Toca repensar el estado plurinacional
Imagen: la razón-archivo
Festejo del Día del Estado Plurinacional bajo el gobierno de Evo Morales. En tres 22 de enero (2021, 2022 y 2023), Evo Morales no estuvo en la ceremonia oficial
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Con 14 años de vigencia, es la primera vez que el festejo será con el MAS, su gestor, dividido.
El punto sobre la i
Claro, la noticia es que este 22 de enero de 2023 es la primera vez que el Día del Estado Plurinacional se lo celebrará con un Movimiento Al Socialismo (MAS) dividido o más o menos fracturado, según el aspecto que se destaque: si ‘las tres cabezas’, si la dirigencia, si la bancada, si las organizaciones sociales, si el Pacto de Unidad. Con el partido gestor del Estado Plurinacional dividido, en este 14 aniversario se repite la ausencia del expresidente Evo Morales en los actos oficiales de la gestión de Luis Arce Catacora. En 2021, el presidente del MAS no pudo asistir porque estaba en una clínica recuperándose del contagio de COVID-19; en 2022, también fue por la pandemia, por el incremento exponencial de los casos.
El cumpleaños con el protagonista dividido, sin embargo, coinciden los analistas entrevistados por Animal Político, que debiera mover a repensar, en el sentido de volver a ver, la actualidad y vitalidad del Estado Plurinacional como premisa país.
Con 14 años de vigencia, algunas cuestiones básicas aún parecen ser cuán nacional es el Estado Plurinacional, cómo está evolucionando (o involucionando) y en qué medida el deterioro del MAS le afecta.
El sociólogo político cochabambino Fernando Mayorga lanza el primer elemento que habría que tener en cuenta para un análisis: “Se trata de una construcción minimalista, en el sentido de que va a ser lento, progresivo y de carácter incremental, porque crear una institucionalidad estatal es una tarea inmensa, además de que eso lo estamos haciendo de manera paralela culminando algunas tareas del Estado Nacional”.
AVANCES.
Tales como las seis autonomías indígenas consolidadas, la mayor vigencia de la democracia intercultural, la elección de autoridades locales y departamentales, según la democracia comunitaria, Cartas Orgánicas municipales en que se está incluyendo la paridad y la interculturalidad. La construcción es lenta, pero acaso también descuidada, apunta: “Tampoco se percibe en el discurso de Luis Arce ni de Evo Morales una centralidad, la debida importancia que tiene, el discurso respecto del Estado Plurinacional. Esto ocurre los 22 de enero, y después hay pocas iniciativas”.
Mayorga recuerda que en 2014 el discurso por el Estado Plurinacional fue desplazado por la Agenda Patriótica, la Agenda del Bicentenario.
“En la medida en que este debate dentro del MAS sea cupular, esté limitado a las estrategias electorales, se va a descuidar el enorme avance que hubo en 2009 con el reconocimiento del Estado Plurinacional”, insiste.
Con todo, afirma el sociólogo, “el MAS tarde o temprano va a entrar (en el asunto), y esto, insisto, al influjo de las organizaciones sociales, en un debate programático respecto a cuáles son los nuevos desafíos para el proceso de cambio en esta época, y eso va a recuperar la propuesta, el modelo, del Estado Plurinacional, con mucha más fuerza”.
Un hecho que se debe tener siempre presente, afirma, es que el Estado Plurinacional no es sinónimo del MAS. “Su implementación, sabemos que es la respuesta adecuada para nuestra sociedad y su diversidad cultural, regional, etc. No hay otro modelo, ¿qué modelo de Estado se podría plantear? ¿volver al Estado Nación sin reconocer el pluralismo jurídico, cultural, político, linguístico?, inquiere el sociólogo Mayorga.
RECONOCIMIENTO.
Para el politólogo Marcelo Silva, el origen del Estado Plurinacional va más allá incluso de la república. “Es un constructo, un producto que viene de varias décadas atrás, que va más allá de la misma historia de la república. Reúne dos cosas: el reconocimiento de naciones indígena originarias que existen en el país, y la capacidad de reconocer autonomías en el ámbito de un proceso de descentralización política”, destaca Silva.
Estos dos elementos, son logros país, insiste, “que no creo que sean renunciables en el tiempo; al revés, son irrenunciables. La pregunta es qué elementos mayores, qué propuesta política, qué proyecto de profundización de este Estado puede ser viable en el momento de transición política en que estamos, transición porque lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de consolidarse”.
El Estado Plurinacional ya es un horizonte, afirma el politólogo: “Creo que sobre la base del Estado Plurinacional, la sociedad boliviana está esperando propuestas innovadoras que no vayan en contrario, sino para profundizarlo”.
La pregunta es, insiste, ¿cómo se puede acelerar la profundización del Estado Plurinacional? “No creo que el Estado Plurinacional esté en entredicho, lo que está en entredicho es qué más podemos hacer para seguir construyéndolo, y no anquilosarse en disputas solo de coyuntura”.
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DERROTA.
Con respecto a la actual división del MAS y cómo esto afecta a la construcción del Estado Plurinacional, el sociólogo Mayorga recuerda que el origen de la actual crisis masista “sin duda es la derrota política del 10 de noviembre de 2019, cuando se modifica de manera sustantiva las relaciones entre los actores relevantes del MAS, cuando se recompone el llamado mapa del modelo organizativo”.
El MAS, bajo el gobierno de Arce Catacora, insiste, no ha establecido un esquema de toma de decisiones eficiente, como el que estaba vigente, mal que bien, con Evo Morales presidente del país, del partido y líder de las organizaciones sociales.
Hoy día, sin embargo, se está cruzando en el camino la temprana pugna electoral, y Mayorga llama a prestar atención en esto: “La división se explica porque se están desplegando estrategias particulares, que son contradictorias; Evo en pos de asegurar su candidatura en 2025, y Arce, solo o en binomio que también pretendería buscar la reelección. Esta es la divergencia básica”.
El problema es que esta “pugna cupular”, enfatiza, instala el “riesgo de que pueda erosionar el funcionamiento orgánico unitario de las organizaciones de base, sobre todo de las trillizas” (las bartolinas, la CSUTCB y los interculturales).
Tiene la previsión, el sociólogo, de que “esto se resuelva en el próximo congreso ordinario del MAS”, la esperanza: “pero también es posible que resurja esa capacidad deliberativa de las organizaciones sociales; que éstas retomen la centralidad y que pongan las condiciones, los límites, las posibilidades a quienes están en la referida pugna cupular”.
Y ¿el Estado Plurinacional y la oposición? Extravío, sugiere Mayorga. Remonta la explicación a 2005, cuando “la oposición sufrió una derrota muy fuerte en términos ideológicos programáticos; hasta 2003, tenía cierto predicamento con lo de democracia pactada y neoliberalismo. Pero esto no funcionó, no fue eficaz, y los partidos tradicionales cometieron muchos errores, no hubo renovación”.
Pero el sociólogo apunta hacia un hecho más de fondo: “ha sido la sociedad la que cambió respecto a sus aspiraciones y demandas”; hay un rechazo al neoliberalismo, que hoy persiste, con la demanda “de una presencia del Estado en el manejo de la economía”.
“La oposición no tiene ningún elemento de crítica programática”, insiste, citando el 21F de 2016, que sobre todo fue una “crítica política: la reelección”, no de programa. “Lo que unifica a la oposición es la lucha por la libertad y la democracia”, y con esto “al país no le ofrecen nada respecto al futuro; le dicen que hay que luchar contra la dictadura, pero es una propuesta que va hacia el pasado. La oposición tiene una mirada anacrónica, anclada en el pasado, sin mirar hacia el futuro”, asevera el sociólogo Mayorga.
Sentencia: “El MAS tiene materia sobre la cual renovarse, que es su proyecto estatal del Estado Plurinacional. La oposición, no: ¿qué invocaría? ¿el pasado? ¿los 90? Eso no tiene ninguna posibilidad de seducir al elector”.
Una muestra de esta suerte de insuficiencia de visión país, fustiga el sociólogo, es la propuesta de federalismo.
“Lo que se tiene es la descentralización a través de las autonomías. Lo que buscan las autonomías son criterios de equidad regional, algo que el federalismo no podría resolver; porque es un federalismo que se plantea desde la única región que podría tener alguna capacidad autosuficiente”, critica el planteamiento.
TENSIONES.
En cuanto a la división del MAS, el politólogo Silva previene contra el apresuramiento: “hay tensiones muy fuertes al interior del MAS, pero hablar de una ruptura irreconciliable es muy temprano”.
Hoy día, la pulseta está en torno a saber quién va a tener el control del MAS, y teniendo esto, naturalmente, quién va a tener la candidatura.
“Arce cuenta con muchísima ventaja sobre Morales, debido al sistema hiperpresidencialista que tiene el país. Concentra muchas atribuciones, tiene a su cargo muchas instancias, un gran aparato burocrático, que sin duda facilita la cooptación de militantes, cuadros, personeros, funcionarios públicos”, describe el politólogo.
Se puede decir que en el frente de Arce hay fortaleza política, afirma: “no ha permitido que Evo y los radicales tomen espacios de control del aparato ejecutivo, del aparato gubernamental; ha mantenido a sus ministros; esto muestra una solidez en el ámbito político”.
Y, claro, el politólogo ve como una gran jugada la detención del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. “Ha tenido la capacidad de despojar un discurso al ala radical”.
La estructura de poder del MAS se asienta en tres instancias: la primera, es un partido político; la segunda, los movimientos sociales; y la tercera, es la estructura gubernamental.
“Cuando Evo estaba vigente, estas tres instancias estaban absolutamente unidas, y no había disputa. Evo era presidente, jefe del partido y lider nato de las organizaciones. Cuando Evo sale del escenario político, pareciera que cada una de esas partes toma una cierta autonomía; el Gobierno con la presidencia de Luis Arce; el partido con una estructura jerárquica que responde a Evo; y los movimientos sociales que tienen simpatía con Evo, pero están muy cerca de Luis y David”, describe el cuadro el politólogo.
La ventaja de Arce, insiste, es que “tiene el control del aparato del Estado, y porque parte de los movimientos sociales apoyan a Arce porque buscan ciertos espacios de poder político que solamente el ejecutivo les puede dar”.
Así, pese al discurso de llamar a la unidad, en última instancia, las organizaciones estarán mucho más afines a la estructura gubernamental. Las organizaciones sociales saben que tienen la llave para un proceso de gobernabilidad, pero también para el éxito electoral que pueda tener el MAS en el futuro”, destaca el politólogo.
Y no deja de ser duro Silva con las oposiciones políticas, dice, “es reducida, anquilosada, producto de una colage electoral; ahí no hay proyecto, no hay una visión de país; existen al revés muchos proyetos que solamente se articulan para procesos electorales. Tiene el candado de los dos tercios, pero no muestra mayor capacidad ni discursiva ni de propuesta ni mucho menos movilizadora”.
La otra oposición es la regional, la que de último ha quedado descabezada, dice: “Creo que va a tomar un tiempo su rearticulación política; esa sí tenía capacidad de movilización, se ha visto que era relativamente organizada, pero tenía un liderazgo político que solamente concebía un espacio territorial y nada más; era infructífero a la hora de presentar una propuesta de país”.
“Con esas características de la oposición —concluye— es muy difícil esperar algo”.
(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón