Sunday 26 Mar 2023 | Actualizado a 07:37 AM

Los cabildos y lo (in)constitucional de sus demandas

/ 29 de enero de 2023 / 06:36

El sistema judicial, por ejemplo, puede estar en crisis, pero no se lo puede reformar con una serie de ilegalidades.

DIBUJO LIBRE

La Guardia Departamental, el Defensor del Pueblo Autónomo Departamental, la Reforma Constitucional Judicial, el diseño de la Política Pública Educativa, la Aprobación de Ternas Judiciales, la Ley de Amnistía, el Referendo Revocatorio Presidencial, la Candidatura Única, y la persistencia de Luis Fernando Camacho como gobernador en funciones desde Chonchocoro, son cuestiones que el cabildo cruceño y otros pusieron, o intentan poner, en mesa para el debate nacional. Lo que sigue es un apunte desde el punto de vista de la ley y la Constitución de algunas de estas cuestiones.

GUARDIA. El parágrafo IV del Art. 48 del Estatuto Autonómico cruceño dispone sobre la seguridad ciudadana que el Gobierno Departamental puede promover y fortalecer la seguridad ciudadana, desarrollando medidas y acciones mediante un Plan Departamental, en coordinación con los diferentes niveles de gobierno, pero que contemplará solo campañas de sensibilización ciudadana y, en su caso, la creación de unidades de prevención del delito y de seguimiento y apoyo a las víctimas.

El Estatuto no le faculta a la Gobernación ninguna posibilidad de crear una policía o guardia del departamento, porque la función policial solo puede ser ejercida a nivel nacional, de manera integral, indivisible y bajo mando único del Presidente del Estado (Art. 251 y siguientes de la CPE). Por lo que cualquier ley aprobada en el nivel departamental sería inconstitucional.

DEFENSOR. El Art. 117 del Estatuto Autonómico cruceño establece como responsabilidad del Gobierno Departamental la definición de políticas de defensa, monitoreo, protección y promoción de los derechos, las libertades y garantías de las y los habitantes del departamento. No le faculta crear defensores de derechos humanos administrativo- autonómicos porque no pueden depender de esa entidad territorial como funcionarios públicos.

El origen europeo del Ombudsman (Defensor del Pueblo) tiene su naturaleza en estar fuera de la administración gubernamental y ser interpelador del poder político y sus excesos. No se puede, entonces, vulnerar lo dispuesto en los Arts. 118 y siguientes de nuestra CPE sobre el Defensor del Pueblo, que cuenta con autonomía constitucional y es designado por 2/3 de la Asamblea Legislativa Plurinacional y que es él quien designa delegados departamentales; otra cosa es que esos representantes estén desinstitucionalizados y hoy brillen por su ausencia. Por tanto, esa medida es inconstitucional.

REFORMA. Las y los bolivianos tienen el derecho de adherirse a la iniciativa ciudadana (hoy propuesta) para la reforma judicial constitucional y cumplir los requisitos de formalidad en 90 días.

Lo que deben conocer, sin embargo, es que no basta con las firmas cruceñas así fueran “cientos de miles”, sino que tiene que representar el 20% del total del padrón electoral nacional. Este anuncio sí es ejercido como un derecho y es constitucional.

EDUCACIÓN. Sobre el rechazo a la malla curricular educativa expresado en los cabildos, el numeral 17 del parágrafo II del Art. 298 de la CPE dispone que son competencias exclusivas del nivel central del Estado las Políticas de los sistemas de educación y salud, por ello anualmente es el Ministerio de Educación (nivel central del Estado) que aprueba las resoluciones ministeriales 01 referidas al Sistema educativo plurinacional boliviano, por tanto ninguna entidad territorial autonómica en el país tiene la facultad de cambiar contenidos educativos de formación en el sistema regular, esté en occidente u oriente.

Para la posibilidad planteada, se tendría que cambiar nuestra Ley fundamental. Sobre este tema, lo demandado por los cabildos es inconstitucional.

TERNAS. No hay duda que el Sistema Judicial está en su mayor crisis, pero la solución no puede consistir en atentar contra la estructura judicial constitucional en actual vigencia. Es decir, no se puede ir por un camino de ilegalidades para transformar el estado de la (in)justicia en Bolivia.

Así, es inviable plantear que mediante una ley departamental se aprueben ternas autonómicas para preseleccionar a candidatos a magistrados de los tribunales Supremo de Justicia y Agroambiental, además del Consejo de la Magistratura.

Esa es una atribución de la Asamblea Legislativa Plurinacional (numeral 5, parágrafo I del Art. 158 de la CPE) porque es la asamblea nacional la que representa al soberano, es decir, a todo el pueblo boliviano. Por esta razón, la preselección no puede hacerla una asamblea que solo tiene jurisdicción en su departamento. Por tanto, esa consigna también es inconstitucional. Lo único que pueden hacer actualmente las asambleas departamentales es seleccionar ternas de postulantes a vocales electorales departamentales, para que la Cámara de Diputados los elija (parágrafo V del Art. 206 de la CPE).

AMNISTÍA. La amnistía es una atribución que tiene el Presidente del Estado para que a través de un Decreto Presidencial disponga la extinción de la acción penal, en favor de poblaciones penitenciarias: con procesos extensos sin sentencia ejecutoriada, detenidos preventivos mayor tiempo de la pena por el delito por el que son procesados, por duración máxima del proceso sin sentencia en otros casos.

Ahora bien; decir “presos políticos” es afirmar que existen privados de libertad sentenciados por delitos “políticos” (que no existen) con penas mayores a ocho años (Art. 27 del Código Penal). Entonces, hay una doble incongruencia. ¿Acaso el presidente podría otorgar amnistía o indulto por delitos inexistentes? Otra incongruencia jurídico-constitucional.

REVOCATORIO. Los Arts. 170 y 171 de la CPE disponen el instituto de la revocatoria de mandato, desarrollado legislativamente por la Ley 026 entre sus artículos 25 y siguientes. Sin embargo, existen procedimientos formales en materia electoral a cumplir.

Si fuera vía iniciativa popular (inciso a, parágrafo I, del Art. 26 de la Ley 026), se dispone que procede la revocatoria de mandato para autoridades nacionales (Presidente), con las firmas y huellas dactilares de por lo menos 25% del padrón nacional electoral en el momento de la iniciativa. Este porcentaje debe incluir al menos 20% del padrón de cada departamento y que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) verificará el cumplimiento de ese requisito. Es decir, más de 1.825.000 firmas a nivel nacional y que signifiquen su relación proporcional ascendiente al 20% de cada uno de los nueve departamentos; departamentos que, por lo demás, no participaron en su gran mayoría de los denominados “cabildos”. Es un pedido legal, pero será complejo garantizar su legitimidad cuando no es una reivindicación nacional.

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CANDIDATURA. En fiel ejercicio de sus derechos civiles y políticos, los asistentes a los cabildos tienen todo el derecho de pedir un solo candidato de la oposición en las elecciones del bicentenario, la cuestión es si el sistema de partidos acepta o por lo menos se pone de acuerdo en ello.

A no olvidar que en las elecciones de 2020 fue el candidato de Creemos (el señor Camacho) quien dividió el voto y fragmentó las posibilidades de la oposición para hacerle frente al MAS, partido que ganó las elecciones.

GOBERNADOR. Estamos en un Estado Constitucional de Derecho, lo que quiere decir que ninguna presión social, política u otra mediante cabildos o “llamadas” pueden decidir el destino de los privados de libertad.

Solo una decisión de la Justicia puede definir el cambio de la situación procesal de determinada persona detenida preventivamente en Chonchocoro, como así se encuentra en este momento el ciudadano Luis Fernando Camacho, quien seguirá siendo Gobernador aunque impedido jurídicamente de ejercer temporalmente esas funciones. Por tanto, es inconstitucional que un cabildo otorgue libertad a un procesado por terrorismo.

(*)Israel Quino es abogado y periodista

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Trabajadores migrantes y la frontera con Chile

La militarización de la frontera norte de Chile afecta básicamente a migrantes bolivianos.

Un grupo de migrantes en la frontera con Chile.

Por Alfonso hinojosa

/ 26 de marzo de 2023 / 07:30

DIBUJO LIBRE

A fines de febrero, cuando todavía el Carnaval era celebrado en el país, la ministra del Interior de Chile anunció desde Colchane la militarización de la frontera norte con Bolivia y Perú, con el objetivo de frenar la inmigración irregular, para lo cual se dieron atribuciones especiales a los militares, como controlar la identidad, el registro de equipajes o detener a personas para ser trasladadas a la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) o a Carabineros. El despliegue del ejército, junto a la dotación de tecnología e infraestructura, no son las únicas medidas adoptadas para este fin; se está montando, además, un “sistema de información fronterizo” a través de módulos de observación de última tecnología (cámaras térmicas de visión nocturna, sistema de comunicación satelital, etc.) para controlar la circulación fronteriza en pasos no autorizados, así como sistemas de análisis biométricos en frontera para empadronar y registrar a migrantes. El laboratorio para todas estas medidas, que serán replicadas luego en otras geografías fronterizas, es la localidad de Colchane, frontera con Bolivia. Hace diez días, el 15 de marzo, el presidente Boric visitó Colchane y volvió a emitir un duro discurso contra la “inmigración y la criminalidad”, además de señalar a Bolivia como entorpecedora de la expulsión de migrantes irregulares.

Las medidas antes señaladas, siendo extremas, no son novedosas. Desde 2018, el país vecino ha desarrollado una serie de planes y acciones de orden militar, policial y administrativo en Colchane para impedir el ingreso de ciudadanos extranjeros, sobre todo venezolanos, colombianos y haitianos, en lo que denominan “crisis migratoria”. A estas alturas, para nadie es desconocido que Chile, desde hace más de dos décadas, es el destino migratorio regional por excelencia. Las cifras indican que la presencia de ciudadanos provenientes de Sudamérica aumentó en 80% en los últimos años. Sin duda, buena parte de esos migrantes ingresaron a Chile vía Bolivia, primero entrando al país por Desaguadero desde Perú, para luego de atravesar La Paz y Oruro, dirigirse a Chile por la frontera de Pisiga. De ahí que ahora somos también un “país de tránsito”.

De manera paralela a esta vorágine migratoria regional a Chile, la presencia boliviana en ese destino también ha crecido significativamente. Como muchas dinámicas migratorias en Bolivia, ésta se desarrolló y desarrolla en silencio, al margen del Estado, incluso al margen de la sociedad y su vida pública e institucional. Desde inicios del presente siglo existía ya una colectividad boliviana importante en el norte chileno, no solo en el tradicional puerto comercial de Arica, sino, de igual forma, en Iquique, Calama y Antofagasta, donde mayormente se empleaban en servicios, cuidados, comercio (sobre todo mujeres), construcción, minería, agricultura y otros. Hoy en día, esa presencia en el norte chileno está plenamente consolidada y en franca expansión. De acuerdo al censo chileno de 2019, los bolivianos residentes en ese país son 119.401. Es claro que en esta cifra no figuran aquellos cuyo ingreso a Chile fue irregular, es decir, por pasos no autorizados.

Una característica muy importante de esta población boliviana en Chile son sus dinámicas de movilidad, ya que ellas responden a una lógica de circulación o circularidad en el espacio; es decir, los migrantes bolivianos se mueven en temporadas de dos a cuatro meses aproximadamente, yendo y viniendo con mucha fluidez y rapidez y de manera repetitiva. Vinculada a esta dinámica en el norte chileno, en la última década la migración laboral boliviana ha ido avanzando de manera acelerada hacia el centro y sur, empleándose sobre todo en la cosecha agrícola de diversas frutas cuya demanda de trabajadores es significativa a lo largo del año. Este rubro laboral es el que hoy día jala la mayor cantidad de trabajadores bolivianos y donde se reproducen, también, las modalidades de circulación temporarias y cortas, además de concentrar la mayoría de los tránsitos por pasos no habilitados, es decir, de entradas irregulares. La importancia de la migración boliviana a Chile se corrobora cuando analizamos las remesas económicas llegadas al país. Según datos proporcionados por el Banco Central de Bolivia, en 2022 hubo un récord en la recepción de remesas, ya que superaron los 1.437 millones de dólares y, por primera vez, Chile ocupó el puesto número dos, luego de España y por delante de Estados Unidos. 

Estas intensas movilidades poblacionales hacia Chile, tanto de bolivianos como de ciudadanos de otros países de la región y más allá (Haití), se han dado vía las fronteras de Pisiga (Bolivia) y Colchane (Chile). Las transformaciones que esta frontera ha experimentado en los últimos años, producto del denominado “corredor andino” de migraciones (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia), son profundas, más aún si consideramos todo lo vivido y experimentado durante y después de la pandemia con el cierre de fronteras, cuyos impactos fueron asumidos por los migrantes y por las regiones fronterizas.

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En el marco de lo señalado, llama significativamente la atención que en menos de un mes la Ministra del Interior y el presidente Boric visiten la frontera de Colchane acompañando el despliegue militar. En los discursos de ambas autoridades se hizo hincapié en frenar la inmigración de ciudadanos venezolanos que entran a Chile, llegando incluso el presidente Boric a vincular muy arriesgadamente la irregularidad con la criminalidad, y deslizar que “le haría la vida imposible” a las personas migrantes en condición de irregularidad. Sin embargo, desde hace más de medio año, la circulación de ciudadanos venezolanos por Bolivia hacia Chile ha disminuido drásticamente y en la actualidad, de diez personas que pasan por Pisiga con destino a Colchane, siete u ocho son bolivianas. Desde hace tiempo, la región asiste a un reflujo o migración de retorno de venezolanos desde Chile, que ahora vuelven sobre sus pasos a lo largo del subcontinente, dato que no es desconocido para las autoridades chilenas e incluso es motivo de cuestionamiento de la prensa, por el destiempo de algunas medidas. Esto nos lleva a sostener que la actual militarización de la frontera norte afecta básicamente a migrantes bolivianos.

Lo que se atisba en el horizonte de corto y mediano plazo, no es la disminución o desaparición de estas dinámicas migratorias que se originan en la demanda de mano de obra en determinados rubros laborales, sino su mayor clandestinización y vulneración, obligándolas a buscar rutas de mayor riesgo (muchas de ellas activas para el narcotráfico y el contrabando). Frente a ello, el silencio y bajo perfil de nuestras autoridades expresa el statu quo que desde hace mucho tiempo caracteriza al accionar público nacional sobre el hecho migratorio en el país.

(*) Investigador del Instituto de Investigaciones Sociológicas (IDIS-UMSA) donde actualmente desarrolla la investigación “Circuitos migratorios laborales de bolivianos en Chile: Movilidad, fronteras y políticas”. Coordinador del Observatorio de Migración Transnacional (OMT) de Bolivia.

(*)Alfonso hinojosa es sociólogo (*)

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Polarización y Bolivianidad

Lo peor es cuando la polarización destruye lo común entre los adversarios

/ 26 de marzo de 2023 / 06:42

CARA Y SELLO

La polarización no es un fenómeno totalmente negativo, pues podría ayudar a fortalecer los procesos de tránsito de un ciclo político a otro, dependiendo del grado en el que se encuentra. Las crisis sociales, políticas o económicas, son los escenarios favorables a la polarización, porque agudizan y normalizan conductas de confrontación que se han ido camuflando en un proceso de acumulación de problemas estructurales no resueltos.

Por eso la crisis política de 2019 no es la causa del actual contexto polarizado, sino el resultado de conflictos vinculados con aspectos histórico-sociales que se han ido arrastrando hasta ese ciclo, como el racismo y la desconfianza en instituciones del Estado.

El tercio polarizado. La encuesta sobre polarización de la FES y la KAS, en el ámbito del proyecto Unámonos, muestra que hay un grupo polarizado en Bolivia, alrededor de 30%, el cual se distribuye entre oficialistas y opositores. Éstos tienen una percepción mutua muy desfavorable; incluso podrían votar por candidatos que no les gusta, solo con tal de ver perder a su “adversario”.

Lo importante de estos datos no necesariamente es la cantidad de gente polarizada, sino cuánta capacidad tienen de poder arrinconar hacia su bando a la población que no se identifica con ellos. Y aquí quiero pasar de la causa al momento del “cultivo” de la polarización. Como dije, este fenómeno es natural en la sociedad, pero puede ser peligroso si interfieren grupos interesados en agudizar la confrontación.

El proceso puede reforzar los discursos de polarización con frases simples como “fue golpe” o “fue fraude”, para que la gente se apropie de ellas. Es importante entender también que los “polarizadores” agravan los conflictos sociales para trasladarlos a escenarios donde el consenso no sea una alternativa y se priorice la confrontación contra el otro bando. Por ello, la suspensión del Censo de Población generó antagonismos más que acuerdos. Se apela a lo emocional desde un lenguaje de enfrentamiento. En Bolivia ello puede ser reforzado por el regionalismo o el nacionalismo.

Del cultivo a la crispación. Esta capacidad de arrinconar a la población no depende solo de la habilidad de convencer y persuadir a partir del discurso, medios de información y redes sociales, sino también de la capacidad de movilización, que incluye pagarle a bloqueadores o manifestantes y también crear grupos de choque.

Del “cultivo” podemos pasar a la “crispación”, que es la cúspide de la polarización, en la cual los ciudadanos adoptan la identidad que construyeron los “polarizadores” y se vuelven propagandistas de su bando, para anular el debate y la reflexión, ya que no encuentran una identidad común con su adversario.

Afortunadamente, la encuesta arroja un dato interesante: a pesar de las diferencias identitarias étnicas y regionales, se prioriza la identidad boliviana como la más importante (83%). Esto me motiva a pensar que el país no está todavía en la cúspide más alta de la confrontación y son los dos bandos políticos los que crean ese imaginario, pero la etapa electoral definirá mejor el panorama.

(*) Quya Reyna es comunicadora. El Alto

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Histórico salto hacia la despenalización de la hoja de coca

Ya son 62 años en que la hoja de coca está en la Lista 1 (de cuatro que hay) de estupefacientes, según la ONU.

El vicepresidente David Choquehuanca, en Viena, Austria, anunció que Bolivia pedirá que se revise la clasificación de la coca como estupefaciente.

/ 19 de marzo de 2023 / 08:25

El punto sobre la i

Lo que sucedió en esta semana en el 66º Periodo de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, en Viena (Austria), es histórico: después de 62 años de vigencia de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, en la que desde el principio, en la primera lista de cuatro, la hoja de coca está catalogada como estupefaciente, el país anunció que en dos meses (en mayo) presentará el pedido oficial de revisar la calificación de la hoja de coca como una forma de droga: “Bolivia solicitará a las Naciones Unidas, a la Convención de 1961, a activar el proceso de examen crítico de la actual clasificación de la hoja de coca como estupefaciente en la Lista 1”, anunció el vicepresidente David Choquehuanca en el panel “La hoja de coca y el control de drogas de la ONU: reparando un error histórico”, organizado en Viena por las representaciones de Bolivia y Colombia.

En el mismo escenario, anticipando lo complejo de la tarea, Choquehuanca aseveraba que la campaña que el país empezará en mayo deberá servir para que todos los países miembros “tomen conciencia crítica de la arquitectura jurídica, política y mediática de la Convención de 1961”.

Despenalizar la hoja de coca a nivel internacional, advirtió Choquehuanca, ya no será “elevando quejas”, pues “la libertad de la hoja de coca nadie nos va a regalar”. Por esto, anticipó el Vicepresidente en Viena, “la liberación de la hoja de coca (el sacarla de la lista de estupefacientes) será un efecto dominó del combate en tres frentes: el informativo, el judicial y el político”, remarcó Choquehuanca en Viena, dando un poco la idea de la magnitud de la tarea que se emprenderá en mayo.

Ahora, en el marco de “lo informativo”, el Vicepresidente reconoció que uno de los mayores empeños deberá ser presentar la “evidencia científica” en favor de la despenalización.

La idea base de la campaña ya viene siendo: la reparación del error histórico cometido en 1961.

Lea más: Bolivia activa gestiones para la desclasificación de la hoja de coca como estupefaciente

EXPERTOS.

Un dato no menor es que son dos las grandes instancias de estudios, análisis y debate sobre la viabilidad del pedido boliviano: la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la entidad encargada de hacer el citado “examen crítico”, y el “Comité de Expertos en Farmacopea”.

Pero, he aquí que Bolivia no llega desprovista de argumentos en favor de excluir a la hoja de coca de la lista de estupefacientes, aunque tampoco debería tener en menos la fortaleza que tienen y pueden desarrollar quienes se oponen a la despenalización.

Hay una historia de la hoja de coca y las convenciones de la Organización de Naciones Unidas sobre drogas. En lo que sigue, se tratará de resumir esta historia, apuntando lo pertinente acerca de la evolución que tuvo la clasificación, más o menos dura, justa o injusta de la hoja sagrada. Se ofrece esta síntesis en consulta con lo escrito por el politólogo e investigador neerlandés Martin Jelsma, director del Transnational Institute, una de las entidades académicas de mayor autoridad en el tema en el mundo; y, en uno de los textos pioneros, ineludible referencia en el país: Hoja de coca: antecedentes y perspectivas para su exportación, de Patricia Chulver Benítez (coordinadora), publicado por la Fundación Acción Semilla en 2020.

El experto Jelsma remonta los orígenes de la prohibición a dos momentos, 1950 y 1952. En el primer año se publicó el Informe de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca; según éste, “el hábito perjudicial de masticar coca” debía frenarse en unos años; y, en 1952, el Comité de Expertos de la OMS en Drogas Toxicomanígenas concluyó en que “la masticación de la coca presenta unas características tan parecidas a la adicción (…) que debe definirse y tratarse como tal”, reseña Jelsma.

Luego, resume el politólogo neerlandés, “la coca, junto con el cannabis y el opio, se convirtió en uno de los principales objetivos de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, que incorporó restricciones especiales sobre su cultivo, dispuso que su uso tradicional se eliminara en un plazo de 25 años a partir de la entrada en vigor de la Convención y clasificó la hoja de coca en la Lista I, como una sustancia “susceptible de uso indebido”.

En relación a los 25 años que dio la Convención del 61 para extinguir la hoja de coca, no deja de ser llamativa la historia de la disposición; cuenta Jelsma: En 1961, la Convención dispuso “que la masticación de la hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convención”; en 1998, al ver que esto no se cumplía, se fijó otros diez años para lograrlo; en 2009, luego de una nueva evaluación, se dispuso diez más, plazo que terminaba en 2019, pero, en marzo de ese año, la nueva declaración política de ministros dejó de lado aquello de un plazo fatal, aunque persiste el objetivo”.

La Convención de 1961, en la Lista 1, “define a la hoja de coca como una ‘sustancia adictiva y de probable uso indebido’”, recuerda Chulver. Añade que este carácter dañino de la hoja en sí misma aún era una fuerte convicción en los organismos internacionales bien entrado el siglo XXI. “La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ( JIFE) en su Informe Anual en 2007, exhortó a Bolivia a modificar su legislación para ‘abolir las actividades que sean contrarias a la Convención de 1961, como el masticado de la hoja de coca y la fabricación de mate de coca y otros productos’”.

MEDICINA.

En 1971, se suscribe el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas. La novedad aquí, señala Chulver, era que la prohibición se hacía más flexible y se abría al “uso médico de la mayoría de las sustancias”; y, algo clave, según Jelsma: que el Convenio del 71 separa el alcaloide, la droga, de la planta como materia prima, dejando fuera del control a esta última, por lo menos, en relación a ciertas sustancias. “El Convenio del 71, por lo tanto, se distancia del criterio de “fácil extracción” de la Convención del 61 que exige que las plantas y sus alcaloides extraídos deben ser tratados con el mismo nivel de control”.

Convención contra el tráfico ilícito de 1988. Aquí hay un giro importante, dice Chulver: Mientras la Convención de 1961 habla de la eliminación de usos tradicionales, culturales y ceremoniales de la coca hasta diciembre de 1989, la Convención de 1988 presenta elementos que implican un avance en cuanto al respeto de los derechos humanos en favor de los usos ancestrales. A pesar de esto, deja en claro que la norma no será menos estricta que la establecida bajo la Convención del 61”; en 2007, Naciones Unidas declara el respeto a los derechos humanos de los indígenas. Así, ahora hay un choque entre este reconocimiento de 2007 (a la práctica del acullico, por ejemplo, como derecho indígena) y la Convención de 1988.

En 1994, en su informe anual, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ( JIFE) introduce la necesidad de emprender “un análisis científico para valorar el hábito de la masticación de la hoja de coca y el consumo de mate de coca”.

En 1995 ocurrió un hecho peculiar: la OMS realizó uno de los más exhaustivos estudios sobre la cocaína, pero que nunca llegó a publicarse. “En 1995, la OMS finalizó ‘el mayor estudio mundial sobre la cocaína hasta la fecha’, que incluía un análisis del uso de la hoja de coca. El estudio concluyó que ‘el consumo de hojas de coca no parece tener efectos negativos para la salud y tiene funciones terapéuticas, sagradas y sociales positivas entre los pueblos indígenas andinos’. Al parecer, uno de los motivos por los que quedó atascado en el proceso de revisión entre pares y nunca llegó a publicarse”, reseña el hecho Jelsma.

En 2009 fracasa una propuesta boliviana de enmendar la Convención del 61. En marzo de ese año, “el Gobierno boliviano propuso enmendar la Convención Única de 1961 eliminando dos subapartados del artículo 49 que prohíben la masticación de la hoja de coca. Un grupo de países encabezado por los Estados Unidos presentó objeciones en el periodo de 12 meses contemplado por el procedimiento, con lo que la propuesta de enmienda quedó bloqueada.

En 2011, resume Chulver, Bolivia se retira de la Convención de 1961 para “re-adherirse” en 2013 con una reserva que permite la masticación, consumo y uso en su estado natural para infusión y con fines médicos y culturales; así como su cultivo, posesión y comercio en la extensión que se requiera con fines lícitos dentro de territorio nacional”. Tras una difícil votación, remarca la autora, “el procedimiento fue aceptado por la ONU y se dio pie a un importante precedente en la flexibilización de las políticas de drogas a nivel local”.

Desde 2013, en rigor, el país es el único en que el acullico es legal.

coca
El Gobierno busca desclasificar la coca de la lista de estupefacientes. Foto: Archivo

Posibilidad de mercados de coca bilaterales

La comunicadora e investigadora social Patricia Chulver apunta que si el país quiere exportar coca, tiene dos caminos: “la solicitud de una revisión crítica a la Organización Mundial de la Salud (OMS)” de la clasificación de la hoja en su estado natural como estupefaciente; o, “los acuerdos y tratados inter se”.

En la primera opción, como se vio, es un camino que apenas empieza, y dada la complejidad del asunto, es incierto su desenlace.

En cambio, los acuerdos inter se, entre pares, sí son posibles al amparo de la propia norma internacional, asegura. Al respecto, el politólogo especialista en la realidad de las drogas en el mundo, Martin Jelsma, recuerda que “La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 dicta en su Artículo 41 que ‘Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo que tenga por objeto modificar el tratado únicamente en sus relaciones mutuas’”.

Precisamente, la experiencia que se va acumulando con el comercio legal del cannabis, va abriendo camino, afirma Chulver: “La factibilidad de aplicar este mecanismo está en fase de exploración en el tema del cannabis entre países interesados en justificar bajo los tratados internacionales un mercado legalmente regulado y la posibilidad de abrir comercio en productos de cannabis entre ellos. De la misma manera, para legitimar el comercio internacional de coca, una posible solución podría encontrarse en un acuerdo inter se entre Bolivia y los países interesados en importar hoja de coca boliviana, ahora producida de forma lícita”, destaca Chulver.

La hoja de coca para su exportación presenta una potencialidad expectable para “su uso en licores, bebidas energizantes, suplementos alimenticios, productos fitoterapéuticos y estimulantes suaves”, destaca la comunicadora.

Hubo o hay expectativa cierta de comercio de hoja de coca, señala, con Ecuador, Argentina, Irán, España y Holanda.

Colombia, de la mata que mata a la planta de la paz

Una de las mayores novedades en la reunión 2023 de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, sin duda fue la diferente presencia de la representación colombiana, que ahora se sumó plenamente a la reivindicación de la hoja sagrada. En el panel “Hoja de coca y control de drogas de la ONU: reparando un error histórico”, el ministro de Justicia y del Derecho de Colombia, Néstor Osuna Patiño, auguró que de la conocida “mata que mata” (como se conoce a la coca) se pasará a la planta que sirve a la paz.

Colombia apoya la iniciativa boliviana de emprender una campaña de despenalización de la hoja de coca por sus propias razones, apuntó. Y es que el nuevo enfoque de revalorización de la coca y su economía lícita se complementa de lleno con la política de pacificación del país del presidente Gustavo Petro.

“Colombia respalda esta iniciativa, porque hablar de una nueva política de drogas en el contexto de la paz total significa una aproximación distinta a la hoja de coca, pasando de un modelo, en el que se la concebía como ‘la mata que mata’ a un paradigma en que se convierte en una planta al servicio de la paz”.

“En la nueva política de drogas orientada al cuidado de la vida, contemplamos la regulación justa y responsable y sus usos lícitos, como una prioridad. Para ello, estamos trabajando en los cambios normativos que faciliten los usos en el campo medicinal, nutracéuticos, industrial, entre otros”, remarcó el ministro colombiano.

Osuna Patiño afirmó que su país celebra la “posición valiente y el liderazgo de Bolivia por poner presente ante el mundo el valor de los usos de la hoja de coca, y especialmente por su iniciativa de emprender una campaña para la desclasificación de la hoja de coca de la lista de sustancias de la Convención de Estupefacientes de 1961”.

(*)Iván Bustillos es periodista de La Razón

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La urgencia de despatriarcalizar

A estas alturas del proceso de cambio, las estructuras del Estado han empezado a desmasculinizarse.

/ 19 de marzo de 2023 / 07:51

DIBUJO LIBRE

En distintos confines del planeta, gobiernos y organismos internacionales han celebrado el Día Internacional de la Mujer y han esgrimido diversidad de discursos. Muy pocos hicieron referencia a las causas estructurales de la dominación femenina e ir al fondo para identificar y denunciar el origen de la opresión femenina, porque ni gobiernos ni organismos internacionales están dispuestos a cuestionar sus sistemas, sus estructuras, sus modelos de economía y sociedad.

El hacerlo supondría visibilizar al sistema capitalista y al colonialismo que sostienen al patriarcado y que ha estructurado un sistema de opresiones que opera a través de religiones, leyes, educación, medios de comunicación, etc.; por ello, les es cómodo y posible hacer sendos discursos feministas, pero sus propuestas son insuficientes en tanto no cuestionen las bases estructurales de los sistemas de dominación.

Las luchas y resistencias al colonialismo en África y América Latina abrieron la posibilidad y pusieron de manifiesto la necesidad de deconstruir y reescribir la historia desde sus orígenes, desde el lado de los pueblos oprimidos y no bajo el molde de la influencia occidental. Por ello, en la última década, las corrientes feministas decoloniales enfrentaron al discurso oficial de género institucionalizado y enraizado en organismos internacionales, gobiernos, ONG y medios que difunden el discurso light del feminismo liberal o de género.

El proceso de cambio en Bolivia no solo generó una gran transformación política, económica y social, sino que también inició una nueva época en la reflexión epistemológica y el debate teórico e ideológico sobre las luchas del pueblo boliviano, comprendiendo que existe un sistema de opresión articulado entre sí y que opera de manera conjunta entre capitalismo, colonialismo y patriarcado; de ahí que es imprescindible articular la lucha anticapitalista con la anticolonial y la antipatriarcal; es decir, se plantea atacar las causas estructurales de los sistemas de dominación.

Por ello, nuestro modelo económico, social, comunitario y productivo busca la transformación del modelo capitalista y necesariamente debe cumplir estrategias y tareas decoloniales y depatriarcales. El proceso de cambio no estará completo si no se articula a la transformación de la vieja herencia del Estado y la sociedad colonial y patriarcal que aún perviven y reproducen los sistemas de dominación y explotación.

En Bolivia, los cambios estructurales iniciados en 2006 lograron unir el proceso de descolonización y de transformación del modelo económico con la despatriarcalización y los resultados empezaron a verse poco a poco. Nunca como en estos años se ha visto a las mujeres de todas las culturas y regiones participando en gestión comunal, regional, departamental y nacional, interpelando al Estado con sus propias demandas y agendas, con propuestas que nacen de sus necesidades específicas y no solo son réplica de las agendas internacionales. Los cambios políticos en favor de las mujeres se demuestran con su presencia protagónica en la toma de decisiones del Estado, la incorporación de la paridad permitió 50% de mujeres en las estructuras políticas en las asambleas legislativas Plurinacional y departamentales y municipales, una presencia importante de mujeres en los órganos Ejecutivo y Judicial.

En el ámbito normativo, empezando por la Constitución, se ha constitucionalizando un conjunto de derechos para las mujeres; asimismo, existe una legislación avanzadísima en su favor, con leyes que fueron ejemplo y modelo en países vecinos.

Para fortalecer la despatriarcalización, el presidente Luis Arce declaró el 2022 Año de la Revolución Cultural para la Despatriarcalización “Por una vida libre de violencia contra las mujeres”. En un reciente informe, la ministra María Nela Prada resalta logros sobre derechos económicos y sociales, como que 45% de los títulos de tierras están a nombre de mujeres. En políticas para la autonomía económica, se informó de una importante inversión a través del Banco de Desarrollo Productivo (BDP) con dos líneas de crédito: Mujer BDP, que benefició a casi 4.000 mujeres, y Banca Mujer, con 95 millones en créditos para más de 700 mujeres. Asimismo, hay el programa “Empoderar” que se implementará hasta 2027, con una inversión de $us 300 millones y que beneficiará a 130.000 familias con proyectos productivos, agropecuarios, de construcción e infraestructura.

En cuanto a la lucha contra los feminicidios, la Comisión conformada por todos los poderes del Estado logró que 100% de los juzgados de materia fueran intervenidos, 15 jueces procesados, 10 destituidos y 21 sentenciados. También está el programa de vivienda social “Viviana Mallque”, el Sello para “Empresas seguras y libres de violencia”, la aprobación de la Ley 1443 de Protección a las víctimas de feminicidio, infanticidio y violación de infante, niña, niño o adolescente, que busca proteger a hijos de víctimas de feminicidio, violencia sexual. Son logros por resaltar.

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En educación, es muy importante el proceso de una currícula despatriarcalizadora, escuelas sindicales, cursos de formación de profesores, investigaciones temáticas, etc. para incidir en cambios de la cultura machista.

Las estructuras del Estado han empezado a desmasculinizarse, si bien el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades ya existía, el presidente Morales creó del Servicio Plurinacional de la Mujer y la Despatriarcalización, el Gabinete de la Mujer y las Niñas, la creación de Unidades de Interculturalidad e Igualdad de Oportunidades, Unidades de género, la creación de la FELCV, Defensorías de la Mujer y niños, Casas de Refugio para Mujeres víctimas de violencia, etc. Este nivel de institucionalidad se ha fortalecido con el presidente Luis Arce, con la creación del Viceministerio de Despatriarcalización y el Viceministerio de Descolonización; además del Observatorio de Justicia y Género en el Órgano Judicial, el Observatorio de Seguridad Ciudadana etc.

Si bien contamos con importantes avances, logros y conquistas, recién se ha iniciado un largo y pedregoso camino hacia la despatriarcalización del Estado. De lo que se trata es que debe haber una revolución dentro la revolución democrática y cultural, que continúe con la labor de desmontar el viejo Estado, para dar paso a un nuevo Estado descolonizado y despatriarcalizado.

(*)Sonia Brito es socióloga, embajadora de Bolivia en Italia

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Las huellas de Goni

Estas huellas no son discurso o símbolos; son realidades que todavía alientan modernidad y democracia.

/ 19 de marzo de 2023 / 07:18

DIBUJO LIBRE

El 9 de marzo, la sesión de Diálogos al Café estuvo dedicada al legado histórico del MAS. Magdalena Cajías y Fernando Molina aceptaron el desafío de ubicarse a 20 años de ahora para reflexionar sobre lo que puede quedar para entonces del “proceso de cambio”.

Fernando Molina fue muy contundente al afirmar que solo quedará en la historia el 22 de enero de 2006, cuando un indígena muy pobre, de origen campesino, alcanzó la Presidencia. El resto quedará como parte del péndulo extractivista que nos lleva a dilapidar en un ciclo lo que se genera en otro.

Es una conclusión muy dura, pues implica que el periodo presidido por Evo Morales comenzó en su cúspide y el resto fue poder efímero y desgaste. O destrucción institucional, dirán otros. No discutiré el tema, aunque sí uno secundario que provocó mi atención: Algo similar pasó con Goni, dijo Molina, a cinco años de su partida ya no quedaba nada.

No fui parte del gobierno de Sánchez de Lozada y mantuve una posición crítica y distante con muchas de sus políticas, hasta que pude ver sus resultados. Me parece que, al contrario de lo que dijo Molina, todavía pueden verse las huellas de sus gobiernos a casi 20 años de su exilio y del persistente esfuerzo de todos sus sucesores por desarticular lo que se hizo entonces.

Sin que el orden aluda a su importancia, comienzo mencionando la municipalización del país. No solamente pervive sino que goza de buena salud, tanto en su organización institucional, con pequeños cambios, como en los mecanismos de financiamiento automático, la coparticipación, que permite que el rincón más alejado cuente con un presupuesto de obras.

En el ámbito de la salud fue decisiva la introducción del Seguro Universal Materno Infantil, que no solamente vive, aunque le hayan cambiado el nombre, sino que sigue salvando las vidas de madres y niños en todo el país. La pensión universal no contributiva, que en su inicio se llamó Bonosol y debía financiarse con las utilidades de las empresas capitalizadas, se llama ahora Renta Dignidad y la financia el TGN. También se amplió su cobertura, canalizando a las familias parte de las rentas petroleras, pero sin pensar en que ellas podían agotarse y poner presión sobre el déficit fiscal. En todo caso, vive.

También sobrevive el sistema de pensiones de capitalización individual. Aún maltrecho, ese sistema marca una huella importante: los ahorros previsionales por más de 24.000 millones de dólares, un tercio de los cuales ha financiado parte de los gastos e inversiones del gobierno de Bolivia. Ahora se busca eliminar la competencia a través de una Gestora Pública, que se justifica solamente en la idea de que las utilidades que pueda generar la administración de los fondos sean distribuidas en pensiones solidarias. Pero la idea de jubilaciones basadas en la capitalización individual sigue viva.

En el ámbito institucional todavía existen los diputados por circunscripciones uninominales. En este caso, lamentablemente, y no por los buenos resultados, ya que en general esta reforma no mejoró la representación política y debilitó a los partidos como instrumentos de la democracia. De aquellos años también persisten otras reformas menos asociadas a Goni, pero en las que tuvo influencia, como la reforma constitucional que introdujo el Defensor del Pueblo y el Tribunal Constitucional, aunque tampoco puedan justificarse por sus resultados.

De la capitalización no queda nada, dijo Molina, fue revertida completamente. Pues no tanto, digo yo. Un elemento clave sí fue revertido, el componente social, que se expresó a través del Fondo de Capitalización Colectiva, que hizo a los bolivianos accionistas de las empresas capitalizadas. Esos accionistas fueron expropiados sin que se pagara la indemnización que establece la Constitución, y la propiedad pasó de nuevo al Estado.

En la falsa “nacionalización” de los hidrocarburos no se tocó a las empresas, ofreciéndoles más bien nuevos contratos que les aseguraron la total recuperación de sus costos y, aunque tuvieron menores ganancias, fueron liberadas de riesgo y de la obligación de exploración. El resto de la capitalización se fue disolviendo después de haber cumplido el objetivo de dinamizar inversiones (Entel, Ferrocarriles). Su eficacia fue indudablemente clave para explicar la bonanza exportadora que hizo del proceso de cambio la etapa de mayor dinamismo de expansión del mercado en la historia reciente del país.

Con esas referencias, es absurdo proclamar la muerte del neoliberalismo cuando su institución principal, el mercado competitivo, es el mecanismo predominante en la vida económica del país.

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Donde Molina sí tiene razón es en la eliminación de algunas instituciones que fueron centrales en las reformas de Sánchez de Lozada, como el sistema de superintendencias. Eran árbitros independientes del gobierno que podían proteger al ciudadano, sin obligarlo a buscar influencia política o corporativa, o acudir al sistema penal. Ya no existen, pues las han convertido en dependencias ministeriales, dejando inermes a los ciudadanos. Tampoco queda nada de la reforma educativa, aunque más lógico sería decir que no se desarmó la reforma sino la educación, con improvisaciones sin mejora efectiva. Olvidada está la Ley INRA y desprotegidas las áreas protegidas, pero para muchos campesinos e indígenas siguen siendo referencias.

Las huellas de Sánchez de Lozada no son solamente memoria, discurso o símbolos. Más bien hay poco de ello. Pero sí son realidades que todavía alientan modernidad y democracia y ofrecen señales que pueden orientar un quehacer futuro.

Una de las cosas más interesantes es que todo eso, además, se hizo en 5 años (4+1), teniendo en ambos gobiernos una mayoría reducida y, por tanto, sin control del Congreso, sin bonanza exportadora y sin romper instituciones. La huella histórica más significativa tal vez sea esa, intangible pero real, la demostración de que es posible hacer cambios en democracia, en base a la negociación y el diálogo.

(*)Roberto Laserna es economista

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