La preferencia del votante mediano
Los candidatos Sergio Massa y Javier Milei. Fotos: AFP
El votante mediano ordena las propuestas que se le presentan de manera unidimensional dentro de la visión ideológica de los partidos.
Dibujo libre
Las recientes elecciones generales realizadas en la República de la Argentina mostraron la preferencia de sus votantes ante la diversidad de las ofertas públicas plasmadas en sus “Programas de Gobierno”. Sin duda, en dichas elecciones democráticas los frentes políticos se jugaron el todo por el todo, aspecto que desde una perspectiva teórica puede ser analizada y posiblemente explicada en los siguientes términos.
Antes de empezar con el análisis, es necesario que los lectores comprendan el sentido real de un programa de gobierno. Se trata de un instrumento político/técnico muy importante en un proceso electoral, en el cual se establecen compromisos y responsabilidades de los ( futuros) gobernantes con la sociedad, los mismos que se espera sean cumplidos a través de la ejecución de planes, programas y proyectos orientados a la construcción del presente y futuro de un país.
En agosto de este año, se realizó en Argentina las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), cuya finalidad fue determinar las candidaturas de las elecciones presidenciales y legislativas. Los resultados de esas primarias posicionaron al frente La Libertad Avanza en primer lugar con un 29,86% (Partido A), seguido por Juntos por el Cambio con 28,0% (Partido B) y en tercera posición la coalición de Unión por la Patria que alcanzó el 27,81% (Partido C), entre los más representativos.
Según esos resultados se confirmó una clara tendencia sobre las posturas ideológicas diferenciadas entre derecha (Partido A) e izquierda (Partido C), las cuales finalmente irían a disputa en las urnas en las elecciones de octubre.
Hay que mencionar que el país argentino goza de una alta tradición democrática respecto a la participación de sus ciudadanos en las elecciones generales, tradición que desde el retorno de la democracia a ese país tiene una asistencia electoral que ronda un promedio del 70%.
Visto de esta manera, podemos considerar que los argentinos acudieron a las urnas para elegir a sus autoridades políticas bajo el supuesto de que estuvieron motivados y guiados por programas de gobierno, sean cuales fueran las promesas públicas realizadas por los candidatos, que van desde aquellos ofrecimientos extremos o quizás simplemente más de lo mismo.
Los resultados publicados de la contienda electoral del pasado 22 de octubre del año en curso, en resumidas cuentas, muestran que el “Partido C” (izquierda) salió victorioso con un 36,5%, mientras que el “Partido A” (derecha) obtuvo el 30,04%, dejando un 23,84% para el “Partido B”.
Para este análisis solo se considera a los dos partidos políticos que fueron de mayor votación (A y C), cuyas posturas ideológicas son abiertamente opuestas la una de la otra: derecha e izquierda.
Según los resultados generales se observa que los votantes se encuentran divididos en 1/3 para el Partido A y otro 1/3 para el Partido C. En teoría, queda para una siguiente etapa eleccionaria la disputa del restante 1/3 de la población electora.
De acuerdo con la Cámara Nacional Electoral existía un total de más de 32,21 millones de argentinos habilitados para participar de las elecciones presidenciales, de los cuales 25,01 millones votaron efectivamente. Entonces, con los resultados registrados es posible deducir que del total de la población que votó por los partidos A y C alcanza a 2/3, quedando restante 1/3 de electores que se encontrarían en terrenos de la conquista y el enamoramiento político, quienes tendrían en sus manos la llave decisoria para definir la situación del partido a ser gobernante de la Argentina. Dicho de otro modo, esa población de aproximadamente 8 millones de votantes podría constituirse en parte fundamental del teorema del votante mediano.
Pero ¿qué es el teorema del votante mediano y cuál es su importancia en las elecciones?
Este teorema señala que, en una elección basada en un sistema de votación general, el resultado estará determinado por la preferencia del votante mediano.
Esto supone que el votante mediano ordena las propuestas que se le presentan de manera unidimensional dentro de una visión ideológica de los partidos A (derecha) y C (izquierda). Es decir, asume una postura A que es políticamente excluyente de la postura de C.
Esta forma de entender un proceso eleccionario fue explicada inicialmente por Harold Hotelling en 1929, quien realizó una comparación de las ofertas empresariales con un sistema de elecciones políticas en un libro titulado “Estabilidad en la Competición” (Stability in Competition). Posteriormente, Duncan Black, un economista escocés en 1948 realizó un análisis de la votación por mayoría en su artículo titulado “Sobre los fundamentos de la toma de decisiones grupales” (On the rationale of group decision making).
Fue en 1957 cuando el economista Anthony Downs expuso el teorema del votante mediano en su libro “Teoría Económica de la Democracia” (An Economic Theory of Democracy), en el cual planteaba que en una competición política electoral el candidato ganador sería aquel que cuente con el apoyo y preferencia del votante mediano, siempre que se cumplan ciertas condiciones.
A manera de ejemplo, imaginemos un pastel dividido en tres partes iguales, donde dos partes de ellas (2/3) representará la preferencia por una determinada opción política izquierda o derecha, quedando una tercera parte (1/3) que será considerada como ese grupo de la población compuesto por los votantes medianos que determinarán la victoria o derrota de los candidatos presidenciales.
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En este contexto teórico asociado al espectro electoral argentino, se advierte que las opciones políticas están claramente divididas en: peronistas y libertarios. En razón a los resultados alcanzados en las elecciones argentinas se muestran la existencia de una fracción importante de más de 8 millones de personas del electorado argentino, que representa aquella población de votantes medianos que definirán en la segunda vuelta al nuevo presidente.
Para esto, se esperaría que los partidos de derecha e izquierda seduzcan al segmento de los votantes medianos adecuando sus discursos hacia propuestas políticas, económicas y sociales moderadas y posibles, dejando de lado los ofrecimientos más extremos y radicales. Esto significa recrear un escenario de alternativas de elección más cercanas y reales a las preferencias de los votantes medianos, con los cuales finalmente se decidirá quién será el ganador de la segunda vuelta en las elecciones a realizarse en noviembre de este año en la Argentina.
En conclusión, queda mencionar que la importancia de este teorema radica en ser un instrumento que permite realizar análisis y explicación de algunos comportamientos sociopolíticos que pueden ocurrir en los procesos electorales con una votación mayoritaria dentro los sistemas democráticos y cuyos resultados llegarían a ser determinados por la preferencia del votante mediano.
(*)Donald Marín Mamani Flores es economista