PUREZA CELESTIAL DE LA CEB
Crítica a la ‘Memoria de la pacificación’ en 2019 publicada por la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB).
DIBUJO LIBRE
El documento presentado por la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) a la Fiscalía y al Vaticano, Memoria de los hechos del proceso de pacificación en Bolivia octubre 2019-enero 2020, es un relato a la altura de la nobleza eclesial, la versión de pureza celestial que justifica la sucesión constitucional, que niega el golpe de Estado, que omite deliberadamente las masacres del 11 de noviembre de 2019, y dice que las muertes de Sacaba y Senkata fueron producto del enfrentamiento. Es el relato espiritual que los siervos políticos de las derechas necesitaban.
Mentiras celestiales. En su condición de facilitadora del diálogo describe su rol: “La CEB se mantiene ajena a intereses políticos de unos y otros sectores en conflicto”; mediadores neutrales que caracterizan el momento: “El conflicto de 2019 se agudizó el 20 de octubre, con la inexplicable interrupción del sistema TREP y la denuncia de indicios de fraude, presentados por la propia población en diversos puntos del país”. Con estas dos afirmaciones definen su rol institucional y el momento político pre y poselectoral.
El rol “ajeno a los intereses políticos” es apariencia simbólica. En 2017, cuando se conoció la Sentencia Constitucional 084/2017, que habilitaba la repostulación de Evo, la CEB expresaba: “abre el camino al totalitarismo y al dominio del más fuerte, con el consiguiente menoscabo de la libertad del pueblo”. En mayo de 2019, acerca del proceso electoral la CEB dijo: “No se puede aceptar el control o la manipulación de los votos como instrumento de poder… Una verdadera democracia da legitimidad al Gobierno que surge de un proceso electoral transparente y del respeto inviolable de la decisión del pueblo boliviano”. Institucionalmente asume una posición política de derecha sobre la habilitación de la candidatura y el fraude como estrategia discursiva y mediática.
La CEB dice que el conflicto se “agudizó por las denuncias de fraude presentada por la población”; contra esta afirmación, los obispos bolivianos reunidos en el Vaticano el 23 de octubre expresaron: “Nos parece observar, junto con muchos ciudadanos, indicios de fraude”. El obispo Ricardo Centellas G., presidente de la CEB, el 10 de noviembre en Carta Abierta al Presidente Morales le conmina a renunciar: “Muestre su respeto por Bolivia y Potosí, renuncie para pacificar el país y asuma su responsabilidad por el fraude electoral y no siga provocando mayor incertidumbre”. La CEB ahora se escuda en la población, cuando en 2019 fue el portavoz eclesial de la conspiración, acusando a nivel internacional de fraude y exigiendo la renuncia.
Renuncia voluntaria y muerte entre vecinos. La renuncia del presidente de la Cámara de Diputados Víctor Borda la presentan como una decisión voluntaria: “anuncia su renuncia por la red Bolivisión”, exenta de violencia; no dicen que renunció por la quema de su casa en la ciudad de Potosí y debido a la retención por grupos violentos e intento de asesinato de su hermano.
Con relación a los hechos de la mañana del 11 de noviembre expresan: “se registraron fuertes enfrentamientos entre vecinos, incluso con muertes”. Esta afirmación es un pecado terrenal. Los informes de la Defensoría del Pueblo, de la CIDH, de la Universidad de Harvard (Informe Nos mataron como a animales) y testimonios en redes sociales, muestran la represión armada de policías uniformados y de civiles en El Pedregal, Chasquipampa y Ovejuyo, con el saldo de tres muertes; en Huayllani (Cochabamba), una muerte; los cuatro por impacto de bala. En la Memoria de la CEB las muertes fueron por enfrentamiento entre vecinos diabólicos sin responsabilidad policial.
La CEB confiesa que en la noche, junto a representantes diplomáticos y cívicos, emitió un comunicado pidiendo a las FFAA y la Policía que salgan a las calles a cuidar la paz, es decir, bendicen la declaratoria de facto de la militarización del país.
Con relación a las masacres de Sacaba el 15 y Senkata el 19 de noviembre la Memoria expresa: “(Sacaba) enfrentamientos violentos… sufrieron agresiones y (la iglesia) acogió a heridos y muertos (…) quedaron consternados por la violencia desatada en Senkata”. En su narrativa, los muertos fueron por obra del espíritu maligno entre movilizados, la misma versión que expresaron Arturo Murillo y Fernando López, que los muertos fueron por impacto de bala entre las “hordas masistas”.
Confesión celestial de la conspiración. El aporte central de la Memoria es la confesión de que los mediadores eclesiales y diplomáticos que se reunieron (el 10 de noviembre) y decidieron con cívicos y partidos de derecha, es decir, una sola parte, quién será la nueva Presidenta, aunque dicen que “en ningún momento se tomó decisión alguna”, encomiendan a Ricardo Paz, jefe de campaña de Comunidad Ciudadana, a que llame a la senadora Jeanine Áñez, para consultarle “su disponibilidad de asumir la Presidencia”.El padre José Fuentes, secretario adjunto de la CEB y ahora rector de la UCB, en una entrevista con Página Siete confiesa que fue “Jorge Tuto Quiroga quien llamó por celular a la senadora Áñez para que asuma la Presidencia”; ambas versiones confirman que la reunión del 10 de noviembre fue sin presencia del MAS, deciden personas sin ninguna representación legal y legítima; se arrogan una representación del pueblo sin tener esa condición, ése es un acto de sedición.
Otro elemento es que en la reunión deciden utilizar una Declaración Constitucional como jurisprudencia constitucional antes que el TCP haga público un comunicado: “Considerando la DC 003/2001 según la cual la sucesión constitucional se produce ipso facto para evitar el vacío de poder en el Estado, se planteó sugerir a la Asamblea Legislativa dispusiese la sucesión constitucional de Jeanine Áñez para asumir la presidencia”. Es decir, definen la “base constitucional de la sucesión de ipso facto”, para ello era necesario el procedimiento de la autoproclamación como presidenta del Senado y de la Asamblea Legislativa Plurinacional, considerarse Vicepresidenta y luego de ello autoproclamarse Presidenta de la República.
¿Quién hizo la gestión ante el Tribunal Constitucional para que éste emita el “comunicado” exactamente a minutos de la autoproclamación del día martes 12 de noviembre a horas 18:30? Es vital y determinante para ver el nivel de coordinación y articulación del grupo de la UCB con un órgano de poder del Estado.
La Memoria define que “la senadora Áñez fue investida como Presidenta”. Otra mentira piadosa, porque el acto de “investir” es un principio constitucional definido en la Constitución (Art. 161. 2): es la Asamblea Legislativa que recibe el juramento de la Presidenta o Presidente del Estado. Áñez no juró en la Asamblea; por el contrario, la banda presidencial le fue puesta por un militar, el Jefe de la Casa Militar del Palacio.
La Memoria es la homilía de la misa dominical de la catedral cruceña, que fustiga a los movimientos sociales, que condena que el Estado Plurinacional sea laico y no confesional, que la nobleza eclesial perdió privilegios en el poder político, que dejó de ser la consejera y salvadora de las crisis del viejo Estado liberal, colonial, republicano y de su sistema político conservador y racista.
La Memoria vuelve a masacrar a los nadies, porque no existen en su relato, porque se auto-asesinaron en enfrentamientos entre vecinos, absuelve los pecados de Murillo, López, las FFAA y la Policía porque nos dieron paz frente a hordas vandálicas que solo luchaban por su wiphala; llama a la autoproclamación un acto de investidura presidencial. Es la narrativa celestial, propia de una nobleza que no se ruboriza por su pueblo, pero sí se siente feliz porque comparte la mesa de patrón.
(*)César Navarro M. fue diputado y ministro de Minería