Hacia una agenda bilateral entre Bolivia y Brasil
Imagen: APG
El presidente de Brasil, Lula da Silva, junto a su homólogo de Bolivia, Luis Arce.
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La relación entre ambos países requiere una estrategia de desarrollo de corto, mediano y largo plazo.
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El 9 de julio del 2024, en Santa Cruz de Sierra, se firmó una Declaración conjunta de los presidentes del Estado Plurinacional de Bolivia y de la República Federativa del Brasil, visita en la cual ambos mandatarios trataron temas de la Agenda bilateral, regional e internacional.
La declaración contiene 73 acuerdos y compromisos (A y C) sobre economía, migración, medio ambiente, pueblos indígenas, salud, educación, seguridad, narcotráfico, etc. Aquí solo destacaremos los relativos a la política económica directa. En este ámbito sobresalen: “Los acuerdos alcanzados para fortalecer la integración y complementariedad entre Bolivia y el Brasil en la cuenca del rio Madera” (A y C, 3). “El nuevo acuerdo para promover la integración eléctrica entre ambos países” (A y C, 4). “La integración regional gasífera que fluye a través de Brasil – Bolivia” (A y C, 7). “Avanzar en la agenda de inversiones para la Exploración y Explotación de Hidrocarburos” (A y C, 9). “Fortalecer las relaciones bilaterales en materia de minería y metalurgia” (A y C, 11). “Interés en la cooperación bilateral para la producción y comercialización de fertilizantes y cloruro de sodio” (A y C, 12). “Impulsar la producción innovación, formación y comercialización de insumos agrícolas entre ambos países” (A y C, 14). “Compra de vehículos de bases eléctricas y autos híbridos hechos en el Brasil en el marco del cambio de la matriz energética” (A y C, 16). “Resaltar los avances en la incorporación de Bolivia, como Estado del MERCOSUR, como paso para la implementación de políticas conjuntas en áreas como el comercio, infraestructura, energía, transporte y participación social” (A y C, 21). “Impulsar la integración vial en la región, en especial, el Corredor Ferroviario, Bioceánico de Integración” (A y C, 23). “Relevar la estrategia de la Hidrobia Paraguay – Paraná como factor de desarrollo regional en la Cuenca del Plata” (A y C, 24). “Implementar la construcción del puente Guayaramerín y Guájara – Mirin, financiado por Brasil” (A y C, 26). “Intensificar la cooperación bilateral en materia de desarrollo rural y agrícola” (A y C, 62). “Necesidad de reactivar la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)” (A y C, 67).
La oportunidad de cumplir con los acuerdos y compromisos de impacto económico directo, es ir transformando éstos en programas y proyectos factibles, por ejemplo, los que se plantean a continuación:
Primero, concretar el proyecto del Corredor Bioceánico Ferroviario Brasil – Bolivia – Perú, que une el atlántico con el pacífico y en consecuencia con los mercados de Asia y Europa en condiciones económicas más favorables.
Proyecto que por lo demás es paralelo y complementario al Proyecto Carretero Bioceánico que vincula a más países de Suramérica en el marco del MERCOSUR.
Segundo, continuando con el desarrollo del comercio exterior, el Proyecto de la Hidrobia Paraguay – Paraná, que involucra 5 países: Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, favorece sobre todo a Bolivia, permitiendo la exportación de oleaginosas, minerales y otros, que hasta ahora dependen casi exclusivamente de los puertos del pacifico.
Tercero, en materia de hidrocarburos es imprescindible diseñar e implementar un programa amplio de Exploración y Explotación de hidrocarburos, el uso máximo del gaseoducto Bolivia – Brasil y de ampliar la exportación de urea al Brasil, luego de satisfacer la demanda interna boliviana.
Cuarto, sobre minería, metalurgia y de recursos evaporíticos, deben concretarse proyectos bilaterales de Explotación e industrialización del hierro del Mutún, dada la colindancia de este recurso con el Brasil y su amplio desarrollo en la fabricación de acero y todas sus plantas de industrialización directamente relacionadas con este recurso. La exportación de carbonato de litio y litio de Bolivia al Brasil está garantizada por la alta demanda del Brasil para sus fábricas de automóviles eléctricos e híbridos.
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Quinto, el desarrollo de los sistemas eléctricos y la integración de las redes de Bolivia y Brasil, supone también otro programa bilateral de gran inversión en el marco del cambio de la matriz energética de ambos países, construyendo plantas hidroeléctricas y otras de energía solar y eólica.
Sexto, el desarrollo agrario y rural, sobre todo para el caso boliviano, constituye la posibilidad de diversificar la matriz productiva centralizada en la minería e hidrocarburos hacia la producción agrícola, ganadera, forestal y de pesca, para cubrir la demanda interna y la exportación para la disposición de divisas. En este marco se inscribe la necesidad de un Programa Integral de Cooperación Boliviano – Brasilero de Desarrollo Rural Productivo, basado en Proyectos de vinculación carretera, ferroviaria y fluvial a los corredores bioceánicos y los centros de industrialización. Al programa se suma el desarrollo de sistemas de riego para una producción intensiva y el intercambio de tecnología agropecuaria de ambos países.
En conclusión, se puede afirmar que la agenda económica de cooperación bilateral Bolivia – Brasil, (mediando una disposición política clara y estando seguros que es imprescindible transformar los acuerdos y compromisos en programas y proyectos factibles) se constituye en una estrategia de desarrollo de corto, mediano y largo plazo, positiva sobre todo para Bolivia, en la medida que respete nuestras máximas constitucionales de la “economía plural” y de “socios no patrones”.
(*)Danilo Paz Ballivián es investigador asociado del CESU-UMSS