En 20 años los bolivianos trepan de asalariados a empresarios
Historia. Las tierras pertenecían a los inmigrantes europeos
«Hace 20 años éramos los empleados de los italianos, portugueses y españoles. Hoy la torta se dio vuelta y ahora somos los propietarios de estas tierras», contó a La Razón Benito Mamani, residente boliviano que radica en Argentina hace dos décadas.
Al igual que Mamani, en los partidos (municipios) de Escóbar, Campana, Luján y en las ciudades de La Plata y Chubut, la comunidad boliviana compró terrenos a los inmigrantes italianos, portugueses, españoles y japoneses para producir hortalizas. «Son pocos los compatriotas que aún alquilan terrenos», dijo Mamani.
Argentina se caracteriza por su acogida a inmigrantes europeos. Éstos trasladaron sus tradiciones campesinas y desarrollaron sus conocimientos como horticultores en distintas regiones argentinas, en particular en el área que rodea a Buenos Aires. Españoles e italianos, en los inicios del siglo XX, y portugueses a mediados del mismo siglo, fueron quienes sentaron las bases de la producción de hortalizas en tierra argentina.
Sin embargo, hacia fines del siglo XX e inicios del XXI fue la comunidad boliviana la encargada de explotar la tierra agrícola y convertirse en 20 años en los empresarios de las hortalizas.
«Mi familia y yo llegamos a finales de los 80. Todavía acá (Escóbar) existía el dominio de la comunidad portuguesa, italiana y española; trabajábamos para ellos. Gracias a ese trabajo los desplazamos y ahora somos medianos empresarios del mercado de hortalizas», contó a este medio el paceño Alejandro Yucra (43).
La colectividad boliviana, según Yucra, sufrió ataques de discriminación por parte de los migrantes europeos. «Nos trataban como a sus peones, sólo obedecíamos. Luego, con el sudor de la frente, logramos adquirir los primeros predios», subrayó.
Para Rogelio Flores (36), potosino, la clave del negocio está en el trabajo. «Aprendí mucho de mi padre, soporté abusos e igual trabajé con ganas de llevar adelante el nombre de mi país», afirmó.
Similar situación viven los compatriotas que radican en Luján. «Trabajé como peón de los españoles, me pagaban 300 dólares por mes. Ahorré y cuando tuve el dinero les hice una oferta y aceptaron», contó Rubén Sacaca, potosino que vive en Argentina hace once años y tiene diez hectáreas.
En La Plata, los tarijeños también procedieron a comprar tierras a los inmigrantes japoneses.