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‘Resistir y retornar’

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DIBUJO LIBRE

Una accede al libro Resistir y retornar, de Fernando Mayorga, no solamente obedeciendo a un afán académico de conocimiento, sino más bien y, sobre todo, desde una necesidad muy de la vida concreta, de poder desbrozar los acontecimientos dolorosos, sorprendentes, confusos, esperanzadores, desesperanzadores, de nuestra historia reciente.

Pero también es un libro que se lee desde el placer, al menos mi placer, el placer que provoca el acercarse a esos acontecimientos que podemos llamar pequeños, como puede ser el hecho de que un señor llamado Luis busque hablar con representantes nacionales.

Pero resulta que estamos hablando del candidato presidencial del MAS-IPSP Luis Arce Catacora, tendiendo, durante el gobierno de facto de Jeanine Áñez, una línea de comunicación con la bancada de su propio partido. Esa bancada, mayoritaria en la Asamblea, que a raíz del golpe de Estado de 2019 y después de haberse reestructurado, no tenía líneas de comunicación con lo que Mayorga llama el centro decisional, que hasta entonces había estado ocupado, de manera inequívoca, por el expresidente Evo Morales.

Mayorga sostiene que el gesto de Luis Arce, de llegar hasta la Asamblea, marca un punto de inflexión en la posibilidad de unificar posiciones dentro del campo popular, para garantizar la celebración de las elecciones nacionales, que puedan restituir la democracia en el país.

Resistir y retornar recoge muchos de esos momentos, donde actitudes personales resultan no solo altamente simbólicas, sino que también dan cuenta de los niveles de tensión interna a los que se llegó en la estructura del MAS-IPSP, en un contexto altamente desfavorable.

El trabajo de Mayorga nos ofrece palabras desde las cuales nombrar este tiempo de conflictos y complejidades. Son conceptos de la teoría política fundamentalmente, que nos permiten dar cuenta, de manera minuciosa y constructiva, de la estela de cuestionamientos, acomodos y pugnas que deja la ausencia de Evo Morales en el centro decisional del gobierno, del MAS-IPSP, del Pacto de Unidad, de la bancada en el Legislativo, etc., a partir del 10 de noviembre de 2019, cuando, presionado, renunció a la presidencia.

La renuncia de Evo Morales, la derrota política, la persecución de los líderes populares, la ausencia de una estrategia discursiva y de una estrategia contingente para hacer frente al golpe de Estado, provoca el desmontaje de un esquema de toma de decisiones que se había ido construyendo desde 2005, hasta llegar a ocupar Evo Morales el centro decisional de la estructura gubernamental y la estructura partidaria. El autor sostiene que todo esto decanta también en la indefensión en términos organizativos y en la necesidad urgente de adaptarse al nuevo contexto social y político, buscando la rearticulación de la estructura organizativa, la redefinición de roles y la definición de medidas tácticas para hacer frente al gobierno de facto y su represión.

Así, el MAS-IPSP entra en una nueva fase. El periodo que va entre la derrota política de 2019 hasta el retorno al gobierno, con la victoria electoral en octubre de 2020, Mayorga lo divide en tres momentos:

la resistencia al golpe, entre noviembre y diciembre de 2019;

la recuperación de la iniciativa política, entre abril y junio de 2020;

agosto de ese mismo año, cuando ocurrió el bloqueo de caminos, decidido de forma autónoma por las organizaciones sociales, lo que garantiza la fecha y la realización de las elecciones nacionales.

Pero retornar a la democracia no implica el retorno al estado anterior. La derrota de 2019 remueve las entrañas del campo popular, pone en cuestión los procesos decisionales, desvela la rutinización del carisma de Evo Morales, pone sobre la mesa el delicado equilibrio entre el aparato partidista y las organizaciones sociales y enfrenta, una vez más, al campo nacional popular con lo oligárquico liberal.

Mayorga, ejerciendo una delicada pasión por el detalle y ayudándonos a dibujar los perfiles personales de los actores estratégicos, nos lleva de la mano por todo este periodo de nuestra historia reciente, y vamos como visitando diferentes habitaciones en una casa que es como un mundo, como un laberinto.

Ya sabemos todos, desde hace mucho, que estamos ante un partido, el MAS, que es también un instrumento político. El trabajo de Mayorga nos permite asistir al despliegue de esa complejidad, una complejidad que no siempre es equilibrio y articulación virtuosa. Recorriendo el detalle de los acontecimientos, nos acerca a la lucha entre dos lógicas distintas: la asambleísta ( fuertemente representada en las organizaciones sociales del Instrumento Político) y la cupular (donde las decisiones de apenas uno de los actores estratégicos remueven la estructura, la hace volver sobre sus pasos; ahí vemos cómo el sujeto social es llamado a decidir, a arriar banderas, a buscar, en un nuevo panorama, el cumplimiento de sus demandas).

Lógica asambleísta versus lógica cupular. Los conceptos nos ayudan a mirar cómo los actores intercambian sus posiciones. Entonces, lo que antes era peligroso se torna de repente deseable; pero también, lo que era antes seguro es ahora un pozo de incertidumbres.

El autor nos pone además ante los desafíos que enfrenta actualmente el partido más grande de la historia de Bolivia: la necesidad de fortalecer la formación ideológica, una necesidad que se discute desde hace años. Y, más recientemente, que lo retratan muy bien las personas entrevistadas por Mayorga, la necesidad muy sentida entre las bases y los mandos medios del MAS IPSP de hacer justicia dentro del partido. Cultura sindical versus comportamiento individual o elitario. La necesidad de volver al origen colectivo de la fuerza política, para poder mantener la identidad y la unidad.

¿Cuán lejos estamos de nuestro origen colectivo?, parecieran preguntar quienes marchan, quienes asamblean y discuten, quienes se movilizan y aportan para que el IPSP siga caminando. Y, entretanto, surgen disidencias que ganan al MAS en las elecciones subnacionales. Surge el debate sobre la renovación en las filas del partido. Las disyunciones se transforman en disputa, entre los actores estratégicos del MAS.

Sobre nosotros, las nubes negras.

“Es imprescindible que el MAS IPSP defina un modelo decisorio; sin embargo, cumplir este objetivo demanda encarar un par de debates en el marco de la deliberación democrática: un debate referido a los hechos de 2019 y otro a la reorientación programática de su proyecto”.

Y más allá, casi al final:

“Sin embargo, estos procesos deben llevarse a cabo bajo condiciones apropiadas para la deliberación democrática y una condición básica es que la racionalidad instrumental no defina las relaciones entre sus actores estratégicos ni sus áreas organizativas”.

En otro libro, del cual Mayorga no es autor, pero cuya publicación impulsó, pude aprehender el momento en que el sujeto históricamente sometido y despojado abre, primero ante sí mismo y después ante el mundo, la posibilidad de tomar el poder.

Ese salto cualitativo, ese salto en la conciencia individual y colectiva, ¿cómo se da?, ¿en qué contexto sucede?, ¿podemos provocarlo?, ¿podemos provocarnos?, ¿podemos darlo? Ese momento en que los sindicatos cocaleros del Chapare, reprimidos y violentados por el gobierno neoliberal en plenos 90, ese momento en que deciden pensar la toma del poder es un momento paralelo a éste. Estamos ante un desafío de iguales proporciones: una vez más, soñar lo que nunca hemos soñado. Pensar que somos capaces de algo que, en este mismo momento, no somos. Ese salto. Nada menos.

(*)Claudia Peña es escritora, investigadora social