Brzezinski, Eurasia, Rusia y Ucrania
El dominio de Eurasia, de la ‘Isla Mundo’, otra perspectiva del conflicto ruso-ucraniano.
SALA DE PRENSA
Zibgniew Brzezinski fue uno de los personajes más influyentes en la política exterior estadounidense. Oriundo de Polonia, Brzezinski sirvió como consejero de Seguridad Nacional (1977-81) durante el gobierno de Jimmy Carter. En 1974, poco antes de ocupar aquel puesto, Brzezeniski también cumplió un rol muy importante en la creación de la “Comisión Trilateral”: una organización internacional no gubernamental dedicada a facilitar las relaciones entre Estados Unidos, Europa Occidental y Japón — de la cual David Rockefeller fue su primer presidente. Pero esa es otra historia.
En 1977, Brzezinski publicaría uno de sus más reconocidos trabajos: El Gran Tablero Mundial: La Supremacía Estadounidense y sus Imperativos Geoestratégicos. Siguiendo la teoría de la “Isla Mundo” del británico Halford Mackinder —a quien muchos consideran el padre de la geopolítica moderna— el libro tiene por objetivo el desarrollo de una comprensiva e integrada geoestrategia de Estados Unidos hacia Eurasia.
Tanto para Mackinder como para Brzezinski, desde que los continentes empezaron a interactuar políticamente hace alrededor de 500 años, Eurasia ha sido “el centro de poder mundial”.
Aquella vastísima región —que, como su nombre lo indica, incluye Europa, Asia y Medio Oriente— en el tiempo en que Brzezinski escribió el libro, albergaba 75% de la población y 60% del PIB mundial, como también tres cuartos de los recursos energéticos conocidos en el mundo.
El siguiente famoso aforismo de Mackinder resume su pensamiento: “Quien controle Europa del Este domina el Corazón Continental; Quien controle el Corazón Continental domina la Isla Mundo; Quien control la Isla Mundo domina al Mundo”.
Efectivamente, el control de Eurasia casi automáticamente supone la subordinación de África y tanto las Américas como Oceanía quedan como periferias del centro.
En la historia reciente, fue el Imperio Zarista y luego la Unión Soviética los que lograron controlar casi en su totalidad el “Corazón Continental”; es decir Siberia, Europa Oriental y Asia Central.
No obstante, como apunta Brzezinski, la última década del siglo XX fue testigo de “un cambio tectónico en los asuntos mundiales”. Por primera vez en la historia, un país noeuroasiático emergió como primera potencia mundial.
Para mantener tal primacía de Estados Unidos en Eurasia y, por tanto, a nivel mundial, Brzezinski argumenta que es imperativo que ningún oponente euroasiático capaz de dominar Eurasia y, por tanto, desafiar a Estados Unidos, emerja. Éste escribe:
“Todos los retadores políticos y/o económicos potenciales a la primacía estadounidense son euroasiáticos. Acumulativamente, el poder de Eurasia eclipsa ampliamente al de Estados Unidos. Afortunadamente para Estados Unidos, Eurasia es demasiado grande para ser políticamente una”.
Ya hace poco más de 40 años, cuando se publicó el libro, Brzezinski señaló que era necesario evitar que Rusia forme una alianza con “el actor principal del este” (China o Japón).
También postuló que sin Ucrania Rusia deja de ser un Imperio euroasiático y solamente podrá aspirar a ser un imperio asiático. No obstante, si es que Rusia volvería a ganar el control de Ucrania, “con sus 52 millones (*) de habitantes y grandes recursos, como también su acceso al Mar Negro, Rusia automáticamente gana de nuevo los medios para convertirse en un poderoso poder imperial, abarcando Europa y Asia”, Brzezinski advierte.
En los últimos años, las proyecciones de Brzezinski fueron volviéndose realidad. El progresivo acercamiento de Rusia y China —particularmente dos de sus conjuntos proyectos: la Ruta de la Seda y la Organización Económica de Shangai— representaron la emergencia de un nuevo axis euroasiático capaz de desafiar la primacía de Estados Unidos en la región.
Por otra parte, el actual conflicto en Ucrania es un importante capítulo más de la más grande batalla por el principal premio geopolítico a nivel mundial: el Corazón Continental y la Isla Mundo.
(*) Según El Portal datosmacro.com, para 2020 Rusia tenía 146.171.000 habitantes. (N.E.).
(*)Álvaro Montenegro P es politólogo, especializado en Medio Oriente