El transporte en los minibuses prescinde de los ‘voceadores’
La Paz. Los choferes aseguran que no pueden mantener el costo de un ayudante
El inconfundible grito de «Ceja…Ceja ..Ceja … a 1,50» ya no se escucha en la Pérez Velasco. Tampoco el «nadies» como confirmación de que ningún pasajero se quedará en la esquina. Los voceadores son una especie en extinción y las causas son la crisis económica y los nuevos horizontes de los jóvenes.
La ausencia de los ayudantes que cobraban y anuncian las rutas de los minibuses es más evidente en el centro de La Paz. Ahora son los pasajeros los que deben abrir las puertas corredizas de los minibuses y los conductores prefieren llevar monedas fraccionadas para dar el vuelto de los pasajes.
Mario Candia Zenteno, conductor del sindicato de Transporte Eduardo Avaroa, dijo que los jóvenes (voceadores) quieren ganar más. «Como el pasaje no subió, tampoco se les puede aumentar. Ése es nuestro problema». Explicó que antes ganaban 30 bolivianos, ahora piden 50 bolivianos.
«Evitamos tener al voceador para llevarnos algo más de renta. Además, no son muy honrados, siempre te jalan unos cinco bolivianos por vuelta», dijo al considerar que hacen cuatro recorridos y obtienen entre 300 a 350 bolivianos al día.
Pero el costo no es el único problema. Los conductores coincidieron en que muchos voceadores no tienen la limpieza adecuada, producen mucho ruido y los usuarios se molestan con ellos. Eduardo Ramos, conductor del sindicato Avaroa, dijo que otro de los problemas es la ausencia de los muchachos. «Antes venían muchos jovencitos de 15 a 25 años. Pero ahora se fueron al exterior para ganar más. Hace varios años, incluso, los fines de semana trabajaban por comida».
No sucede lo mismo con los minibuses que hacen el recorrido de La Paz a la ciudad de El Alto. Hugo Calderón, conductor de la línea 265, aseguró que en su sindicato es imprescindible llevar a un ayudante. «Los pasajeros sueltan la puerta (corrediza) y se destroza. Además, si no anuncia el remate (de pasajes) en la Ceja (de El Alto) los pasajeros no suben». Por esta razón, indicó, la mitad de los voceadores son familiares del conductor.
Uno de los agentes de parada del sindicato 18 de Diciembre que va a El Alto, Sixto Tito, dijo que los que no tienen voceadores sacan a sus esposas. «Verán que las señoras salen incluso con sus niños y eso se debe a que no hay jóvenes». Sin embargo, indicó que la situación cambia cuando hay vacaciones invernales o de fin de año cuando vienen muchos estudiantes.
Candia declaró que los minibuses que van a El Alto «en la mañana o a mediodía aumentan el precio del pasaje. Nosotros (en La Paz) no podemos hacer eso. Es 1,50 y nada más».
Ángel Ticona, de 18 años, es de los pocos que quedan, dijo que desde hace dos años trabaja como voceador. «Dejé el estudio, pero necesito dinero para seguir adelante. Mi papá nos dejó y vivo sólo con mi mamá», afirmó antes de gritar «Ceja…Ceja….Ceja… a 1,50….Ceja……Ceja …..a 1,50».
Una labor única en la ciudad
-Los voceadores no ocupan un asiento y se paran al lado de la puerta corrediza de los minibuses. Muchos de los usuarios que van en el asiento continuo se quejan por la falta de espacio y la incomodidad que generan.
-Incluso los choferes de minibuses de 11 pasajeros reciben tres usuarios adicionales a la capacidad del vehículo. Ellos se sientan en el espaldar de la primera fila.
-Los voceadores tienen la función de abrir y cerrar las puertas corredizas, cobrar pasajes y decir las rutas.
El trabajo de los ayudantes no tiene una regulación
El viceministro de Defensa del Consumidor, Fernando Fuentes, informó de que no existe una norma que regule el trabajo de los jóvenes voceadores.
«Hay que trabajar una norma integral que esté dirigida a la seguridad del usuario, en cuanto se refiere al estado del bus, microbús o minibús. Hay que garantizar, sobre todo, comodidad y limpieza», declaró la autoridad. Indicó que realizará un recorrido para verificar la ausencia de los voceadores y, después de ello, evaluará el tema.
Sin embargo, adelantó que en «horas pico», de mayor afluencia de las personas como en las mañanas, a mediodía o en las noches, el servicio de los voceadores es normal. «Por la competencia que existe», dijo y porque también son necesarios para cobrar los pasajes y ayudar a abrir las puertas corredizas de los minibuses de 14 pasajeros.