El Movimiento al Socialismo (MAS), el partido dominante en Bolivia desde su ascenso al poder al romper el Siglo XXI, atraviesa una crisis interna con implicaciones para el conjunto de la sociedad. Más aun, el hilo de conflictos amenaza con debilitar al bloque popular e indígena y desmoronar la base de su poder. La pugna entre sus líderes, el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales, ha fracturado al partido y generado divisiones profundas en las organizaciones sociales que lo sostienen.
Según el politólogo, comunicador y escritor, José Luis Exeni, esta disputa ha llevado al MAS a un “escenario de muerte cruzada” que compromete su unidad. Pero la cuestión no se agota ahí, dado que Bolivia no cuenta con una alternativa política sólida, con las oposiciones siguen sin un proyecto de país claro y cohesionado.
En una entrevista exclusiva con Animal Político, de La Razón, Exeni brinda una visión detallada de cómo esta fractura interna ha develado y desencadenado una serie de problemas estructurales. Los mismos que, tarde o temprano, tendrán consecuencias para el país y el proyecto político plurinacional que el MAS encarnaba.
Disputa interna en el MAS
Para Exeni, el MAS «ha ordenado y organizado el campo político boliviano durante las últimas dos décadas», estableciendo una hegemonía sin precedentes. No obstante, hoy enfrenta un «escenario de muerte cruzada» entre sus dos principales líderes: Arce y Morales. Este enfrentamiento ha quebrado no solo la unidad del partido, sino también ha fragmentado a las organizaciones sociales que históricamente han sido su base de apoyo.
“Debemos situar lo que ya es una implosión en el MAS-IPSP, que empezó como un desencuentro entre el presidente electo de 2020, Luis Arce, y quien asumió la presidencia del partido, Evo Morales. Estos desencuentros se referían a políticas, visiones, protagonismo y reconocimiento. La situación se fue quebrando hasta llegar al momento actual, donde se ha fracturado prácticamente la estructura política”, explica Exeni.
Complementa diciendo que «todo eso ha contaminado el campo político, ha contaminado el funcionamiento de la Asamblea Legislativa Plurinacional, ha contaminado la gestión pública» y, por supuesto, está afectando la gobernabilidad del país.
“Continuamos en un contexto de polarización que no es solo político-discursiva, y que hoy se agrava con un escenario de fragmentación. Esta fragmentación seguramente se expresará en el próximo ciclo electoral y en el próximo ciclo político del país”, asevera Exeni.
Añade que “el sentimiento predominante es de incertidumbre. El último estudio que realizamos muestra claramente que la incertidumbre es la sensación predominante, aunque también aparece cada vez más fuerte una sensación de rabia y molestia ante lo que está sucediendo en el país”.
El bloque social del MAS
El bloque plurinacional, que constituye la columna vertebral del Movimiento al Socialismo (MAS), se enfrenta a una desintegración que podría redefinir la política en Bolivia. Este bloque, integrado por las principales organizaciones sociales e indígenas del país, como la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), las “Bartolinas” y los Interculturales, fue clave en la creación del Estado plurinacional y en la consolidación de derechos colectivos en la Constitución de 2009. Sin embargo, según Exeni, la crisis actual del MAS ha dejado a estas organizaciones “fracturadas, divididas, cooptadas o condicionadas”.
Esta fractura interna no se limita a una lucha entre caudillos, sino que impacta en la esencia misma del bloque popular e indígena. “No hay, hoy mismo, un bloque plurinacional que tenga un proyecto de poder como el que hubo en torno al MAS-IPSP”, sostiene el politólogo. La ausencia de un liderazgo unificado ha generado divisiones inéditas que afectan a las bases, las cuales se encuentran “huérfanas” de dirección y representación política clara.
Causas
Pero, ¿qué ha desencadenado todo esto por qué las cosas han llegado a donde están actualmente? ¿Por qué ha ocurrido esto? Exeni explica que “el MAS estaba asentado en una estructura decisoria donde una sola persona, Evo Morales, concentraba la decisión como presidente del Estado, presidente del partido, núcleo de la bancada parlamentaria (que además tenía una mayoría especial de dos tercios) y enlace de las organizaciones sociales. Eso se quebró a partir de 2020 y no ha sido sustituido por ningún otro modelo decisorio”.
“El núcleo conflictivo radica en que en los últimos cuatro años no ha habido una estructura decisoria dentro del partido de gobierno que defina el rumbo de la política y la gestión pública. El efecto es el que tenemos hoy: una estructura política fracturada, un gobierno débil con problemas de gobernabilidad, hoy minoritario, que no tiene la bancada mayoritaria de la Asamblea y por lo tanto está bloqueado en todas sus iniciativas”.
“Esta disputa no es por políticas públicas, no es por razones ideológicas, no es por el horizonte del país: es por el control del partido y, sobre todo, por la candidatura presidencial de 2025”, puntualiza el analista.
El vacío decisorio ha resultado en un estancamiento político y una debilitación de la cohesión del bloque plurinacional.
Escenarios
La pregunta que surge es si este bloque plurinacional podrá o no reconstruirse fuera del MAS. “El MAS es una construcción desde el bloque popular indígena campesino… Todo eso se está quebrando en este momento”, enfatiza Exeni. A su juicio, las organizaciones matrices que sustentaban al MAS podrían optar por reorganizarse en torno a nuevos liderazgos y así preservar el proyecto plurinacional. No obstante, el experto advierte que “la gran incertidumbre y la gran duda es en qué medida estos sujetos… van a ser capaces de reconstruir el proyecto plurinacional popular más allá del instrumento político, más allá del MAS”.
En este contexto, el futuro del bloque dependerá de su capacidad para superar las divisiones actuales y mantener sus conquistas. Exeni sugiere que el país podría estar entrando en una fase de “resistencia” más que de avances: “Viene un tiempo de resistencia donde habrá que preservar lo que se ha ganado”, afirma.
Pérdida de horizonte político
La fragmentación del MAS también ha provocado un «vaciamiento del campo político», según Exeni, dejando sin contenidos sustanciales al debate político en general. En la actualidad, «pareciera que nadie está haciendo política y están haciendo cualquier otra cosa», asevera, refiriéndose a cómo el discurso público ha perdido su enfoque en proyectos colectivos y objetivos a largo plazo. Este vacío ha llevado a una creciente polarización y desconfianza, donde las instituciones estatales, los líderes políticos y hasta la sociedad civil son vistos con escepticismo.
Para Exeni, el MAS era el protagonista principal en un «sistema con partido predominante» que no necesitaba pactar con otras fuerzas debido a su mayoría parlamentaria. Sin embargo, ahora la idea de pactar se ha convertido en «mala palabra», y el partido enfrenta la paradoja de necesitar alianzas para gobernar, pero sin la capacidad de establecerlas. Esta falta de acuerdos obstaculiza la gobernabilidad y el funcionamiento del gobierno de Arce, quien, siguiendo con el polítólogo, «no tiene la bancada mayoritaria de la Asamblea y, por lo tanto, está bloqueado en todas sus iniciativas».
La cuestión plurinacional
Una de las grandes preocupaciones de Exeni es el impacto de esta crisis en el proyecto plurinacional, que no solo es un logro político del MAS, sino un avance significativo para la sociedad boliviana en su conjunto. La Constitución de 2009 estableció bases para un Estado plurinacional, con la inclusión de derechos colectivos, interculturalidad y pluralismo jurídico. No obstante, como él indica, desde entonces se ha producido un proceso de «desconstitucionalización», en el cual estos ideales han sido gradualmente olvidados o subordinados a intereses partidistas.
“He planteado que ni Evo Morales ni Luis Arce, si fuesen a las elecciones, tienen posibilidad de ganar en primera vuelta y menos en segunda vuelta. Habrá que ver cómo se recompone desde la oposición, y en qué condiciones y con qué alcance, este proyecto plurinacional popular”, señala el también comunicador y escritor.
Recuerda que “recientemente, en una mesa de la Coordinadora de la Mujer sobre participación política y democratización del poder, una compañera de Tarija relataba una reunión de las dirigencias de base donde decían: ‘aquí no queremos ni evistas ni arcistas. Queremos a las mujeres, a los compañeros sindicalistas que nos van a defender como proyecto político’».
Oposiciones y ausencias
La implosión interna del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia ha evidenciado un vacío de poder que podría haber sido una oportunidad para que la oposición consolidara una alternativa real. Sin embargo, la oposición boliviana enfrenta grandes limitaciones: carece de una visión cohesionada y de un proyecto político que logre conectar con la mayoría de la población, particularmente con las bases indígenas y populares.
En palabras de Exeni, “la oposición no ha logrado entender el profundo cambio que se ha producido en el país”. Este desconocimiento, sumado a la falta de una narrativa articulada, deja a quienes confrontan con el MAS en una posición de reactividad frente a los acontecimientos, sin ofrecer una solución viable.
En criterio de Exeni, uno de los problemas fundamentales es que la oposición es que “no ha terminado de entender el proceso de transformación” que Bolivia ha experimentado en las últimas dos décadas. Durante este período, el MAS consolidó una serie de reformas políticas y sociales que respondieron a las demandas de inclusión y derechos de la mayoría indígena y campesina, sectores que la oposición ha ignorado o, en algunos casos, desdeñado. “Hay una mirada señorial que no solo no comprende a las mayorías del país, sino las desprecia”, afirma Exeni.
Fragmentaciones dentro y fuera del MAS
La oposición política en Bolivia se presenta, además, como una entidad fragmentada y múltiple, con distintas facciones que representan intereses regionales, mediáticos, religiosos y tradicionales. Exeni describe a la oposición boliviana como “oposiciones en plural”, diferenciando entre la “oposición política tradicional”, proveniente de los partidos de derecha previos a la crisis de 2003, y una nueva oposición emergente que ha intentado posicionarse en el discurso público, aunque sin éxito. La oposición tradicional, representada por figuras políticas como Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina y Carlos Mesa, no ha logrado renovarse ni en sus propuestas ni en su liderazgo. Advierte que estos actores “no tienen capacidad de renovación ni en su liderazgo, ni en su estructura, ni en su proyecto programático, ni en su visión de país”.
Por otro lado, las expresiones emergentes de oposición carecen de recorrido, es decir, de una presencia real en las movilizaciones sociales y un respaldo popular. Para Exeni, “es una oposición que no tiene calle”, cuyo activismo se limita a la presencia en redes sociales y medios de comunicación sin propuestas concretas que respondan a las necesidades de la mayoría. Este déficit estructural lleva a que Bolivia enfrente el próximo ciclo electoral sin una oposición que realmente represente una alternativa sólida, y que “tampoco logra entender o conectarse con el cambio profundo” que la sociedad boliviana demanda.
Escenarios futuros
La crisis del MAS y la ausencia de una oposición consolidada plantean escenarios complejos para Bolivia en el corto y mediano plazo. Exeni prevé un próximo ciclo político caracterizado por una «suma de derrotados y de minorías» que se verán obligados a pactar en un contexto de fragmentación. Además, anticipa una «crisis económica muy severa» que requerirá medidas drásticas y que pondrá a prueba la capacidad de la clase política para gobernar de manera efectiva.
Exeni también apunta que este momento crítico debería llevar a la sociedad boliviana a reflexionar sobre «cuál es el proyecto posconstituyente y qué es lo que vamos a preservar de eso que ha sido el proceso constituyente». Esta discusión es esencial para garantizar que los logros alcanzados en los últimos años no se pierdan y que el país pueda construir un futuro más equitativo y cohesionado.
Así, la crisis interna del MAS no solo revela problemas profundos dentro de uno de los partidos históricamente más trascendentales de Bolivia, sino también expone las debilidades de un sistema político en el cual tanto el oficialismo como la oposición carecen actualmente de visión y cohesión.