Saturday 3 Jun 2023 | Actualizado a 00:16 AM

Administración de los fondos de pensiones: entre el estatismo y la administración privada

La Gestora tiene desafíos importantes al hacerse cargo de las pensiones, un bien común que requiere los mayores cuidados.

/ 23 de mayo de 2023 / 13:00

Desde 1957 hasta 1996, el gobierno central administró la seguridad social del fondo de pensiones. Durante cuatro décadas, el sistema prestó un servicio deficiente a los jubilados, debido a una administración politizada, un excesivo y costoso personal, así como una gestión financiera poco productiva y rudimentaria, lo que generó una crisis en los años 80.

A pesar de haber creado una institución exclusivamente dedicada a la recaudación y pago de las rentas a jubilados, el sistema de pensiones llamado de «Reparto Simple» comenzó a tener problemas de solvencia con el cada vez menor aporte de los trabajadores. La clave del antiguo sistema radicaba en el financiamiento provisto por los trabajadores activos quienes en la suficiente cantidad cubrían a todos los pasivos. Según datos de la época, hasta ese momento existían 2.6 trabajadores activos por cada trabajador pasivo, pero esta relación se hizo cada vez más estrecha y dramática con el tiempo, lo que condujo a la imposibilidad de pagar rentas oportunamente a miles de jubilados.

En 1996, el sistema de pensiones llegó a un punto de no retorno. Además de los problemas administrativos propios de un órgano estatal, se sumaron la reducción del gasto público y el cierre de varias empresas públicas, lo que generó un despido masivo de trabajadores. Esta precaria situación se agudizó a partir de 1985, con la crisis económica que requirió de fuertes medidas de ajuste, como la reducción del gasto estatal y la estabilización de precios y del tipo de cambio.

El Decreto Supremo 21060, además de reducir el tamaño del Estado mediante el cierre de varias empresas públicas deficitarias, también generó despidos masivos que afectaron a miles de trabajadores que desembarcaron en el desempleo o la informalidad de mercados laborales precarios. Todo esto terminó por dar el «tiro de gracia» a la tendencial insolvencia para cubrir a los jubilados bajo el sistema de «Reparto Simple». La declaración de igualdad matemática entre dos expresiones de la ecuación básica del modelo…se había roto.

Ante este escenario, el gobierno adoptó un nuevo modelo de pensiones que brindara seguridad, rentabilidad y transparencia sobre los descuentos realizados a cada trabajador. El modelo elegido se denominó de «Capitalización Individual». A partir de 1996, con la Ley 1732 de Pensiones, se habilitaron cuentas individuales en lugar de un fondo común, lo que permitió un seguimiento y control directo de los aportes realizados por cada persona durante su vida laboralmente activa. Estas cuentas fueron administradas por dos instituciones privadas con experiencia en el mercado de capitales, reguladas por una superintendencia a cargo del gobierno.

Si bien el cambio generó una solución para las generaciones futuras, no lo fue para la generación que, a pesar de haber aportado por décadas, sufrió las consecuencias de recibir jubilaciones muy bajas en comparación con el monto percibido durante su vida activa. Sin embargo, la transparencia en el manejo de la información y los rendimientos satisfactorios entregaron un voto de confianza a la continuidad del novedoso modelo de «capitalización individual».

La Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo (Gestora) fue creada en 2010 y comenzó a operar en 2015 mediante un decreto supremo. Desde mayo de 2023, sin experiencia previa en el manejo de inversiones, ha asumido la gestión efectiva de los fondos. Se está cambiando la administración de los ahorros desde manos privadas hacia las del gobierno. Aunque no se están “estatizando” los ahorros individuales privados, el gobierno decidió “estatizar” la administración de los fondos de pensiones.

El traslado de la administración a manos del gobierno no dispone de una evaluación de desempeño que haga un corte transversal y justifiquen este cambio sobre el trabajo que venían desarrollando las Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones. Tampoco se conoce si esta decisión es parte de una política pública a largo plazo que defina las líneas de trabajo y proyecte el crecimiento de los fondos de pensiones con mejores rendimientos, menores costos de administración y mayor transparencia que las administradoras privadas en los últimos años.

Si queremos aprender de los errores del pasado, será prioridad del gobierno consolidar un órgano técnico, eficiente y transparente, con mayores capacidades de especialización y conocimiento que la reciente administración privada. La gestora pública deberá abrirse a participar en mercados de capitales internacionales y utilizar plataformas tecnológicas y bursátiles capaces de aprovechar las oportunidades que brindan los mercados del siglo XXI.

Si la Gestora pretende ser una entidad técnica y especializada, deberá contar con una serie de reglamentos de administración que eviten márgenes de discrecionalidad de sus ejecutivos, una separación de poderes entre su directorio y el Ministerio de Economía y Finanzas, el reclutamiento de personal por mérito y una política moderna que mejore el rendimiento y todas las formas de diversificación del riesgo. Además, resultará fundamental contar con el asesoramiento externo de calidad que tenga en cuenta factores como el riesgo cambiario, las regulaciones locales y los modelos de análisis y simulación de las condiciones políticas y económicas que influyen en los mercados de valores en los que se podría llegar a invertir.

El monto acumulado a lo largo de la vida laboral representa un capital autónomo para el individuo y uno colectivo para el sistema financiero en su conjunto. Estos fondos acumulados no solo posibilitan el ahorro nacional, sino que también pueden ser la fuente de apalancamiento de mayores recursos que brinden no solo respaldo financiero y estabilidad a la economía, sino también oportunidades de inversión pública de mayor calidad. Para garantizar la salud y la sostenibilidad del sistema de pensiones y de la macroeconomía del país, las economías actuales se basan en la confianza y en el crédito otorgado a los distintos actores en los diferentes mercados. La cifra más alta jamás acumulada en la historia económica boliviana, que asciende a USD 24.000 millones, exige credibilidad e inmediata generación de confianza.

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Hacia un debate sin adjetivos sobre Santa Cruz

Una mirada sobre la organización societal cruceña y su modelo de poder.

Las ideas políticas y sus consecuencias prácticas para la gente.

Por Jorge Richter Ramírez

/ 28 de mayo de 2023 / 07:30

El punto sobre la i

“Pensar es difícil, por eso la mayoría de la gente prefiere juzgar” afirmaba el fundador de la escuela de psicología analítica Carl Gustav Jung. Pensar es una acción que verbaliza el hecho de formar ideas, de establecer representaciones de la realidad, ya sea en palabras escritas o dichas y relacionarlas unas con otras. Para los griegos, en Platón primero, el pensamiento es una actividad desarrollada a partir de las capacidades del intelecto, una conversación interna en la que el alma habla consigo misma: “El acto de pensar no es sino un diálogo que el alma sostiene consigo misma, interrogando y respondiendo, afirmando y negando”. En el otro extremo, Aristóteles conceptualiza de forma opuesta, prioriza la razón, esto es, el encuentro entre el intelecto y la esencia del objeto pensado. Ya en Kant observamos el elemento señalado anteriormente, la representación, el acto de pensar es el representar, y en el representar se muestra el percibir. Heidegger como un corolario imaginado, nos dice que pensar es algo que debemos estar dispuestos a aprender y que se alcanza en el instante en el que nosotros activamos la acción de razonar. En el debate sobre el Modelo Cruceño, se observa más un juzgar que una efectiva acción de pensar, de comprender y racionalizar la discusión.

El Modelo Cruceño no es una cuestión desarrollista/empresarial, tampoco industrial ni productiva en sus factores constitutivos fundamentales. Su naturaleza encierra otros elementos de mayor determinación a su esencia: es una forma de organización societal, también política, de hechos económicos y cooptaciones institucionales. Profundamente conservador en su médula, determinado por una religiosidad verbalizada que incomoda sus acciones diarias; en sentido opuesto, lo económico es ampliamente liberal, individualista, proclive al capitalismo consumista y hoy seducido por las referencias libertarias.

Cuando hoy se refieren al Modelo Cruceño aún se insiste en exhibir particularidades propias de una burguesía industrial. Pero ello no grafica ni define adecuadamente el espacio en disputa y los alcances en una mirada de integralidad sobre la sociedad cruceña toda. El Modelo Cruceño impuesto tiene una forma de preeminencia social, económica y política que beneficia a unas élites que marcan el éxito a partir de la exhibición de satisfacción del factor aspiracional. Metodológicamente construye legitimidades en sus fachadas para actuar con supuestos apoyos, por ello convoca, moviliza, acalora el regionalismo y el cruceñismo como ideología, construye enemigos diversos, imaginarios sociales muy aprensivos, instaura el temor, toma y controla el pleno de la institucionalidad del departamento a tiempo que, también despliega una narrativa discursiva fortalecida por la corporación mediática empresarial de la que es propietaria, allí controla la libertad de prensa que va quedando adherida a quienes privadamente acumularon el capital para conformar sus redes y finalmente, con indolente desapego, se apropia de los recursos económicos de la sociedad.

Desde los espacios más sensatos del pensamiento cruceño, aquellos que se resisten a ser parte del club de relatores de la narrativa tarifada, de los dueños del uso irrestricto del adjetivo injurioso, se argumentan dos líneas, que el Modelo Cruceño es la simbiosis perfecta de los factores tierra, trabajo, capital, tecnología e institucionalidad, una mirada con mayor énfasis en lo productivo. Sin embargo, señalar sobre ello que la institucionalidad es el elemento disruptivo mayor. Sobre la base de la cooptación de esa institucionalidad, precisamente, se construye un modelo que abdica de productivo/empresarial/ desarrollista y transfigura en Modelo de Poder, interventor de una sociedad para la construcción de una superestructura de ventajas económicas, sociales y políticas que los favorece. La superestructura elitaria y de las prerrogativas hoy resiste con odio la intención democratizadora que se propone.

No están en discusión las capacidades productivas de la región, de sus actores más dignos y decorosos, el reclamo alcanza a aquellos que, en su conservadurismo extremo y hoy radical, disocian el orden social, político y económico sobrecargando de beneficios y privilegios a un pequeño grupo.

Lea más: Richter asegura que la ‘élite reducida’ provocó un daño económico de $us 1.800 millones a Santa Cruz

En la idea de establecer un continuo de aportaciones al debate del Modelo Cruceño, sumo la referencia oportuna que realiza Pablo Deheza en su razonamiento “Fassil y el ideario cruceño”: “Si bien hoy es moneda común en Santa Cruz la ampliación discursiva hacia lo ´camba´, la mirada de superioridad cultural permanece. Siguiendo con Alcides Parejas, la cultura cruceña tiene la ventaja de ser local; en otras palabras, tiene teóricamente el derecho de imponer las reglas del juego”. Esas reglas del juego son las que exigen un espacio adecuado y propicio para que el modelo se ejecute sin restricciones y controles normativos estatales, se requieren condiciones de libertad autárquica, aquella que coloca las decisiones en manos del grupo dominante. Ahí la pregunta, ¿quiénes constituyen hoy ese conjunto de referencias en dominancia? Y la respuesta señala: aquellos en los que gira la representación política, el poder privado de logias, la oligarquía económica y los pocos clanes familiares que aún quedan e inciden. Allí el modelo de cooptación deja marginados a millones de cruceños que solo pueden circundar productiva y profesionalmente por los bordes de quienes son los propietarios mandantes de este sistema excluyente. No siendo el modelo perfecto, éste avanza hacia su degeneración (como todo modelo) pues ha exacerbado la búsqueda de acumulación económica para abonar con éxito el factor aspiracional y la demanda social. Las condiciones óptimas requeridas, como la libertad de mercado y libertades autárquicas regionales confrontan con un modelo distinto que se impuso en el país desde el año 2006, con lógicas contrarias en lo que hace a la organización societal y que es más colectivista que individual. Por lo tanto, tensiona, resiste y confronta con este.

Hoy esa narrativa ya no tiene columna de soporte. Imaginar un espacio único de lógicas de mercado y sociedades de jerarquías es inviable. La base social de participación, no solo política, sino económica y societal se amplió con la incorporación de nuevos derechos y la extinción de los escalafones sociales y los factores que los suscitaron. El Estado, la sociedad y sus formas de cohabitar se han modificado estructuralmente. La organización societal cruceña del modelo de castas familiares, clanes políticos, oligarquías económicas y poderes privados del formato logias está empobrecida, desplazándose de forma decadente hacia una ineludible democratización social, institucional y política.

Se está buscando otra forma de sociedad, y la búsqueda es sinónimo de libertad.

(*) Jorge Richter es politólogo

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Santa Cruz, estado y democracia

Una conversación con Reymi Ferreira sobre las ideas y realidades cruceñas.

Un hito del último cabildo cruceño es haber dejado un desafío: revisar la relación entre Santa Cruz y el resto del país.

Por Pablo Deheza

/ 28 de mayo de 2023 / 07:07

El punto sobre la i

El último cabildo cruceño planteó la cuestión de revisar la relación entre Santa Cruz y el Estado boliviano. De entrada, los propios términos de la proposición requieren revisión y coordenadas conceptuales mínimas. ¿Cuál es esa Santa Cruz que lanza el desafío? ¿Quiénes hablan a nombre del departamento y cómo entienden al propio sujeto al que claman representar? ¿Qué entienden por Estado?

El propio Pierre Bourdieu decía que pensar el Estado es pensar lo impensable. Esto es así porque al Estado lo lleva uno dentro, pues uno mismo es producto del Estado. Pero no nos adelantemos tanto, todavía. Conversamos sobre los temas mencionados con Reymi Ferreira, abogado, exconcejal, exrector, exministro y portador de una visión crítica e informada sobre la realidad cruceña.

Comencemos por el punto más evidente, ¿de qué se tratan los cabildos en Santa Cruz y qué tanto pueden sacralizarse, como discursivamente sostienen varios dirigentes cruceños. Recordemos que la Constitución establece el carácter deliberativo de los mismos, al igual que la ley 026, pero en ninguna parte del marco legal vigente se dice que de estas instancias surgen “mandatos”.

Ferreira sostiene que “no hay ninguna reunión de personas que pueda estar por arriba de la Constitución. Eso es básico y no son, además, instituciones. El cabildo, como está concebido en la Constitución, es para comunidades pequeñas, donde todos pueden aportar y participar. Se supone que el cabildo es una expresión de democracia directa en el que la gente opina. Pero un cabildo donde van 500.000 personas, donde el rol de cada orador está predeterminado y donde lo único que se hace es pedir que aplaudan o no, que digan sí o no, eso no puede ser democrático, no es. Es básicamente una reunión de gente con una consigna en la que no hay posibilidad de discutir. Ahí no se discute, ahí se aplaude. Hitler tenía concentraciones de 4 millones de personas que iban a vitorear lo que él iba a decir, pero eso no quiere decir que haya sido democrático”.

Entonces, ¿qué dicen los cabildos sobre quienes los impulsan y sus ideas acerca de lo que constituye una democracia?

“Ellos confunden democracia con unidad. Esa es la gran confusión que tienen. Para ellos, impunidad, hacer lo que les da la gana, sin límite y sin respeto de nada, ni de normas, ni de personas, ni de reglas, es sinónimo de democracia. Y cuando se le pone un límite al abuso, a la arbitrariedad o a la ilegalidad, ellos lo ven como un atentado a su derecho. Como han estado durante décadas, siglos, diría yo, acostumbrados a gobernar sin límites, con gobiernos militares; como gobiernan sin límites en las cooperativas; como han gobernado sin límites con el neoliberalismo; entonces, creen que esa es una condición natural. Y es esa su rabia contra un gobierno que no responde a sus intereses. Un gobierno que no hace lo que ellos quieren y que, cuando trata de imponer la ley, eso rompe con una tradición que ellos tienen. Es un modelo mental bien acentuado el confundir la impunidad con la democracia, que es terrible”, señala el exministro.

Pero estas ideas no vienen del aire, tienen una historia. Ferreira rememora algunos hitos importantes en ese devenir. Explica que estamos ante “la mentalidad extractivista, expoliadora, de una burguesía que no llega a ser burguesía. Una clase dirigente que aspira a ser burguesía, pero a costilla del Estado. No nos olvidemos que la burguesía, o el intento de burguesía cruceña, nace desde el Estado, fomentada por el Estado. Y ha nacido así. Las grandes inversiones de infraestructura, las grandes inversiones camineras, siempre han venido del Estado. Ellos han estado acostumbrados a llevarse la inversión del Estado a su bolsillo. Es el caso Sergas, por ejemplo, que es terrible. Entonces, para ellos el Estado es legítimo en tanto y en cuanto puedan utilizarlo para enriquecerse y es ilegítimo en tanto y en cuanto les pongan un límite a sus ambiciones y a su riqueza. Esa es la lógica. No es como la burguesía norteamericana o la burguesía europea, que hizo su dinero trabajando sin el Estado, en muchos casos. No, aquí es a costa del Estado. Por eso es su resentimiento con un gobierno, como el del MAS, que no permite que el Estado sea un botín directo de ellos, de sus ambiciones. Esa es la posición, porque desde 1903, en el manifiesto de 1904, el memorándum, lo que pedía la supuesta burguesía ante el liberalismo, era protección cuando se abrieron las fronteras económicas porque el azúcar, el arroz y el alcohol que salían de Santa Cruz se iban a quedar sin mercado. Ellos cuestionaban eso, que iba a venir productos extranjeros y que no podían competir. Entonces, el Estado debería construir un ferrocarril, para que ellos sean competitivos. Estaban en contra de la política de apertura que hizo el gobierno liberal de entonces. Ellos eran competitivos sólo porque estaban protegidas las fronteras. Entonces, como ya se tiene un ferrocarril allá, piden un ferrocarril acá para competir con mejores condiciones, pero siempre en función al Estado. Es en base al Estado que nace el empresariado cruceño, con fomento del Estado. Y hoy se mantienen así. La famosa competitividad, sin la subvención del diésel, la soya desaparece”.

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En ese marco de cosas, ¿de qué se trata el tan mentado modelo económico cruceño? Ferreira indica que “Santa Cruz es una economía que vive del extractivismo de sus recursos naturales, vive de la tierra, de la explotación de la tierra, de la explotación abusiva e intensiva para la exportación, vive de mercados naturales, de monopolios naturales. Tiene la gran ventaja de contar con un territorio enorme y que, además, gracias a la inversión del Estado que nos vinculó vía caminera y ferrocarriles a Brasil, Argentina tiene una posición importante. Básicamente es una condición geográfica, además del acceso a recursos naturales, que evidentemente algunos han utilizado en su provecho. Fue en algún momento la madera, en otro momento el algodón, en otro la caña de azúcar y ahora la soya. Pero, tecnología, industria, que es lo que caracteriza una economía competitiva, no hay eso. Vivimos todavía en una economía de frontera, una economía tradicional y con estructuras sociales feudales. Esto contrasta con una sociedad capitalista, que además depende directamente del Estado en muchas cosas”.

Por lo visto entonces, hay una idea bastante particular de lo que constituye la estatalidad. “Lo que pasa es que tenemos una visión provincial del Estado. ¿Cuál es el drama de Santa Cruz? Que la élite conformada, en su organización, en su liderazgo y en su actuación, sigue con la misma lógica de la década de 1950. Un grupo contra todo el Estado, reivindicacionista, pero que es una organización del pasado. Ya Santa Cruz es una metrópolis con más de 3 millones de habitantes y no puede seguir dirigiéndose con una con una forma institucional que viene de hace ya 70, 80 años. Santa Cruz vive otra realidad. La Bolivia a la que ellos rechazan está aquí, en Santa Cruz. Entonces, les es muy difícil seguir analizando con la mentalidad de los años 50 del siglo pasado lo que está ocurriendo ahora. Es retrógrado y eso es lo que está ocurriendo. En realidad, hay gente que a la fuerza acepta ser parte de un proyecto nacional. Ellos tienen otro tipo de taras, de mentalidades que no pasan más allá del río Piraí, lamentablemente”.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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Proyección de la política exterior boliviana

Bolivia enfrenta un orden mundial en proceso de reconfiguración en el cual se inscribe su actuación diplomática.

/ 28 de mayo de 2023 / 06:51

DIBUJO LIBRE

Luego de la participación de manera virtual del presidente de Estado, Luis Arce, en la II Cumbre Mundial de Promoción del Comercio y la Inversión del Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, se ratifica la orientación de la política exterior de Bolivia, de expresión multipolar. Los cambios en las relaciones de poder en el Sistema Internacional, nos permiten ver un orden internacional post hegemónico. El entorno internacional bipolar y unipolar, llegaron a su fin. Está configurándose en su lugar un sistema multipolar que permite una mayor gravitación e influjos de los países en vías de desarrollo. Luego de que algunos creyeron que la globalización podría ser gobernada de manera unilateral y sin reglas, abandonada a las fuerzas de los mercados, la crisis económica, la crisis del cambio climático, la crisis energética y de seguridad alimentaria, y la crisis post covid, entre otras, literalmente han obligado a la comunidad internacional a superar el paradigma del neoliberalismo. El mundo posee una mayor conciencia de que existe una agenda que debe ser enfrentada en forma multilateral y en mayor apego sobre las desigualdades y los ahora efectos post pandémicos en todas la economías del planeta. Un mundo multipolar, en el fondo, es donde los alineamientos, no son necesariamente automáticos e imprescindibles y donde quedan abiertas múltiples opciones de cooperación y alianzas sectoriales.

Desde la recuperación de la democracia en octubre de 2020 en Bolivia, expresada con el triunfo electoral de más de 55% de la votación, el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choqueahuanca renovaron la confianza del soberano en el Gobierno, que recupero plenamente las instituciones democráticas y la paz social en el país. A dos años y medio de mandato, el presidente Arce logró retomar la orientación histórica de la política exterior, que por espacio de la última década nos permitió gravitar con iniciativa y proposición en los temas de la agenda internacional. Desde los principios de la Diplomacia de los Pueblos, el Vivir Bien, el Ejercicio Efectivo de la Soberanía, la Diversidad Cultural, la Armonía con la Naturaleza y la Reducción y Superación de las Asimetrías y la reafirmación de las relaciones internacionales con todos los Estados del sistema internacional.

En la complejidad de un mundo abarrotado por la desaceleración del comercio internacional e incertidumbre de los mercados financieros, debido a las medidas restrictivas y sancionatorias asumidas por algunos países desarrollados ante el conflicto bélico de Europa del Este y la política monetaria contractiva de los principales bancos centrales, que afectaron sustancialmente la inversión extranjera directa en el mundo, el gobierno del presidente Luis Arce ratificó el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, logrando recuperar para el país, una economía estable , con record de exportaciones , con crecimiento y baja inflación. El retorno de la política exterior de relaciones complementarias, de mutuo respeto y de ruptura con todo tipo de tutelaje y subordinación a potencias es más que evidente. La Revolución Democrática y Cultural en Bolivia, ha contribuido al debate del cambio climático en las Naciones Unidas y la sensibilización a todas las naciones del mundo acerca de la responsabilidad de cuidar la vida en el planeta, aportando para ello la cosmovisión indígena y la cultura de la vida, de forma que permita la participación de los pueblos y gobiernos de los países del mundo, para actuar conjuntamente contra las causas que provocan la alteración climática y así poder restablecer la armonía con la Madre Tierra.

El conflicto bélico en Europa del Este, permite graficar el estado de la política exterior independiente y soberana de Bolivia. La posición asumida por Bolivia, en Naciones Unidas frente al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania fue consecuente desde un inicio, al no aceptar ningún tipo de presión. Bolivia expresó su vocación pacífica, que establece, que la única salida al conflicto bélico debe realizarse a través de la negociación y la mediación de terceros, con pleno respeto al derecho internacional, la Carta de Naciones Unidas y la Constitución Política del Estado de nuestro país. Bolivia no se alineó ni subordinó a ninguna de las partes y concentró la ejecución de su política exterior en torno a ratificar la gestión de la vía pacífica como única salida. En el derecho internacional existe una enorme diferencia entre la condena, el rechazo y la abstención. Los términos hacen y dicen mucho en diplomacia y, como país, hemos expresado justamente un rechazo desde la posición boliviana al conjunto de las invasiones, como también votamos en abstención, al igual que 34 países. Porque resulta imposible lograr un diálogo, negociación y mediación, si se sigue entregando armas a las partes, si es que los países aprueban resoluciones que solamente recogen la visión de una de las partes. Por ello, 35 Estados, entre los cuales se encuentra nuestro país, votaron en abstención de acompañar una posición direccionada a una u otra de las partes. Esto es porque Bolivia, como en reiteradas oportunidades lo reflejo acertadamente el canciller Rogelio Mayta, sostiene que sólo el diálogo y la negociación con paz son la única salida.

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En cuanto a la industrialización con sustitución de importaciones y el mundo de configuración multipolar, en la reciente II Cumbre Mundial de Promoción del Comercio y la Inversión del Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, el primer mandatario boliviano destacó y valoró la propuesta del presidente de China, Xi Jinping, de apostar hacia una civilización global sustentada en la tolerancia, la coexistencia, los intercambios y el aprendizaje mutuo. Es en este contexto que Bolivia y China han logrado una fructífera cooperación pragmática en el campo económico y comercial, especialmente en el desarrollo de litio y otros proyectos que contribuyen al desarrollo conjunto.

El gobierno del presidente Arce se encuentra en plena ejecución de la Política de Industrialización con Sustitución de Importaciones y por ello es imperativo que la política exterior esté ajena de las directrices de algunas superpotencias, organismos financieros y comandos militares hemisféricos, que apuestan por un relacionamiento diplomático y comercial entre países, de expresión y forma vertical. Finalmente, mientras Estados Unidos y sus aliados europeos siguen apostando por un mundo unipolar y o bipolar, donde los “buenos” son ellos y los “malignos” son Rusia o China, Bolivia y la mayoría de los países del mundo son conscientes de que la multipolaridad es la única opción viable en el contexto del presente siglo. Sólo así se entiende la “civilización global” planteada por China, como la coexistencia en armonía y justicia entre naciones ricas, naciones en crecimiento y países pobres. Una relación equilibrada, abierta e integral en un mundo de configuración multipolar.

(*)Hugo Siles Nuñez del Prado es internacionalista y politólogo

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Rusia en la encrucijada Europea

El grave problema de armonizar identidades en tiempos de polarización y guerra.

/ 28 de mayo de 2023 / 06:44

DIBUJO LIBRE

Después de un año de guerra en Ucrania, se ha convertido en un lugar común entre los comentaristas occidentales argumentar que la guerra está profundamente arraigada en la “mentalidad rusa”, la historia y la cultura. Se dice que los rusos tienen una mentalidad imperial.

Los ciudadanos rusos comparten una responsabilidad colectiva, independientemente de sus posiciones personales. No lograron detener a Putin y al putinismo, y ahora solo ellos mismos tienen la culpa. La única forma en que los rusos pueden aprender es que Rusia sea derrotada. La derrota fomentará el arrepentimiento.

En Rusia, también ha surgido una narrativa común, sobre la cual descansa la aceptación de la guerra, incluso si no hay un apoyo absoluto. El marco es que Occidente está en contra de Rusia y decidido a aislarlo de Europa.

Es posible que Putin no haya necesitado comenzar la guerra, pero como la situación actual no ofrece salida, Rusia tiene que seguir adelante. Incluso muchos de los que inicialmente se opusieron a la guerra lo han aceptado.

Una de las razones de esto es la falta de una historia alternativa con la que el público ruso pueda identificarse. No se trata de prohibiciones y cierres de medios.

Los medios estatales dominan, pero YouTube y Telegram ofrecen plataformas para la oposición rusa, así como acceso a canales ucranianos y noticias occidentales. El uso de redes privadas virtuales (VPN) para acceder a sitios prohibidos está muy extendido, a pesar de las advertencias del gobierno.

El problema es que quienes siguen estos medios los encuentran cada vez más difíciles de tragar, ya que ambos lados están atrapados en una dinámica de polarización. La narrativa ucraniana es francamente hostil: la «rusidad» en sí misma es un problema, y el país debería cambiar el nombre a «Moskovia» para «cancelar Rusia» simbólicamente.

Ucrania se está defendiendo en una guerra brutal, y es comprensible el deseo de socavar al enemigo con palabras e imágenes, pero pocos entre el público ruso pueden suscribirse a sus mensajes.

Se busca: una narrativa de oposición creíble

La oposición rusa en Europa no ha logrado en gran medida ofrecer una alternativa creíble. Algunos llaman desde el exilio a una resistencia violenta dentro de Rusia, pero esto conlleva enormes riesgos. Otros, como Garry Kasparov, creen que el cambio debería venir a través de una victoria militar ucraniana.

Sin embargo, los llamados desde el extranjero a una “derrota aplastante de Rusia” apenas resuenan entre los ciudadanos rusos. Es difícil esperar que muchos rusos deseen ver derrotado a su propio ejército, incluso si se oponen a la guerra. La guerra en Afganistán no fue popular, pero nadie acogió con beneplácito la matanza de reclutas soviéticos.

Del mismo modo, las expresiones de alegría en Occidente cuando alrededor de 300 soldados rusos fueron asesinados en Makiivka por un ataque ucraniano mientras se sentaban para la comida del día de Año Nuevo hace que uno dude si queda algo de humanidad en alguna parte. Cualquier pérdida de vida es una tragedia.

Las líneas que se han formado están notablemente desprovistas de matices. Muchas cosas están mal en Rusia, y la guerra ciertamente lo está, pero no todo lo ruso está mal. No es que los expertos estén de acuerdo. Para muchos, toda la sociedad rusa está infectada por el síndrome imperial. Se destruye a sí mismo y a los que lo rodean. Es difícil amar e imposible construir relaciones con él.

Estos son tiempos terribles, y hacerlos más negros solo sirve para alienar a ambos lados. A menos que la oposición presente ideas que ofrezcan esperanza, corre el riesgo de quedar confinada a un grupo aislado y agraviado, centrándose en sus propias disputas, a medida que disminuye el interés en la guerra en Occidente.

No aísle a los rusos comunes El discurso de Occidente, Ucrania y la oposición rusa hace que el público ruso se sienta acosado por todos lados y atrapado. Los rusos que he conocido creen que es demasiado arriesgado hablar ruso en público en el oeste y que serían odiados si tuvieran que viajar.

Aislados físicamente de Europa y apartados de la colaboración académica y científica, los rusos se sienten perseguidos como nación. Aunque existen simpatías en Asia y otros lugares, Rusia es un país europeo y los rusos son europeos. Como destacado periodista y presidente del Consejo de Política Exterior y de Defensa, Fedor Lukyanov escribe:

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“Rusia para el futuro, mientras esté poblada por los que ahora viven allí, ha sido, es y será un país de cultura europea y tradición europea. Independientemente de si lo confirma o lo niega, si lucha con él o se regocija, no importa. Nuestra visión del mundo está formada por la influencia de Europa y por la percepción de Europa como un hito”.

El ostracismo de Europa importa, pero solo en el sentido de que sirve para desempoderar a la sociedad y la hace estar de acuerdo con el estado, pero no como una aspirante a influencia. Las narrativas en blanco y negro son convenientes para justificar las guerras, pero se necesita una narrativa más compleja para buscar la paz.

Con el tiempo, la guerra terminará y los rusos y los ucranianos encontrarán la forma de tratarse entre ellos. Y le corresponderá al pueblo ruso reconstruir su país, más probablemente cuando la era de Putin llegue a su fin, y llegar a un cálculo de cómo un país que le dio al mundo a Tolstoi y Tchaikovsky, también produjo los crímenes de guerra de Bucha e Irpin.

Rusia se reincorporaría al camino europeo, pero Europa tendría que tender la mano, por difícil que fuera. Las perspectivas útiles que el público en Rusia pueda reunir y que no proyecten una imagen de los rusos como eternos villanos serán esenciales para lograr un futuro mejor.

(*)Anna Matveeva es investigadora senior

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¿A dónde va el MAS?

Ante al escenario que enfrenta el país, es necesario que el partido de gobierno se ordene internamente.

/ 28 de mayo de 2023 / 06:35

DIBUJO LIBRE

EL una premisa resuelta por la realidad: la tensión política al interior del MAS ha llegado a una situación límite de crisis orgánica. Esto puede implosionar al instrumento político más grande de nuestra historia y de la actual coyuntura política para, finalmente, arrastrarnos a una crisis política de carácter estatal.

Como ante cualquier realidad política compleja y difícil, lo primero es reconocer la existencia de múltiples factores y centrarse en los principales para buscar una conclusión constructiva; porque, sin la menor duda, la alternativa es el desastre político general, no sólo del MAS. El punto de partida es que la crítica interna del partido de gobierno, normal e incluso deseable, ha superado el nivel de las críticas desmedidas, los insultos, las acusaciones de graves delitos o los enfrentamientos físicos en el Legislativo y en los congresos orgánicos para llegar al saboteo legislativo de los trámites de aprobación de créditos externos imprescindibles en estos momentos de iliquidez y baja de las reservas internacionales; ergo, no hay retorno, porque lo que está en juego es el aparato y los recursos del estado que, en el fondo, es el sentido primario de lo político.

Hasta acá, el nivel del enfrentamiento y la división política no tiene vuelta. La crisis no es invento de nadie y escala cotidianamente de forma exponencial, muy cerca de una actitud suicida en la cual cada uno de los contendientes busca despeñar al adversario así cayeran juntos. Acá encaja la famosa frase de Walter Guevara Arze quien, oponiéndose al continuismo de Paz Estensoro, dijo que estaba dispuesto a aliarse con el diablo con tal de evitar su reelección.

¿Que ha causado semejando nivel de enfrentamiento, división y exacerbada subjetividad? Sin duda, la primera razón es la consecuencia de los graves equívocos políticos pre-2019, que acabaron en la tragedia de la interrupción institucional a cargo de la caterva que asaltó el poder y que a tiempo de liquidar a la oposición también dejó profundas heridas al interior del MAS y del liderazgo de Evo Morales.

La segunda razón, desatada en la más pura tradición política boliviana, es el supuesto no explícito, pero inocultable, de que el gobierno de Luis Arce debía ser una antesala del retorno a la continuidad de los 14 años y que el gobierno empezó a resistir desde un principio, a pesar de varios ministros compartidos; porque, sin duda, la coyuntura exige, como hasta ahora, decisiones que no pueden basarse en cálculos electorales y que, por el contrario, deben corregir insuficiencias como las de la industrialización para la sustitución de la importación de diésel o la ley del oro y que deben anclarse en un liderazgo político que no puede ser otro que el del presidente.

La tercera razón de la división y el enfrentamiento, es la insuficiencia de democracia interna. Una cuestión poco trabajada y valorada en su dimensión política, institucional y cultural al interior del instrumento político y desarrollada en su articulación con las organizaciones sociales. La izquierda histórica siempre asumió esta cuestión mediante el principio del centralismo democrático que, sin embargo, nunca pudo conjurar las tendencias divisionistas o el faccionalismo tan natural en nuestras organizaciones políticas hasta inicios del presente siglo; los que no están de acuerdo, traidores y afuera y, éstos, otra organización. Por el contrario, al interior de las organizaciones indígenas y campesinas el modelo de la asamblea territorial siempre funcionó, con la excepción de las difíciles elecciones de la CSUTCB en los años noventa, pero que finalmente se resolvió al interior del Pacto de Unidad, en el marco de un liderazgo fuerte y centralizado, lo que hoy no ocurre y no puede procesarse democráticamente por falta de un habitus para el debate interno y la gestión de las diferencias políticas. Esta es la base de los enfrentamientos y el despliegue de los dos aparatos buscando copar a como dé lugar confederaciones, federaciones y centrales, etcétera.

En resumen, estamos frente a una coyuntura política y económica, internacional y nacional difícil y un mundo a punto de volar en pedazos. Con todo ello alrededor, debemos remontar la suma de la crisis política post 2019, la recesión económica del 2020 y la disminución de la renta petrolera que se hace más pesada por la elevación del costo de los hidrocarburos que importamos.

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En fin, todo complicado y cuesta arriba, aunque seguimos siendo un país excepción si nos comparamos, sin complejos, con nuestros vecinos y aún con Norteamérica o los europeos en cuanto a estabilidad política (en Perú, 6 presidentes los últimos años; en Brasil, asaltó el Palacio de Itamaraty a la semana de la llegada de Lula; en el Ecuador, se acaba de disolver el Legislativo para evitar un juicio por corrupción; en Chile, la derecha ultramontana redacta su nueva constitución, etc.) la inflación, la desdolarización de nuestra economía que hasta ahora nos protege, etcétera. En consecuencia, queda claro que, junto al contexto internacional y nacional, es el nivel de enfrentamiento y división en el partido gobernante lo que hace especialmente difícil la gestión gubernamental. En este escenario y ante la pregunta ¿a dónde va el MAS?, sólo se puede contestar con un gesto pesimista, porque todo indica que la fractura y la pérdida de la potencia de lo nacional popular nos lleva a una crisis mayúscula de alcance estatal.

Sin embargo, en democracia y con auténtica vocación, siempre está el recurso del diálogo político y orgánico y el acuerdo democrático que ante la crisis del liderazgo devuelva la decisión y la resolución de la crisis insuperable a las bases del proyecto político, devolviendo paz, tranquilidad y certidumbre al proceso de cambio, al país en su conjunto y abriendo una ventana de esperanza. Y la única alternativa para revertir la crisis son las elecciones primarias del 2024, para elegir a través del voto a todas las candidaturas para las elecciones del 2025 y 2026, empezando de presidente, vicepresidente, legisladores, gobernadores, asambleístas, alcaldes y concejales. Mientras tanto, acuerdo general para terminar de salir adelante con el gobierno elegido con más del 55%.

(*)José de la Fuente Jería es ciudadano cochabambino

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