Gore Vidal, otra mirada del imperio
Invitación a revisar una voz alternativa de la historia y política de Estados Unidos.
DIBUJO LIBRE
Al momento de ser arrestado en la embajada de Ecuador en Londres, Inglaterra, el 11 de abril de 2019, Julian Assange llevaba en la mano el libro History of the National Security State (Historia del Estado de Seguridad Nacional) (2014) del autor estadounidense Gore Vidal. Gore Vidal nació en 1983 en West Point —la más antigua y prestigiosa base militar de Estados Unidos— y murió en 2012, a los 86 años. Provenía de una familia con altas conexiones políticas. Su abuelo, Thomas P. Gore, fue protagonista de la creación del estado de Oklahoma y uno de sus primeros senadores, mientras que su padre, Eugene Luther Vidal, fue uno de los pioneros en la industria de aviación comercial y director del Departamento de Comercio Aéreo durante Roosevelt. Su madre, la actriz Nina S. Gore, padecía de alcoholismo y se alejó de la vida de Vidal desde temprana edad. “Los últimos veinte años de su vida me rehusé a verla (…) ella empeoró más y más”, comenta Vidal en una entrevista para la BBC (octubre 2000).
De esta manera prácticamente toda su niñez la pasó con sus abuelos. El hombre, el exsenador por Oklahoma, sufría de ceguera, por lo que desde niño Vidal se la pasaba leyéndole durante varias horas. “Estaba obteniendo grandes lecciones de historia junto con habilidades de lectura”, recuerda.
Durante la Segunda Guerra Mundial, luego del ataque a Pearl Harbor, a los 17 años, Vidal se enlista en el ejército para nunca más volver a una institución educativa e iniciar su carrera de literato.
Vidal escribió novelas, ensayos, obras de teatro y guiones de películas. Su trabajo es vasto, llegando a superar los 50 libros. Entre aquellas se encuentra su famosa heptalogía Narratives of the Empire (Narrativas del Imperio) escrita entre 1967 y 2000. Estos libros constituyen básicamente la epopeya estadounidense desde el inicio de la república hasta fines del siglo XIX. “Trato de encontrar un designio en nuestra historia. Estoy intentado encontrar cuán deliberada fue la adquisición del imperio. Había un plan o había muchos planes similares que concluyeron en este imperio global que está causando al mundo tantos problemas y es tan caro para nosotros de mantener”, comenta.
Vidal se autoidentifica políticamente como “aislacionista (…) de la línea de Washington, de John Quincy Adams”. Efectivamente, John Quincy Adams, el sexto presidente de Estados Unidos, hijo del segundo presidente John Adams (1797-1801), es uno de los mandatarios a quien más admira. Vidal; califica a Quincy Adams, quien también sirvió como Secretario de Estado (1817-25), como “la primera persona, talvez el último presidente americano en entender los asuntos exteriores y cual debería ser el rol de América”.
Una de las grandes denuncias de Vidal a su gobierno es la deliberada creación de ilusiones de monstruos junto con la consecuente militarización de la economía. Por ejemplo, Vidal apunta al secretario de Estado durante Truman (1945-53), Dean Achenson, como el encargado de popularizar la falsa amenaza que mantenía la guerra fría. “Los rusos están viniendo, los rusos están viniendo, que el comunismo es un gran peligro para los Estados Unidos (…) El comunismo es un gran peligro para los rusos y para la gente de sus estados satélites. No era un peligro para nosotros”, apunta.
Fraudes y el 9/11. Vidal argumenta que las elecciones del 2000 y 2004, que terminaron con Bush hijo como presidente, fueron ganadas con fraude. “Perdimos la república (…) Nuestros votos no fueron contados. Había millones de ellos dejados alrededor de Florida en cuartos traseros. Hablaban de un recuento; bueno, nunca llegaron al conteo”. De acuerdo con Vidal, el fraude fue posible gracias las máquinas de votación, debido al uso de medios electrónicos, se lograron aumentar votos de manera fluida y sin problemas, no dejando rastro de papel alguno.
En abril de 2002, seis meses después de los ataques a las torres gemelas del 9/11 y luego de muchas dificultades, Vidal publica en Italia compilación de artículos bajo el título: La Fine Della Liberta: Verso Un Nuovo Totalitarismo (El Fin de la Libertad: Hacia Un Nuevo Totalitarismo). El libro especula sobre si la administración de Bush sabía acerca de los ataques con anticipación y los dejó pasar de todas maneras. Se lee: “(…) a pesar de los más o menos siete trillones de dólares que gastamos desde 1950 en lo que eufemísticamente se llama defensa, sorprende que no hubiera habido una advertencia en avanzada por parte del FBI, la CIA o la Agencia de Defensa de Inteligencia”. Por otra parte, si ésta supuesta incompetencia —deliberada o no— es verdad ¿por qué no rodaron cabezas?
Como era de esperarse, luego de tales declaraciones, a partir del 2000, Vidal sufrió un masivo bloqueo mediático y campaña en contra de su credibilidad tachando sus opiniones como “teorías conspirativas”. No obstante, si uno lo escucha y lee, entiende por qué en ese día tan fatídico Julián Assange llevaba su libro.
(*)Álvaro Montenegro P. es politólogo, analista internacional