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Alcócer y Alave tenían antecedentes intachables

Las esposas, madres y familiares de los cuatro policías desaparecidos en el norte potosino están en La Paz. Lo único que piden a las autoridades es recuperar el cuerpo de sus seres queridos y que no se los señale como extorsionadores y bandidos.

En el caso del suboficial Nelson Alcócer y el cabo Esteban Alave, dos de los más experimentados policías del grupo, sus familias aseguran que el fatal domingo 23 estuvieron en el lugar y momento equivocados.

«La verdad que nuestros esposos llegaron al lugar en el momento equivocado. No es que eran extorsionadores del COA, son policías de Diprove y creo que los comunarios los confundieron», afirmó Fabiola Mendoza, esposa de Nelson Alcócer, quien añadió que su esposo tenía 20 años de servicio en la Policía Nacional. «Estuvo en varias unidades de las institución y tiene un file (archivo) intachable, lo pueden revisar», dijo con seguridad.

El hermano de Nelson también está en La Paz y se encuentra consternado con su desaparición. «Siempre estaba sonriente, era alegre y jovial, buen esposo y padre. No entiendo cómo pudieron asesinarlo, porque eso hicieron a nombre de la justicia comunitaria», sostuvo con indignación.

Fabiola no puede evitar molestarse cuando le preguntan qué hacía su esposo en Potosí, siendo que su unidad es de Oruro. «Él cumplía con su función policial, habría que preguntarles a sus superiores», replicó.

Para Bárbara de Alave, esposa de Esteban Alave, la tragedia es mayor, ya que se encuentra embarazada. «Lo peor es que mi  bebé nunca conocerá a su padre y por algo injusto», señaló. Además, tiene una niña que extraña a su padre y reclama por él. Antes de ser destinado a Diprove de Oruro, Alave trabajó en Seguridad Ciudadana, en la Policía Provincial y en la FELCC.

«Recién hace ocho meses que fue destinado a Diprove de Oruro y cumplía su labor con la mayor responsabilidad, sin nada raro como dicen», aclaró.

Al lado de Bárbara se encuentran el padre y la hermana de Esteban, quienes también sufren por la ausencia de su familiar. «Sólo queremos, al menos, que nos entreguen el cuerpo de mi hijo para darle una cristiana sepultura», dijo con voz quebrada el padre del policía. La hermana no deja de pedir, y hasta implorar, a las autoridades para que gestionen la entrega de los cuerpos.

«Por favor, al señor presidente Evo Morales, al vicepresidente Álvaro García y al ministro Sacha Llorenti, les rogamos que se apiaden de nosotros».

El policía Ramos tenía sólo 2 meses de servicio

Doña Cristina Palluri pasó el jueves el peor Día de la Madre. Su hijo Miguel Ramos, de 20 años, es uno de los cuatro policías desaparecidos y no estuvo con ella para felicitarla. «No tengo qué festejar sin mi hijo, sólo pido que me lo entreguen así esté muerto. Al menos quiero enterrarlo», señaló con resignación.

La madre del joven contó que la última vez que vio a su hijo fue el sábado. «Ese día me ayudó a lavar ropa en la casa y al día siguiente se fue muy temprano», contó.

Se resiste a creer que Miguel hubiera estado involucrado en actos de extorsión o volteo de contrabandistas. «Si sólo estaba dos meses en servicio y ni siquiera conocía el lugar, menos pudo hacer lo que dicen los comunarios», afirmó.

Al hablar con los medios, la señora no deja de rogar a los comunarios del norte potosino, en quechua, que le entreguen el cuerpo de su hijo.

El cabo Cruz fue de los mejores alumnos

Lola Pallarico no tiene consuelo y no para de llorar por lo que le pasó a su esposo y compañero, Rubén Cruz Aruquipa. «Él estaba sólo siete meses en Diprove de Oruro y ahora dicen que era extorsionador. Si yo lo conocía, él no era así. Ahora no sé qué voy a hacer sin él», declara, mientras se seca las lágrimas.

La esposa contó que Rubén fue uno de los mejores alumnos de la Escuela Superior de Policías. «Por eso lo premiaron y lo destinaron a Diprove de Oruro, pero no es lo que dicen en Uncía», sostuvo.

Según la señora Lola, el cabo Cruz no pudo haber matado al taxista, el viernes pasado, en la zona del norte potosino, como reclaman los comunarios de los ayllus.

«Él estaba conmigo hasta el sábado y recién el domingo salió para incorporarse al servicio y hasta ahora no sé de él». Ahora sólo pide que le devuelvan el cuerpo de su esposo.