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Violencia entre jóvenes: expertos apuntan a celulares y aislamiento

En el país se registra un número creciente y preocupante de denuncias de actos de violencia entre infantes y adolescentes. Niños atacan a niños, lo mismo entre adolescentes y también los últimos cargan contra los primeros. Los especialistas apuntan a los cambios generados por la pandemia, los efectos del confinamiento y el acceso prácticamente irrestricto de los menores a contenidos violentos a través de internet.

Los primeros estudios realizados en China, India, Brasil, EEUU, España, Italia y Alemania señalaron que la pandemia tuvo un impacto negativo en la salud mental de niños y adolescentes.

Estudio registra los cambios

En Alemania se llevó a cabo una encuesta en línea representativa entre 1586 familias con niños y adolescentes de 7 a 17 años entre el 26 de mayo y el 10 de junio del año en curso. Los resultados se compararon con los datos obtenidos antes de la pandemia. Los niños, niñas y adolescentes experimentaron una baja en su calidad de vida en relación con la salud (CVRS), del 40,2 % frente a un 15,3 %. Hay más problemas de salud mental (17,8% frente a 9,9%) y niveles de ansiedad más altos (24,1% frente a 14,9%) que antes de la pandemia. Los niños con un nivel socioeconómico bajo, antecedentes migratorios y espacio vital limitado se vieron significativamente más afectados. El aislamiento y la imposibilidad de compartir presencialmente con otros menores disparan no sólo la ansiedad, sino también conductas violentas. Así señala la investigación conducida por Ulrike Ravens-Sieberer et al.

En el cuanto a Bolivia, conversamos con el psicólogo Roberto Mendizábal, quien se desenvuelve en la capital cruceña, donde se viene registrando el mayor número de denuncias.

Comenzamos preguntando si el incremento es en la violencia en sí o en las posibilidades para presentar las denuncias. El profesional declina de manera prudente afirmar si la violencia como tal viene en aumento, mientras no existan estudios científicos más detallados. Con todo, sostiene que “ahora, por la facilidad que hay de comunicar las cosas, están saliendo más casos a la luz”.

Virtualidad descontrolada

Entrando a analizar las causas de por qué se vienen dando estas situaciones, Mendizábal explica que la pandemia jugó un rol muy importante. “El confinamiento ha hecho que las personas, los niños y sus pares, no tengan la posibilidad de salir al parque, jugar pelota. Entonces, ellos han encontrado en la virtualidad, a nivel general, ese compañero que hacía falta en determinado momento. Es por eso que, en la pandemia, por ejemplo, los niveles de suscripción a juegos en redes, las descargas de aplicaciones a nivel virtual en el teléfono, en las consolas, se han elevado. No solamente han sido por el lado negativo, sino que ellos han encontrado en esa vía una forma idónea de poder comunicarse con ese otro joven que de otro modo no podía ver a sus pares en lo presencial. Ha podido desahogarse con un par de Venezuela, con un par de Colombia o del otro lado del mundo; y mientras jugaba le ha ido contando sus cosas. Esto ha servido como desahogo también para el adolescente, para el niño. Ahora, si bien ha tenido esto a favor, también ha desarrollado muchos elementos en contra, en el sentido de que las familias han perdido en su gran mayoría el control sobre el acceso de estos jóvenes y niños a la virtualidad. Es decir, los niños, por ejemplo, han comenzado a ver contenidos que no son aptos para su edad, los adolescentes han comenzado a introducirse en el mundo inclusive de la pornografía, de los juegos violentos. Incluso los niños, que muy sutilmente han ingresado en un mundo de dibujos, pero que tienen un contenido agresivo, violento, muy fuerte”.

Soluciones

El psicólogo destaca el rol que deben jugar las familias y los progenitores. “El tema es complejo, pero pienso que uno de los factores que está incidiendo en esta ola de violencia, si le podemos llamar así, es precisamente la permitividad o tal vez la falta de control de los padres con los hijos que utilizan los medios virtuales. Es importante que los progenitores, más allá de presionar a los hijos con las notas o con la buena conducta, es necesario que se introduzcan en su mundo y empiecen a ver lo que ellos están viendo, que empiecen a escuchar lo que ellos están escuchando. ¿Para qué? Para tener un punto de vista crítico y poder orientar”, concluye.