteró que no, que primero el aterrizaje en otro país, y dejaron la cita.

Al respecto, Quiroga tiene otra versión, la que dio al periódico cochabambino Opinión en diciembre de 2019: “Adriana Salvatierra me llamaba a cada rato rogando que deje ir del país a Evo Morales. A cambio, dijo que el MAS permitiría una posesión presidencial en el Congreso para Jeanine Áñez”. Y sí confirma que gestionó la salida de Evo, claro, a su modo: “Yo, un opositor enconado, hice de agente de viajes de Evo”. Aún más: Quiroga aseguró al medio cochabambino que le constaba, por las llamadas de teléfono que oía, que Morales lloraba por irse del país. “Estaba, como todo cobarde, llorando para escapar”, dijo Tuto, evidenciando que era dueño de la situación.

Pero otra perspectiva plantea Teresa Morales en su declaración ante la autoridad: Una vez que no le creyeron a Tuto que el avión saldría en cuanto él colgara el teléfono, ella y Salvatierra dejaron la reunión: una actitud muy diferente de quien estuviera “llorando” e implorando por la vida del expresidente.

“Entonces Adriana y yo nos salimos de la reunión y dejamos a todos los golpistas bien sentados, y como usted sabe, el tal avión nunca acabó de salir, que no había autorización de aterrizaje, que el aire, que todo eso. Pasó toda la noche, y al día siguiente, cuando ya aterrizó después de tanta pericia en Paraguay, Tuto Quiroga volvió a llamar a Adriana para decir: ‘Bueno, ya aterrizó (Evo); entonces, reanudaremos el trabajo’”. 

Salvatierra y Morales volvieron a la reunión el martes 12, porque antes de dejar la cita del 11, la exsenadora les dio su palabra de que volverían pero  solo cuando supieran del aterrizaje de Evo y sus acompañantes en el exterior; y así lo hicieron.

En cuanto a la insistencia de que primero estuviera Evo a salvo y luego la reunión, fuentes consultadas por este medio remarcaron que esta exigencia no era gratuita, había evidencia de que se pretendía atentar contra su vida: el incidente que pasó con el helicóptero que lo iba a transportar de Colquiri a Oruro, el 4 de noviembre; la oferta de 50 mil dólares que se habría hecho para dejarlo sin seguridad; el que le quitaran el uso del espacio aéreo; el intento de llevarlo a la terminal militar en vez de a la comercial en el aeropuerto de Chimoré; ya le habían quemado la casa a la hermana de Morales, en Oruro.

Pero, siguiendo el hilo de la declaración de Teresa Morales, ella da cuenta de que en la reunión del 12, de nuevo en la UCB, estaban: monseñor Scarpellini, por la Iglesia Católica; Tuto Quiroga, acompañado por Luis Vásquez Villamor; Carlos Mesa, junto a Ricardo Paz; Samuel Doria Medina, con Roberto Moscoso; Rolando Villena, representando al Conade “y enviado por Waldo Albarracín”, y Juan Carlos Núñez, por la Fundación Jubileo.

Fue Carlos Mesa quien directamente le preguntó a Salvatierra, dice, que si ella había renunciado a la presidencia del Senado, a lo que ésta le respondió que si bien había difundido por las redes sociales su decisión de renunciar, en realidad no había presentado su carta de renuncia formalmente a la Asamblea.

La reunión había sido convocada para pacificar el país, se dijo; se añadió que dicho proceso pasaba por una salida institucional y constitucional. Formularon varias propuestas de procedimiento legislativo, pero con muchos errores. Así, se acordó invitar, por parte de ellos, al senador Óscar Ortiz; y Salvatierra llamó a la diputada Susana Rivero, aunque, se apresura a aclarar Morales, no con la idea de contribuir en el diseño de un procedimiento constitucional, sino como apoyo a Salvatierra en el debate político y jurídico.

Con las representantes del MAS presentes, ellos “abiertamente preguntaron”, cuenta la exministra, si “¿ustedes aceptarían que la presidenta del Estado sea Jeanine Áñez?” Salvatierra les reclamó que la pregunta estaba por demás, cuando “todos sabemos” que Áñez por lo menos desde el domingo 10 (cuando Morales y García renuncian) ya estaba activa, actuando como la nueva jefa de Estado, y desde el lunes 11 “está usando la cápsula (el vehículo) presidencial para moverse en el territorio nacional”. Los propios militares habrían revelado este extremo.

Prolongada la reunión sin llegar a acuerdos (hubo desde propuestas de ley para regular la transición hasta una de convocatoria a elecciones, sin prosperar en algún acuerdo), las representantes del MAS decidieron retirarse y ahí fue cuando, coinciden varias fuentes y, ahora, Teresa Morales, que Samuel Doria Medina habló del Plan B: “Adriana dijo ‘nos retiramos’, entonces Samuel Doria Medina al ver que nos parábamos, dijo: ‘deben tomar una decisión de inmediato, hoy mismo. De lo contrario, operaremos por nuestro Plan B’; los miró a todos y todos asintieron con la cabeza, murmurando entre sí”.

El Plan B, testifica Teresa Morales, “era posesionar a Jeanine Áñez sin el apoyo de la bancada parlamentaria del MAS, sin haber leído la renuncia del presidente Evo y del vicepresidente Álvaro García en el Congreso, y sin seguirse ningún procedimiento constitucional debido”.

La reunión del 12 terminó en nada, enfatiza Morales: “Jamás hubo algún acuerdo entre Adriana Salvatierra, Susana Rivero y mi persona con el colectivo de golpistas”; la prueba de esto, concluye, es la forma en que Áñez se posesionó presidenta: una sesión legislativa sin quórum (pues no asistió la bancada mayoritaria, del MAS), “con el hemiciclo vacío, autodenominándose presidenta de la Asamblea y del Estado”.

Cuando el investigador le pregunta que tratándose el caso “golpe de Estado” por “sedición, conspiración y terrorismo”, ¿qué puede decir al respecto?, Morales pone como prueba de conspiración la propia reunión a la que asistió junto con Salvatierra y Rivero: “La reunión de supuesta pacificación convocada por la Iglesia Católica en la UCB (…) desnudó y puso en evidencia todo el proceso conspirativo que desarrollaron todos los asistentes”.

A las asambleístas y a la exministra les llamó la atención, dice, “la manera muy natural que tenían contacto con los militares” (una fuente que prefiere la reserva asegura que el comandante de la Fuerza Aérea de entonces, Jorge Gonzalo Terceros, fue edecán de Jorge Quiroga cuando éste era Presidente), “así como la facilidad, acceso y alcance al Tribunal Constitucional” (“yo vi el documento del Tribunal —que avaló la sucesión de Áñez— media hora antes que el Tribunal lo saque”, apunta esta misma fuente).

Así, destaca Teresa Morales, quedó claro que “quienes decidieron quién iba a ser la presidenta de Bolivia ante la renuncia de Evo Morales fueron las personas reunidas en la UCB y no así los parlamentarios reunidos en una sesión de asamblea”.

Teresa Morales también fue Directora de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), entre 2018 y 2019; por esto, añade en su declaración: “Como exdirectora de la UIF tengo especialidad (en) cómo identificar claramente la figura del terrorismo. Estoy segura de que se generará una segunda acción para saber quiénes financiaron todo este movimiento violento”, refiriéndose a las acciones de grupos entre octubre y noviembre de 2019.

IGLESIA. El viernes 19 de marzo, en evidente respuesta a las revelaciones que hizo la exministra Teresa Morales en su declaración judicial, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) emitió un comunicado en el que vierte su versión de las reuniones del 11 y 12 de noviembre de 2019.

La referida reunión, dice la CEB, “fue convocada por la Iglesia Católica, como facilitadora del diálogo junto a la Unión Europea y la Embajada de España. El objetivo de aquel encuentro era buscar consensos para la pacificación y la gobernabilidad”.

“En la mesa de diálogo participaron todos los partidos políticos en el Parlamento y los partidos electos en 2019”, añade el comunicado.

Tras confirmar que el 11 de noviembre Salvatierra insistió en la salida segura de Evo Morales antes de nada, la CEB asegura que para este fin se “solicitó que se comunicase esta petición a las autoridades militares, servicio que realizó el expresidente Tuto Quiroga, no como una autoridad que da una orden, sino como servidor que comunicaba la petición del MAS a las autoridades, para facilitar así la salida en paz del expresidente Evo Morales”.

Resuelto el tema de la partida de Evo, la CEB señala que el martes 12 lo primero que se trató en la reunión fue la elección del nuevo Presidente. Y hace notar una llamativa e inusual sugerencia: “La propuesta que se planteó, en un primer momento, fue dar posibilidad a todos los asambleístas para presentarse como candidatos a presidente, idea de los representantes del MAS”.

La CEB no deja de señalar la sujeción en que habrían estado los “representantes del MAS” a alguien en “el exterior”: “Hay que hacer notar que, en todo momento, los representantes del MAS consultaban con sus líderes en forma telefónica, de forma que no había avance que no fuese consultado y autorizado desde el exterior”.

Poco a poco, dice la CEB, se fue abriendo camino a la “solución más constitucional”: “la elección en la Asamblea Plurinacional de la segunda vicepresidenta del Senado, en base a la declaración constitucional del año 2001, 003/2001, que determina que no puede haber vacío de poder, sino que cuando sucede, como era el caso, la sucesión constitucional se realiza ipso facto e, incluso, ahorrados los formalismos”.

Los representantes del MAS, fustiga la CEB, “estuvieron de acuerdo en esta solución” (de Áñez presidenta), que por eso mismo Salvatierra habría “invitado” a todos a la sesión de la asamblea en que se debía posesionar a Áñez como la nueva Presidenta, “en virtud de la Sentencia Constitucional 003/2001, ratificada además por el Tribunal Constitucional, por lo que su investidura fue plenamente ajustada a la Constitución, en el marco de la sucesión constitucional”.

En la parte final de su comunicado, la Conferencia señala directamente a la exministra Teresa Morales. La acusa de que ésta afirmó que “hubo sedición, conspiración y terrorismo en las reuniones del 11 y 12 de noviembre en la UCB”, rechazando esta declaración.

Defendiendo como “diálogo ejemplar” el del 11 y 12 de noviembre de 2019, la CEB deplora que esto se interprete como un “golpe de Estado”; por esto, ya como consecuencia para el presente, alega que todas las detenciones hechas a causa de dicho golpe son injustas, y lo que hoy se da es simplemente “persecución política”, dice la CEB: “Interpretar aquellos hechos como ‘golpe de Estado’ es una fantasía que no corresponde con la realidad, por lo que afirmamos que las detenciones basadas en esta interpretación son del todo injustas y los detenidos por esta razón lo son en virtud de una persecución política que no responde a la verdad de lo sucedido, por lo que seguimos pidiendo para ellos trato humanitario y libertad”.

(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón