Ecuador y Argentina en el horizonte progresista
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El economista libertario de extrema derecha argentino y candidato presidencial Javier Milei
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Las elecciones presidenciales argentinas y ecuatorianas de octubre contituyen un desafío para la ‘segunda ola’ de gobiernos de izquierda en la región.
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La expresión “ola progresista” ha sido ampliamente utilizada por la literatura para referirse al ciclo de gobiernos de centro-izquierda e izquierda que gobernaron la mayoría de los países latinoamericanos durante los primeros tres lustros del siglo XXI (la primera ola) y, después de un breve periodo de interrupción, se reestablecieron (la segunda ola ) con la llegada de López Obrador a la presidencia de México (2018), el triunfo de Alberto Fernández en Argentina (2019), y la victoria electoral de Luis Arce Catacora del MAS en Bolivia (2020). A ellos se incorporaron nuevos países como Chile, Colombia y Brasil, que en la primera oleada los dos primeros se habían mantenido como una especie de barrera conservadora. Las victorias de Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile y Lula da Silva en Brasil marcaron el viraje hacia una definición más amplia del progresismo variopinto en la región.
En cuanto al contexto económico, la desaceleración a nivel mundial, provocada por los efectos de la pandemia del Covid-19 y la guerra de Europa del Este, golpea con fuerza los esfuerzos de los gobiernos progresistas latinoamericanos de lograr una reactivación debilitando la credibilidad de los mismos. Esto genera el caldo de cultivo para la conflictividad social y la reemergencia de propuestas electorales ultraliberales como es el caso de Javier Milei, en la Argentina; o el Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast en Chile; o el Partido Colorado y su victoria electoral en el Paraguay. A ello debe sumarse el propósito de los EEUU de iniciar una estrategia de mayor influencia en la región, recomendado en el informe reciente del Comando Sur.
En ese contexto, dos países de la región, Argentina y Ecuador, enfrentarán en octubre próximo procesos electorales con particularidades e importancia específicas de cada escenario electoral. Sin embargo, sus resultados podrán tener repercusión en la correlación de fuerzas en la región, fundamentalmente en el caso argentino. Así también en los procesos de integración más importantes de la región que atraviesan por dificultades: Mercosur y CAN, respectivamente.
El gobierno de Alberto Fernández realizó enormes esfuerzos para superar las dificultades económicas, muchas de ellas como consecuencia de la gestión de Mauricio Macri, en especial la alta inflación que golpea a un electorado que diariamente constata la pérdida del poder adquisitivo de su ingreso. Sin duda, ello frena la posibilidad de subir en la intención de voto del oficialismo, cuyo candidato es Sergio Massa, quien además es el Ministro de Economía de la actual gestión de Fernández.
Ello ha contribuido a la emergencia del “libertario” Javier Milei, diputado de extrema derecha y su partido “La Libertad Avanza”. Milei aboga por un mensaje de ruptura con el sistema con escasos detalles políticos y cuenta con un mayoritario apoyo joven y masculino. Después de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) es evidente que representa una amenaza para el peronismo pero también para el conservadurismo de “Juntos por el Cambio” de Mauricio Macri, cuya candidata a la presidencia es Patricia Bullrich. El principal atractivo de Milei es que se presenta como absolutamente distinto de las otras dos opciones, aunque no logra desmarcarse totalmente del liberal conservador de “Juntos por el Cambio”. En principio, Milei representa a un número importante de ciudadanos que no vieron en el resto de la oferta partidaria a nadie más con quien identificarse.
Sin embargo, las idas y vueltas de Milei, sus cambios de postura y la morigeración de las propuestas han debilitado su fuerza ascendente inicial. A ello deberá sumarse que, probablemente, se incremente el factor miedo al libertario en la Casa Rosada. A esto se agrega que, con el correr de la campaña, los medios alineados con el macrismo se verán en la obligación de ser más críticos con Milei, provocando una leve caída en la intención de voto del exponente libertario.
Con ello, el escenario electoral se encuentra ante la evidente posibilidad de que haya una segunda vuelta entre la fuerza emergente de Milei, que, según las encuestas, obtendría el primer lugar, con un escaso margen para alcanzar la victoria en primera vuelta. Mientras que el peronista Sergio Massa (Unión por la Patria) lograría el segundo lugar. Patricia Bullrich, del partido “Juntos por el Cambio” de Mauricio Macri, quedaría como tercera.
Con estos probables resultados es que el campo político argentino se polariza y que en noviembre encontremos un escenario electoral aún más polarizado, con márgenes de incertidumbre difíciles de predecir pues no puede precisarse cuál será el comportamiento de los mercados post elecciones de octubre. Hay otro factor que le agrega expectativa al proceso electoral argentino y que tradicionalmente es difícil de diagnosticar en las encuestas: los que no fueron a votar en las PASO y lo hacen en las generales. Son personas poco politizadas y muy renuentes a contestar encuestas. Eso sumará varios millones de ciudadanos en los comicios generales.
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Sin embargo, el peronismo en la Argentina, que ha gobernado durante 28 de los 40 años de democracia desde 1983, es la fuerza política que se ha definido durante mucho tiempo por las personalidades por encima de las políticas. Esta es una característica del movimiento peronista que le ha permitido alcanzar victorias electorales, aún en escenarios difíciles. La historia demuestra que nunca hay que descartar al peronismo: sus muchas encarnaciones le han permitido eclipsar a todos los demás partidos políticos de Argentina.
En el caso ecuatoriano aparentemente el panorama es algo más auspicioso para el progresismo del partido “Revolución Ciudadana” del expresidente Correa, aunque no por ello constituye garantía para que el correismo obtenga una cómoda victoria.
“Revolución Ciudadana” con Luisa Gonzales es la primera minoría del Ecuador, la más estructurada y con un liderazgo más fuerte. Tiene en estas elecciones la oportunidad de recuperar la presidencia y proyectarse nuevamente como fuerza política gravitante en el 2025.
Sin embargo, Daniel Noboa, un empresario relativamente nuevo en la política es el otro candidato que emergió sorpresivamente en la primera vuelta. Este ciclo electoral se ha centrado en la frustración de los votantes con la creciente violencia de las bandas criminales y los carteles de la droga en el país.
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Como ocurre en la Argentina, la economía será uno de los temas principales en esta segunda vuelta, pero, en el caso ecuatoriano, el tema de la seguridad será la otra gran cuestión, en un momento en que las bandas callejeras y las prisiones locales, junto con las mafias de la droga, han desatado una ola de violencia inédita en la historia reciente de ese país. Esto ha incrementado las tasas de homicidio a niveles récord, afectando a la industria del turismo.
Sin duda que los resultados de las elecciones presidenciales de la Argentina y Ecuador constituyen procesos de importancia estratégica en la reconfiguración política del progresismo en América Latina.
(*)Henry Baldelomar Chávez es politólogo e internacionalista