Heridos en accidentes soportan dolorosas secuelas
Tragedias. El rostro de Guadalupe fue destrozado. Yussef perdió a su madre
Hace seis meses que Guadalupe Monroy ya no es la misma. En ese tiempo fue sometida a un par de cirugías y le esperan al menos tres más para volver a tener el rostro que tenía antes del 19 de enero, cuando el bus en el que viajaba chocó con un camión.
Guadalupe y su hijo Joaquín llegaban de Arica (Chile) a La Paz en un bus de la empresa Pullman. Esa madrugada en la carretera, ya en territorio boliviano, un camión cargado de maderas se había quedado estacionado sin señalización alguna en plena ruta.
«Todos los huesos de la cara de mi esposa se quebraron, una de las cavidades oculares se hundió, el tabique se fracturó y tuvo una serie de lesiones más. Le pusieron láminas de platino», contó a La Razón Óscar Rojas, su esposo.
El bus colisionó de frente contra el motorizado de carga. La escena fue desgarradora. Los troncos, de al menos cinco metros cada uno, se incrustaron en el vehículo por el parabrisas. Los pasajeros que iban adelante perdieron la vida instantáneamente. En total hubo 17 víctimas fatales.
Los golpes causaron un daño severo en la cara de Guadalupe, quien a pesar de los dolores físicos y psicológicos aún tiene fuerzas para contar su historia.
«Estoy mejor que antes, pero no bien del todo. Tuve que estar con psiquiatra y psicólogo, sino no hubiera podido superarlo. Ha sido muy duro para mí todo esto porque me han destrozado mi cara», contó Guadalupe con voz firme.
Ella es una de las personas que fue víctima de un accidente carretero y resultó gravemente herida. En lo que va de este año hubo 136 muertes y al menos 260 heridos.
Tuvo que estar internada por un mes en el hospital Corazón de Jesús de El Alto, pero ahí no terminó su pesadilla. Hace menos de un mes la placa que le pusieron en el rostro se infectó y dañó toda la cara. Fue sometida a una nueva operación en la que los médicos le colocaron otras láminas.
«De eso se recupera actualmente y ayer (miércoles) le hicieron una microcirugía para retirarle un tornillo que se quedó dentro de su cara en una anterior operación», relató Óscar.
La mujer fue la segunda de los 12 accidentados que resultó con más gravedad. Al margen de los daños en su rostro, se fracturó la clavícula y tuvo una fisura en el omoplato. «En la clavícula también le pusieron tornillos y se está recuperando poco a poco», señaló.
«En agosto me harán la operación reconstructiva. Me tienen que acomodar la órbita de mi ojo, colocarán un injerto en mi nariz y me tienen que reconstruir los lagrimales y los sacos de éstos», contó Guadalupe.
Si todas las cirugías y tratamientos psicológicos trajeron para la familia de Guadalupe una serie de preocupaciones, los gastos económicos son una constante angustia para ella y su esposo.
«La empresa aseguradora de Chile (Magallanes) se ocupó hasta cuando salí del hospital. Después se olvidaron de nosotros. Las últimas operaciones corrieron por nuestra cuenta y las que vienen van a tener que ser igual», afirmó Guadalupe. En tres meses se debe someter a una cirugía estética. El accidente de Guadalupe trajo dolor en su familia y hasta ahora persisten las secuelas.
Otro drama. Yussef Panoso (19) tiene una historia similar. Él viajaba en el mismo bus de la empresa Pullman. Ahí falleció su madre. «Anímicamente no estoy muy bien. En mi vida éramos mi mamá y yo, sólo los dos. Ella murió», aseveró el joven.
El joven se encontraba un poco adelante al lado de su madre durante el viaje. «El momento del accidente estaba dormido, no sentí nada. Cuando desperté estaba atrapado en el asiento de adelante, mi mamá también estaba herida. Yo no podía abrir los ojos y además había bastante sangre. Tuve fracturas en mis piernas», relató.
Al igual que Guadalupe, Yussef sufrió diferentes fracturas en los huesos de su rostro. «Me sometieron a una cirugía que duró 12 horas. Me acomodaron placas de platino», explicó.
La víctima asegura no tener ningún trauma para viajar, aunque tiene sus reparos. «Es más, ya hice dos viajes en flota por cuestión de trabajo y no me da miedo. Sí me pongo nervioso porque los choferes manejan como corredores», aseveró.
Al joven le tienen que colocar una ortodoncia para que los médicos le acomoden todos sus dientes y al igual que Guadalupe vive cada día con la esperanza de volver a ser los mismos de antes. «Hay fuerza de voluntad y eso es lo importante», dijo ella.
Cifras sobre accidentes en el país
Muertes en el 2009
La cifra supera las 900
-El año 2009, las personas que perdieron la vida luego de ser víctimas de accidentes de tránsito son 973, según los archivos de este medio y estudios realizados por entidades.
Heridos en el 2009
Por un muerto hay 13 heridos
-Hubo 12.934 personas que resultaron heridas en la gestión 2009 en diferentes hechos de tránsito, tanto de motorizados de servicio público como del particular.
Muertes en este año
Hasta el 30 de junio del 2010
-El número de personas fallecidas en accidentes de tránsito es de 167, según los datos de la empresa aseguradora Illimani. El sector público dejó 141 decesos en las rutas.
Heridos en este año
Del sector público y particular
-La aseguradora Illimani registró del 1 de diciembre del 2009 al 30 de junio de este año 2.124 personas heridas de accidentes de tránsito del transporte público y particular.
Datos de la Paz
Región con más incidencia
-En siete meses, La Paz es el departamento que registra la mayor cantidad de accidentes. Los vehículos siniestrados suman 643, del sector particular y del público.
Coches accidentados
En los nueve departamentos
-El número de vehículos siniestrados, según contabilizó Seguros Illimani, llega a 984; suman 242 para el transporte particular y 742 del transporte público a nivel nacional.
‘Las secuelas vinieron con convulsiones y me da miedo’
Carlos Crespo (23).
Estudiante universitario.
Mi accidente fue en febrero, cuando volvía de Oruro en la flota Aroma. Se volcó. Yo viajaba en el segundo asiento, detrás del chofer, y con el impacto mi cabeza se golpeó con uno de los fierros del techo. Me hicieron ocho puntos, pero después de una tomografía detectaron que tenía otras lesiones. Las secuelas vinieron después de un mes cuando me vino convulsiones y durante unos minutos perdí la memoria. Hasta ahora atravesé por unos cinco de esos ataques y la pérdida de mi memoria. Estoy en constantes tratamientos que corren por cuenta de mis padres. Desde esa vez ya no viajo para nada, me da miedo subirme a las flotas, porque sé que cualquier rato se volcarán o se chocarán.
«Después de 3 años todavía sufro las consecuencias»
Mery Escóbar (58).
Vendedora.
Por favor no quiero acordarme de ese día que fue muy negro para mi familia porque mis dos hijas y yo hemos sufrido mucho. Nunca me voy a olvidar de esos momentos. La flota en la que iba volcó en el puente El Retiro, a 65 kilómetros de Sucre. El chofer manejaba con exceso de velocidad y además había consumido bebidas alcohólicas. Después de tres años del hecho todavía sufro las consecuencias. El momento del accidente me desmayé y fui trasladada al hospital Betanzos. Me llevaron a Potosí porque presentaba hemorragia interna. Todavía me duele la espalda, no puedo estar sentada, ni echada y cuando estoy parada mis pies se cansan y me duelen. Me operaron tres veces de mi ojo.
‘Mis padres murieron en un accidente el año 2007’
María Juchani (20).
Secretaria.
Recuerdo que el 27 de septiembre del 2007, mis padres me dijeron que irían al matrimonio de mi prima en Cochabamba, abordaron el bus de la empresa El Dorado a las 23.15. Al día siguiente llamé al celular de mi papá para saber cómo habían llegado, nunca contestaba su celular. Estaba en cuarto medio. Al mediodía me contaron que vieron en la lista de fallecidos los nombres de mis papás, Juan Juchani y María Gutiérrez. Fue un golpe muy fuerte, pero lo peor fueron las secuelas. Mis papás sacaron un préstamo de $us 15 mil y la casa estaba hipotecada. Tenemos una deuda muy fuerte, yo me metí a secretariado y ahora trabajo en la Alcaldía. Estamos a punto de perder mi casa.
‘El daño físico pasó, pero me quedaron los traumas’
joven de El Alto (19).
Estudia Ingeniería de Sistemas.
Yo estaba al lado de la ventana. Regresaba de Oruro con mi amigo. No me acuerdo nada de ese momento porque estaba dormido. Minutos antes sentí que el chofer de mi flota tocaba la bocina cada rato. Cuando de pronto sentí como unos mareos y las personas empezaron a gritar mucho y de pronto sentimos nomás que el (vehículo) se volcó. Por agarrarme de algo me golpeé la mano y las piernas también. Después del accidente ayudé a mi amigo a salir porque él tenía una herida en la cabeza. Me fracturé mis dedos (meñique y anular) de la mano derecha. Hasta ahora están adormecidos. El daño físico pasó, pero me quedaron traumas. Ya no quiero subirme ni a los micros ahora.