La exclusión y Almagro, los reclamos en la cumbre
En lo relativo a la presencia de jefes de Estado, la Cumbre fue la más baja en la historia: de 35 mandatarios, asistieron solo 22
De los países asistentes, 14 protestaron por la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El punto sobre la i
En la reunión de los jefes de Estado en la Cumbre de las Américas (cita de alto nivel el jueves 9 y el viernes 10) hubo dos temas, uno más que otro, que ocuparon la mayor parte de la discusión: la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo la Secretaría General de Luis Almagro; ambas cuestiones fueron el reclamo de varios mandatarios.
“El tema central de la cumbre fue indudablemente la exclusión injustificada de tres países, este hecho definitivamente deslució el evento que tuvo grandes ausencias, México, Bolivia, Honduras, Guatemala, El Salvador y cuando menos tres países del Caribe no asistieron a nivel presidencial, a diferencia de las dos cumbres anteriores en Panamá y Lima, donde estuvieron los 35 presidentes. Definitivamente, Estados Unidos como país organizador deberá aprender la lección de que la calificación unilateral no es buena para una verdadera integración”, declaró a este medio desde Los Ángeles el embajador de Bolivia en la OEA. Héctor Arce Zaconeta.
Según el recuento hecho por el periódico El País de España, al final a la Cumbre asistieron 22 jefes de Estado y de Gobierno, incluido el mandatario estadounidense Joe Biden; y fueron 8 los países representados por sus ministros de Relaciones Exteriores u otras autoridades. El País registró “14 naciones que expresaron su rechazo a las exclusiones”. Con esto, concluye el medio ibérico, la de Los Ángeles “es la Cumbre de las Américas con menor participación de primer nivel entre los grandes países del continente”.
RECHAZO
De las representaciones que expresaron su rechazo a la no invitación de Miguel Díaz-Canel (Cuba), Daniel Ortega (Nicaragua) y Nicolás Maduro (Venezuela), sin duda la más directa fue la argentina. El presidente Alberto Fernández al empezar su discurso aclaró que en la cita hablaba como presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). A tiempo de reclamar por los tres países ausentes obligados, Fernández señaló que la futura regla debía ser que el albergar la Cumbre no daba derecho al país organizador decidir quién es invitado y quién no.
“Definitivamente, hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un ‘derecho de admisión’ sobre los países miembros del continente”, remarcó el mandatario argentino.
Fernández fue más allá del reclamo. Al final de su discurso, como presidente de la Celac, invitó a Biden a la próxima cumbre de este organismo: “Presidente Biden. Estoy aquí tratando de construir puentes y derribar muros. Como presidente de la Celac quiero invitarlo a participar de nuestra próxima reunión plenaria. Sueño que en una América fraternalmente unida, nos comprometamos a que todos los seres humanos que habitan nuestro continente tengan derecho al pan, a la tierra, al techo y a un trabajo digno”, le dijo. Según la corresponsal de Página 12, “Espero ansioso su invitación”, le respondió Joe Biden cuando, al finalizar el discurso, se acercó a saludarlo.
Otro que de manera nítida protestó por las exclusiones fue el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien apuntó que incluso para reprender a los países excluidos, éstos debían estar presentes. “Acá deberíamos estar todos y no estamos todos. No me gusta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua porque sería distinto exigir con su presencia la urgente necesidad de la liberación de los presos políticos de Nicaragua y pedir terminar de una vez por todas con el injusto y lamentable bloqueo de Estados Unidos a Cuba”, destacó el mandatario chileno, según recogió el portal noticioso Infobae.
DICTADURAS
Quien sí se les puso al frente, elogiando más bien el no haber invitado a los mencionados tres países fue el mandatario de Colombia, Iván Duque. Recordó “la cláusula de Quebec” (de la tercera cumbre, en Quebec, Canadá, abril de 2001), que señala, dijo, que “cualquier alteración o ruptura del orden constitucional es un obstáculo irreparable para participar”. La no invitación no es por ideología, añadió: “Aquí no hay exclusiones ideológicas, aquí hay un rechazo contundente a cualquier forma de dictadura”.
Con todo, para el embajador Arce, la Cumbre concluyó “con un mensaje muy fuerte” para Estados Unidos: que “ya no es concebible que Latinoamérica sea considerada un furgón de cola, ya no es posible que se siga excluyendo a Estados soberanos. Al final, las exclusiones hicieron que se pierda una gran oportunidad para los Estados americanos y sobre todo para los pueblos del continente, en un momento crucial en el cual el mundo entero está saliendo de la pesadilla del COVID 19”.
En el caso de la OEA bajo la conducción de Almagro, también fue el Presidente argentino quien deploró el rol de la OEA en 2019: “Se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de Estado en Bolivia”, lanzó el mandatario; por eso, luego directamente exigió destituir a Almagro y sus colaboradores: “La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen”.
Ahora —contó el embajador Arce— si el canciller de México, Marcelo Ebrard, “fue muy claro y específico sobre la necesidad de una transformación profunda de la OEA”, el boliviano Rogelio Mayta “fue más allá al referir que no estamos obligados a permanecer en una organización que no nos favorece en nada, que ya no responde a las necesidades y aspiraciones de las naciones y los pueblos del continente, cuando menos a los países de Latinoamérica, que no están obligados a permanecer en una organización que no los reconoce, no los ayuda, no los favorece, que los suplanta por gobiernos y actores imaginarios y, lo que es peor, que en los últimos años solo sirve a intereses mezquinos, parciales y sectarios”, reseñó Arce el discurso de Mayta.
El futuro de la OEA “está seriamente comprometido”, afirma Arce, quedándole solo dos caminos: “O acepta la realidad y se transforma o se debilita aún más y es remplazada”. Cualquiera de ambas salidas, “por supuesto”, enfatiza el embajador, “pasa por la salida inmediata y el procesamiento de Almagro”.
En cuanto al rol que desempeñó el secretario general Almagro en la Cumbre, Arce percibió cierta pérdida de autoridad: “Luis Almagro tuvo una participación casi nula en el evento, fue duramente cuestionado por varios líderes y cancilleres e incluso se notó que Estados Unidos le está quitando su respaldo. Prácticamente, fue ignorado, con la excepción quizá del Presidente de Colombia, que fue el único que lo saludó”.
Y es que el deterioro de la dirección de Almagro es irreversible, destaca el embajador: “El daño que le hace a la Organización ya no puede ocultarse más; en definitiva, los países tendrán que tomar una decisión sobre salvar a una persona o salvar a una organización, que transformándose bien podría representar la iniciativa de integración más antigua del mundo, cual es el sistema interamericano, que data de finales del siglo antepasado”.
CENSOR
Una especial pelea que se tuvo que dar contra la tendencia injerencista que hoy día prima en la OEA —refiere el embajador— es en el documento “Acuerdo sobre Gobernabilidad Democrática”, donde se evidenció la intención de generar mecanismos de intervención en los países por parte de la OEA, iniciativas como la de crear una suerte de censor de las democracias en el continente, un Alto Comisionado para la Defensa de la Democracia, lo cual fue frenado a tiempo.
“El documento originalmente era muy proclive a los afanes intervencionistas y contrarios a la verdadera democracia, incluía la creación de consejos y comisionados para la supuesta “defensa” de la democracia, incluso pretendía calificar qué es o qué no es una ‘alteración’ o ‘perturbación’ del orden democrático; todo para que la OEA pueda hacer lo que quiera cuando no les guste un gobierno, mal usando la Carta Democrática Interamericana. Todo esto se evitó gracias a un trabajo coordinado con México, Argentina, Chile y muchos otros países que al final entendieron que las bases de no intervención en asuntos internos de los países y el respeto a la autodeterminación de los pueblos deben ser la base de las relaciones internacionales”, relató la polémica al respecto el embajador Arce.
El valioso párrafo 3G que Bolivia logró insertar
En el documento ‘Acuerdo sobre Gobernabilidad Democrática’, que luego aprobaron los jefes de Estado, la representación boliviana logró que se introduzca un párrafo específico acerca de las misiones de observación electoral de la OEA, de sus principios, sobre todo de imparcialidad, no injerencia y acceso a la información que procesa.
Se trata de párrafo 3G, que, textual, dice:
“Reconocer la importancia de las misiones de observación electoral, conducidas bajo los principios de objetividad, imparcialidad, transparencia, independencia, respeto a la soberanía y con acceso a la información, respetando los procedimientos establecidos en la normativa del Sistema Interamericano, incluyendo la Carta Democrática Interamericana, y que no comprometa la independencia de las misiones; asegurando los Estados las condiciones de seguridad de los observadores electorales, para que puedan desempeñar sus funciones de manera independiente y segura”.
La razón para esta iniciativa —dice el embajador de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce Zaconeta— es que la OEA y su Secretaría General “en los últimos tiempos se han transformado en instituciones nocivas para las democracias; han dejado de cumplir su rol fundamentalmente garantista de la institucionalidad, del Estado de Derecho y la vigencia de los Derechos Humanos, para convertirse, en el golpe de Estado de noviembre de 2019, en partícipes de la ruptura del orden constitucional, de la insurrección de las instituciones armadas y consecuentemente las graves violaciones a los Derechos Humanos”.
En ese contexto —detalla Arce— se consiguió que en el documento Gobernabilidad Democrática haya el “mandato” para que las misiones de observación electoral sean “objetivas, transparentes, imparciales, independientes, que respeten la soberanía de los Estados y sobre todo generaren acceso a la información”.
“Bolivia espera, (con) base (en) este mandato tan alto y claro, no solamente la entrega inmediata de la información requerida en once oportunidades, sino una investigación seria, honesta y definitiva de lo que ocurrió con la supuesta auditoria de integridad electoral de 2019”, aseveró el embajador Arce Zaconeta.
(*)Iván Bustillos es periodista de La Razón