Fassil, más que un juego de palabras
Un edificio de Banco Fassil. Foto: Archivo
El lavado es uno de los diferentes delitos financieros que van descubriendo cada día las investigaciones del sistema financiero.
El nombre Fassil se presta para miles de juegos palabras. Seguramente no fue casual, sería una invención marketinera de quienes fundaron en 1996 el Fondo Financiero Privado Fassil, una de las muchas entidades que se crearon en esa década para financiar Pymes, el gran invento del neoliberalismo para sacar de la pobreza a los países del Tercer Mundo, aunque quienes en realidad lo hicieron fueron los ejecutivos de estos fondos, ONG y fundaciones que empezaron a lucrar con este concepto.
Fassil tiene éxito en ese rubro, pero mantiene un perfil bajo y un crecimiento discreto. El 2006 se produce una operación bancaria que con el tiempo resulta ser muy emblemática. El Banco Santander Central Hispano, propietario del 90% de las acciones del Banco Santa Cruz (BSC) vende sus acciones al legendario Banco Mercantil, creado por Simón I. Patiño en 1905 y nace el fusionado Banco Mercantil Santa Cruz.
El hecho era muy simbólico. El BSC era un orgullo cruceño. Nació en 1966, en consonancia con el auge de la agroindustria, de la apertura hacia al Oriente, por tanto, un símbolo del tan mentado “Modelo Productivo Cruceño”. Sin embargo, cuando en 1992 fue adquirido por la entidad española, en nombre de la globalización y la modernidad, encarnadas en el neoliberalismo, el empresariado cruceño perdió gran parte de su orgullo regional. Los europeos implantaron una nueva forma de trabajo, más moderna, ejecutiva, tecnológica, que evidenciaba el atraso de nuestras elites. De todas maneras, seguía siendo un orgullo local.
Sin embargo, la fusión con el Mercantil, la entidad bancaria que representaba el auge minero del país, el poder de la ‘rosca’ minera occidental, y, por ende, el poder del “centralismo colla” ahora dominando no solo financieramente sino semánticamente el barco insignia del empresariado cruceño.
Sin embargo, todo era simbólico, los grandes grupos empresariales cruceños ya se habían diversificado, habían creado otros bancos que no quebraban como otros intentos, Agrícola, BancoSur, Progreso, Bidesa y hasta el propio Banco Unión.
La elite cruceña reparte su fortuna entre el Ganadero y Económico, principalmente. Pero en esta historia, falta completar el panorama con el 10% de los accionistas del Banco Santa Cruz, que no eran españoles.
Ese remanente fue el que capitalizó el Fondo Fassil, para luego, el 2006, mientras los españoles volvían a su tierra, sus socios minoritarios crearían el futuro banco de edificios azules.
De esa manera, una elite cruceñista tradicional, pero versión 2.0 convierte al Banco Fassil en un nuevo buque insignia del empresariado cruceño. Técnicamente, Fassil pertenece al Santa Cruz Financial Group (SCFG) una clara reminiscencia al histórico banco local.
Esa impronta lo lleva a encarar ambiciosos proyectos, entre los que se destacan faraónicos emprendimientos inmobiliarios. La Nueva Santa Cruz, Ciudad Inteligente, es el mejor ejemplo.
Proyecto
El proyecto contempla la construcción de 100.000 viviendas en el municipio de Warnes, pero vinculada a la capital cruceña y se habla de una inversión de 4.500 millones de dólares. El empresario Julio Novillo, al que muchos involucran con el MAS, pero otros, al revés, con los opositores, ha quedado en el ojo de la tormenta y la ASFI todavía no da señales concretas sobre la legalidad o no de este proyecto.
Pero, así como queda en tela de juicio Novillo, han desfilado por lo menos una docena de empresarios que recibieron inversiones del malogrado banco y la justicia investiga la legalidad de los montos manejados. También quedan en duda los millonarios créditos para crear decenas de edificios de departamentos en una ciudad que viene construyendo un promedio de 100 edificaciones de esas características por año desde el 2009, según la Cámara de la Construcción.
La sospecha del origen de esas inversiones, posiblemente relacionadas al lavado de dinero del narcotráfico es otra de las investigaciones que ha anunciado la ASFI.
El lavado es uno de los diferentes delitos financieros que van descubriendo cada día las investigaciones del sistema financiero.
En un repaso rápido, se ven involucrados empresarios, dirigentes deportivos, instituciones de prensa, políticos (el papá y el hermano de Luis Fernando Camacho aparecen en una de las sociedades que conforma el Santa Cruz Financial Group), mafiosos condenados o buscados por la justicia, en fin, la lista es larga.
El vocero presidencial, Jorge Richter, ha aludido directamente a la elite cruceña y ha deslizado un tema que por ahora parece tabú en Santa Cruz: El modelo de desarrollo agroproductivo cruceño.
«Hay una élite sobre el modelo cruceño, clanes familiares y una casta política que tienen poderes económicos. Ellos construyeron estas lógicas financieras para apropiaciones de recursos. Este modelo está patrocinado por unas élites que conforman estructuras financieras para apropiarse de los recursos de la población. Estas élites se apropiaron de estos recursos del Banco Fassil», dijo Richter en conferencia de prensa.
Y es que el mentado ‘modelo cruceño’ es más que una propuesta económica, es una propuesta política, que históricamente fue manejada como la clave del crecimiento de Santa Cruz, pero que ahora incluso se plantea como la base para una negociación de una “nueva relación de Santa Cruz con el Estado boliviano”.
En resumen, el famoso modelo cruceño en realidad fue una imposición de los organismos internacionales en los 70, no solo en Bolivia sino en todo el Cono Sur. Por eso es que, en Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, e incluso Colombia, comienzan a sembrar soya y girasol, cultivos que nunca fueron tradicionales en estas zonas.
Lea más: Vocero Richter apunta a élites cruceñas de la apropiación de fondos de Banco Fassil
Críticas
La principal crítica es que, si bien tiene una clara inspiración capitalista y basada en las leyes del mercado y la competitividad, es un sector y siempre lo fue, que recibe bastante subvención estatal. Hoy mismo hay una dura negociación por el diésel, combustible esencial en la siembra y cosecha de las oleaginosas.
Y esto iba casado con la displicencia con la cual los bancos otorgaban créditos bajo esta premisa del “modelo cruceño”, y que provocó los cierres de varios bancos antes citados y también de Cooperativas de Ahorro y Crédito como la San José Obrero o la Mutual Guapay como las más representativas.
Fassil lo vuelve a hacer y da pie a la renovación de las críticas, pero también a la discusión del hasta hoy ‘intocable’ modelo cruceño. Y esa discusión que debería ser técnica en realidad es política.
Habíamos hablado cómo la quiebra de Fassil ha afectado a diferentes actores, que, a su vez, daría para hacer análisis desde los diferentes rubros.
Fassil afectó a empresarios, futbolistas, instituciones y también, de paso, a algunos políticos. Sin embargo, la suma de todos estos involucrados y sus consecuencias, en realidad es política y no dudemos de qué va a seguir ese derrotero. Ironías de la vida, lo de Fassil resulta muy difícil de entender y explicar.