Boliviano accidentado, conforme con juicio
Un ciudadano boliviano que hace un año perdió un brazo mientras trabajaba sin contrato en una panadería de la localidad española de Real de Gandía, en Valencia (este), expresó ayer su satisfacción por la solicitud del fiscal de seis años de prisión para los dueños de la empresa.
Un ciudadano boliviano que hace un año perdió un brazo mientras trabajaba sin contrato en una panadería de la localidad española de Real de Gandía, en Valencia (este), expresó ayer su satisfacción por la solicitud del fiscal de seis años de prisión para los dueños de la empresa.
Franns Melgar Vargas, de 34 años, que sufrió la amputación de su brazo izquierdo con una máquina amasadora, hizo estas declaraciones tras conocer la víspera que la Fiscalía pide seis años de prisión y seis de inhabilitación profesional para cada uno de los dos hermanos propietarios de la fábrica donde se produjo el accidente.
Los hechos sucedieron en la madrugada del 28 de mayo del 2009 cuando Melgar, empleado de forma «ilegal» desde 2007 en la fábrica, manipulaba la amasadora de espiral, un trabajo que —dice el fiscal— realizaba «sin haber recibido ningún curso de formación ni de preparación y ninguna información de los riesgos que corría», pues la empresa carecía de un plan de riesgos laborales.
La acusación pública considera en su escrito de calificación provisional, conocido la víspera, que los dueños de la panadería, Juan Javier R. y Raúl R., cometieron dos delitos contra los derechos de los trabajadores, uno de ellos en concurso ideal y otro de lesiones por imprudencia grave.
Por cada uno de estos delitos, la Fiscalía pide tres años de prisión y otros tres de inhabilitación, además de 12 meses con una cuota diaria de 15 euros ($us 20) y una indemnización de 132.540 euros ($us 177.600) para la víctima.
El fiscal concluye que los sistemas de seguridad de la máquina se encontraban, desde hacía más de un año, «sin operatividad», ya que «la máquina funcionaba con la rejilla de seguridad levantada». Advierte de que los propietarios de la empresa habían permitido «la utilización de la amasadora sin el enclavamiento de seguridad», circunstancia que podría haber evitado el accidente.