Otra vez la autoridad de Almagro en cuestión
En el último Consejo Permanente de la OEA (el jueves 8), Luis Almagro reaccionó airado cuando Bolivia volvió a referirse al rol de la OEA en la crisis de 2019
Luis Almagro reaccionó airado al reclamo boliviano de información sobre 2019; el tema no está cerrado.
El punto sobre la i
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, volvió a sorprender el jueves durante la sesión del Consejo Permanente del organismo. En una airada respuesta que dio al representante de Bolivia, Héctor Arce Zaconeta, dijo que las “irregularidades” encontradas en las elecciones del 20 de octubre de 2019 “están en las 1.000 páginas” que la OEA habría reunido al respecto. Es la primera vez que el Secretario General apunta este considerable volumen del documento sobre Bolivia.
A no ser que haya otros archivos que no se hicieron públicos, lo que la OEA presenta a la fecha en su sitio web oficial sobre la elección boliviana de octubre de 2019, en realidad suma 631 páginas. En el sitio https://www.oas.org/es/sap/deco/in forme-bolivia-2019/ Informe final – Análisis de Integridad Electoral Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia, el organismo ofrece el mencionado Informe Final (que fue presentado el 4 de diciembre de 2019) más 9 anexos, cuyas extensiones son 95 páginas el “Informe Final”; 11 de los “Acuerdos, Carta de Invitación y Carta de Aceptación”; 18 de los “Requerimientos de información al Órgano Electoral Plurinacional”; 3 del “Informe de la Dirección Nacional de Tecnologías de la Información”; 104 de la “Documentación relacionada a la impresión de Actas y Papeletas Electorales”; 9 del “Informe Complementario al Informe Final Elecciones Generales 2019-NEOTEC”; 5 de las “Actas del 4, 5 y 6 de noviembre que enlistan hallazgos de los auditores respecto a aspectos informáticos, suscritas por técnicos del TSE”; 11 del “Registro de denuncias e información recibida”; 337 del “Anexo técnico de pericia caligráfica”; y 38 páginas de las “Actas con inconsistencias de votos vs. lista índice”. Lo que hace un total de 631 páginas.
IRREGULARIDADES.
Un hecho de la intervención airada de Almagro del jueves 8 que tampoco se puede dejar pasar es que el Secretario General al referirse a lo sucedido en la elección boliviana de octubre de 2019 solo habla de “irregularidades”; muy distinto a lo que en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA del 12 de noviembre de 2019 Almagro señalaba sobre Bolivia: que “hubo fraude en todas las etapas del proceso”; de hecho, fue el Secretario General quien empezó a generalizar dicho calificativo sobre la elección boliviana de 2019.
En realidad, el Informe Final (de diciembre de 2019) lo que dijo encontrar fue “manipulación dolosa”, en al menos dos planos: uno, en lo relativo a las actas, su alteración y hasta “falsificación de las firmas de los jurados de mesa”, y, dos, la manipulación informática, que hubo un “redireccionamiento del flujo de datos a dos servidores ocultos y no controlados por el personal del TSE, haciendo posible la manipulación de datos y la suplantación de actas”. El Informe clasifica en tres las “acciones y omisiones”: las “acciones deliberadas que buscaron manipular el resultado de la elección”; las “irregularidades graves”, acciones que no se sabe si tuvieron o no la intención de manipular “aspectos de la elección”; “errores”, “equivocaciones o negligencia sin indicios de intencionalidad” de la referida manipulación; y algunos “indicios” de hechos dolosos que se pudo ver, decía la OEA, mediante “análisis estadísticos y cruce de información” (páginas 3 a 7 del Informe).
El jueves 8, Almagro argumentó que los informes de las misiones de observación electoral o los informes de integridad electoral son públicos, y que en el caso de Bolivia en las 1.000 páginas consta “el debilitamiento de la autoridad electoral, la paralización dolosa del sistema de transmisión de resultados, servidores clandestinos, manipulación de servidores ocultos, ubicación de esquemas tecnológicos paralelos con fines indebidos, ingresos remotos indebidos”; además de irregularidades como información falsa respecto a servidores utilizados, llenado doloso e irregular de actas de escrutinio, quema de material electoral, irregularidades en el manejo de actas en el exterior, ingresos inexplicables y no autorizados al sistema, además de 23 horas de interrupción del sistema de transmisión de datos. “Nosotros, al contrario de todo lo que usted dice siempre, pedimos que Evo Morales terminara su mandato, que los mandatos constitucionales deben ser respetados; ¡no tenemos ninguna responsabilidad de lo que usted señala! ¡Además, falso de toda falsedad! ¡No se lo permito, no se lo permito!”, protestó Almagro en el Consejo del jueves.
Pero, como destacaba el comunicado de prensa de la OEA del 4 de diciembre de 2019, anunciando la publicación del Informe Final, lo esencial de la manipulación dolosa fue en las actas y en el manejo informático.
ACTAS.
En lo de la falsificación de las actas, la OEA informaba que revisó una muestra de 4.692 actas (de un total de 34.555 actas del país más del exterior), de las cuales en 226 encontró “una acción intencional y sistemática para manipular los resultados electorales”, esto porque entre dichas 226 actas se vio que “dos o más actas de un mismo centro de votación fueron llenadas por una misma persona”.
Siempre fue vago eso de “dos o más actas”. Según el listado que ofrece la propia OEA de las 226 actas “irregulares” (Informe final, 2019: páginas 56 a 58), tabulando la frecuencia de las mismas se tiene que en 57 recintos electorales (65%) una misma persona llenó dos actas; en 21 recintos (24%), tres actas; en 4 recintos (4,5%) 4 actas; en otros 4 recintos (4,5%) cinco actas; en 1 recinto (1,13%) seis actas; y en otro recinto (1,13%) una sola persona llenó siete actas. De modo que en dos tercios de los 88 recintos observados por la OEA, una misma persona llenó dos actas y en 11% de los recintos donde una persona llenó más de 4 actas.
Como hizo notar el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR por sus siglas en inglés) en su momento, el llenado de varias actas por una misma persona “lejos de ser una señal de fraude o de manipulación ‘deliberada’ de los resultados, se trata de un fenómeno ampliamente conocido: en áreas rurales y recintos más pequeños no es inusual que una misma persona llene la información correspondiente y que posteriormente estas personas firmen el acta. Estos casos son especialmente comunes en zonas donde existen altos índices de analfabetismo funcional”.
La falsificación de las actas (con el correspondiente cambio de resultados) además tendría que haber superado la prueba de la existencia de 12 copias, aparte de la original: 9 para cada uno de los partidos que terciaban en la elección, una para el presidente de mesa, una para el notario y una para el funcionario del TREP (Reglamento de material electoral, mayo de 2019).
En cuanto a la manipulación informática de los datos y que esto haya derivado en un cambio del resultado, este fue precisamente el problema de la Fiscalía para no poder llevar a juicio a los exvocales electorales.
Como lo reconoció el fiscal general, Juan Lanchipa, el 6 de octubre de 2020, con el Informe de la OEA el Ministerio Público lo que tenía sobre todo era indicios de que hubo irregularidades, elementos, “escenarios”, presunciones de que hubo ‘fraude’; esto le sirvió para abrir la investigación (deteniendo a los vocales de todo el Tribunal Supremo Electoral y a los 45 de los nueve Tribunales Departamentales), pero no era suficiente para concluirla en una imputación formal ante el juez. Por eso, Lanchipa en octubre de 2020 anunció que para coronar el caso, para resolverlo, en realidad, se iba a contratar una “pericia informática internacional”, para saber, precisamente, si hubo o no modificación del resultado.
Como se sabe, dicha pericia fue presentada el 27 de julio de 2021; había sido elaborada por el Grupo de Investigación Deep Tech Lab de BISITE de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, España. Su conclusión central fue que, si bien detectó innumerables errores, negligencias y hasta algunas acciones de alto riesgo, al final se concluyó en la inexistencia de manipulación de los datos y, por tanto, de la modificación del resultado. Por esto la Fiscalía no tuvo más que sobreseer a los exvocales.
Aquí no hay que olvidar lo que siempre se le reclamó a la OEA, que su hipótesis de la “manipulación informática”, del “cambio drástico difícil de explicar”, de los “servidores ocultos”, en lo principal fue del funcionamiento del TREP, de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, un sistema de conteo rápido (que se cargaba con fotos de actas y datos enviados por celular) que no estaba relacionado con el Cómputo oficial, y que por eso legalmente no era vinculante. Esta independencia del TREP con respecto al Cómputo oficial fue precisamente el argumento de la Fiscalía, que para sobreseer a los exvocales y cerrar el caso, en su resolución del 27 de julio de 2021, concluyó que el “TREP no reemplaza ni complementa el cómputo oficial de resultados, simplemente se constituye en una herramienta de transparencia del proceso electoral, y al ser el TREP un proceso independiente del cómputo oficial, se puede deducir que cualquier incidente no supone un riesgo alto para la integridad de los resultados finales”.
CARTAS.
La explosión de la ira del Secretario General el jueves pasado se explica de alguna forma por la tosudez boliviana: aparte de que el embajador Arce Zaconeta no le presentó a él sus cartas credenciales, sino directamente al Consejo Permanente, desde julio de 2021, cuando se repuso la embajada en la OEA, Bolivia hizo nada menos que 12 pedidos de informe sobre la forma en que se hizo la auditoría electoral en Bolivia en 2019, y no se le respondió; aparte de plantear el reclamo en al menos dos consejos permanentes, la representación boliviana organizó un foro de las universidades y organismos internacionales que cuestionan el Informe de la OEA; el canciller Rogelio Mayta sentó la protesta en una asamblea general, y el corolario fue llevar el asunto a la Cumbre de las Américas de junio en Los Ángeles, Estados Unidos.
En entrevista en el programa por streaming de La Razón Piedra, Papel y Tinta, del viernes, Arce Zaconeta reveló que lo que el jueves terminó de enojar al Secretario General fue que la representación boliviana, al comentar un informe de las elecciones en Paraguay, aseguró que en 74 años de vida de la OEA no se vio otro caso como el boliviano de 2019, de un “Secretario General que haya destrozado una democracia como lo hizo en Bolivia”; Arce añadió que Bolivia decidió no aceptar el informe electoral de la OEA sobre las elecciones subnacionales (7 de marzo de 2021) “entretanto este tema (revisar la auditoría electoral de 2019) no sea zanjado”.
Ante la airada reacción del Secretario General, llamó la atención la embajadora de México, Luz Elena Baños, sobre la investidura y el lugar del Secretario General ante sus mandantes, los Estados miembros. “Si no tiene por qué preocuparse, ¿por qué reacciona con esta pobre conducta? Pedimos al Secretario General un debate democrático y sereno, y una adecuada conducta a su investidura. México ve con preocupación al secretario Almagro perder el control y la brújula en un intento de acallar al representante de un Estado (miembro)”, declaró Baños.
El pedido boliviano en lo básico es acceder a la forma en que se hizo la auditoría, aseveró el embajador Arce Zaconeta en el Piedra, Papel y Tinta del viernes. “Le hemos pedido a Almagro, en 12 oportunidades, que nos muestre cuáles son las normas de auditoría que han aplicado, cuáles son los informes de los auditores, hay 30 informes de auditores que han ido a Bolivia y en ninguno de ellos se habla de manipulación dolosa. Le hemos pedido que abra la información de este proceso profundamente cuestionado y Almagro no quiere”, se queja el representante boliviano.
También se puso en cuestión la autoridad del Secretario General cuando, en la Cumbre de las Américas (cuya secretaría técnica es la OEA), “los presidentes han aprobado un acápite, planteado por Bolivia, en sentido de la obligación (que tienen) las misiones de observación electoral (de la OEA) de entregar información de los procesos en los cuales debe participar”.
El secretario Almagro en cuestión también se expresa en el hecho de que en el Consejo Permanente del jueves, haya surgido la iniciativa, relata Arce Zaconeta: “Hagamos una comisión de los propios países que conforman la OEA y nuevamente abramos este informe de la OEA”.
Hay que recordar que está en curso la investigación sobre el rol de la OEA en 2019 que pidió al Gobierno de Estados Unidos el Senado de ese país.
Almagro no quiere dar información
Héctor Arce Zaconeta, embajador en la OEA
Le hemos pedido a Almagro, en 12 oportunidades, que nos muestre cuáles son las normas de auditoría que han aplicado, cuáles son los informes de los auditores, hay 30 informes de auditores que han ido a Bolivia y en ninguno de ellos se habla de manipulación dolosa. Le hemos pedido que abra la información y Almagro no quiere.
Nosotros pedimos que evo continúe
Luis Almagro, secretario general de la OEA
Nosotros, al contrario de todo lo que usted dice siempre, pedimos que Evo Morales terminara su mandato, que los mandatos constitucionales deben ser respetados; ¡no tenemos ninguna responsabilidad de lo que usted señala! ¡Además, falso de toda falsedad! ¡No se lo permito, no se lo permito!.
(*)Iván Bustillos es periodista de La Razón