El presidente boliviano Evo Morales encabeza hoy gestiones con sectores sociales para aplacar las protestas por demandas regionales y mejoras salariales que provocaron estos días violencia y la declaratoria de una huelga indefinida en Bolivia.
Morales comenzó una crucial reunión con delegados de diversos sectores de la región agrícola de Caranavi, norte de La Paz, donde los pobladores cortaron durante 12 días una ruta, liberada el fin de semana por la policía con un saldo de dos muertos y una veintena de heridos.
La población de Caranavi exige que Morales cumpla un ofrecimiento de instalar en esa región una planta procesadora de cítricos, con fondos venezolanos.
El dirigente de los productores de coca de Caranavi, Franz Quispe, advirtió al inicio de la reunión que «si (el mandatario) no mantiene su compromiso de instalar la planta, comenzaremos a producir más coca de las 1.000 hectáreas» asignadas a esa región.
Mientras el ministro de la Presidencia, Oscar Coca, partió este martes al altiplano boliviano para intentar convencer a los dirigentes que suspendan una marcha de protesta, iniciada un día antes en demanda de un aumento de salarios superior al 5% ofrecido por el Gobierno.
La caminata, que reúne a unas 300 personas, según medios locales, forma parte de la huelga indefinida llamada por la unitaria Central Obrera Boliviana (COB) la que en sus primeros dos días de vigencia tuvo un escaso impacto.