El dueño del predio en Yungas es liberado y la Policía no interviene
Conflicto. Jorge López desmiente haber disparado un arma
Jorge López Videla, quien permaneció retenido en una localidad yungueña debido a un incidente con comunarios que lo expulsaron de su propiedad, fue liberado luego de la firma de un compromiso. Negó haber disparado un arma. La Policía dice que no intervendrá.
«Salimos libres con un acta de compromiso que nos obliga a desalojar mi propiedad», dijo López a La Razón, ayer por la mañana cuando retornó a La Paz desde Santa Bárbara a 13 km de Coroico (Nor Yungas).
Elsa López, la esposa, relató que cuando se enteró de que el fiscal de Coroico, Juan Villarroel; y el oficial mayor de la alcaldía, René Valencia, fueron al lugar, se dirigió hasta Santa Bárbara para negociar la liberación de su esposo.
«Llegamos al lugar y él estaba rodeado de los comunarios. Fue golpeado y amenazado. Después de negociar y de firmar un acta en la que nos obligan a dejar nuestras tierras a la comunidad, todos fuimos liberados», contó.
La familia López lamentó la falta de ayuda de las autoridades, pese a que denunció la acción hostil de los comunarios desde hace meses. Félix Segales, comandante Departamental de la Policía de La Paz, informó de que la institución no intervendrá en el caso porque se trata de un problema legal por la propiedad. «Es para evitar entorpecer las negociaciones», dijo.
Jorge López aseguró que tiene en orden todos los papeles que certifican que es el dueño de las 58 hectáreas del terreno. Sobre el incidente, dijo que no disparó a un campesino como se denunció ni quemó los árboles de la propiedad. «Jamás disparé una bala de esa pistola. Lo que pasó con ese comunario fue que me defendí porque estaban agrediendo a mi esposa, entonces le di con mi puño en su nariz. También debo decir que el fuego no fue un autoatentado como dicen», afirmó.
Según el propietario, los comunarios quemaron gran parte de los 100.000 cipreses que plantó en su terreno. «Aún estaban creciendo. Ahora, si quieren que me vaya de la región que me paguen por las tierras porque estoy en ese lugar hace 23 años. Por el momento no volveré al lugar por seguridad», dijo.
Antes de su liberación, se le obligó a pagar la curación del comunario herido. Los comunarios se quedaron con la pistola y otros objetos como un fusil de caza. López admitió que no tiene permiso para portar armas.